Capítulo 5

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Iris

Cuando le empecé a contar todo esto parecía tan interesado, que me sentí extrañamente cómoda con el. Sentí una confianza que no había sentido antes.

Se veía tan bien con su pelo rojo alborotado, sus ojos verdes con las pupilas dilatadas y una camisa de la banda "Two Door Cinema Club".

Cuando inesperadamente se acercó para abrazarme, me llegó el olor de su colonia, olía a un árbol en específico, inhale hondo hasta que supe que olía a pino, era un olor realmente agradable.

Sentí una gran punzada en mi corazón que nunca había sentido antes, no se como describirlo pero era realmente diferente a cuando me sentía feliz.
No se si era porque era de los primeros amigos que tenía o realmente había algo.
Estaba tan perdida en su abrazo pero un estúpido ruido me sacó de mis pensamientos y nos separamos rápidamente.

Me quedé quieta por unos segundo, hasta que me di cuenta que estaban tocando mi puerta.

<<maldita sea>>

Nunca en mi vida, alguien había llegado a tocar a mi puerta en la noche, debía ser algo importante.

—Tienes que irte ya—le dije susurrándole.

—Me puedo esconder, no tengo tiempo para salir.

—No, en serio deberías irte.

—¿Esperas que vuele o qué?

—¿!LUCA?¡ no es momento de bromas, métete abajo de mi cama.

Luca obedeció, aunque no pareció muy contento de la situación.
Estaba apunto de abrir la puerta, hasta que escuchó el sonido de unas llaves y su mamá la abrió de golpe.

—Mamá, ¿que estás haciendo?

—¿Por qué estabas hablando con alguien?—me preguntó con los brazos cruzados.

<<MIERDA, MIERDA ,PIENSA>>

—Es que...—

<<El vecino que no dejas que se junte conmigo se coló en mi habitación y me estaba abrazando>>

<<Gracias conciencia>>

—¿Es que qué?—me preguntó molesta.

—Últimamente he tenido insomnio y me cuesta trabajo dormir y cuando hablo sola me ayuda a quedarme dormida.

<<Te salvaste>>

Mi madre se quedó observando mi habitación, tratando de encontrar algo que estuviera mal, pero cuando vio que no había nada, me dio una última mirada con sus ojos de enojada y azotó la puerta.
Se veía que seguía realmente enojada conmigo.

—Ya puedes salir—le dije a Luca.

Mientras Luca salía de la cama, le abrí la ventana y le dije.

—Creo que deberías irte, pero en serio gracias por todo.

Luca empezó a salir por la ventana, pero antes de que pudiera saltar me dijo.

—Iris, no quiero sonar raro, pero en serio qué algo raro está pasando, hay algo que está pasando y necesitamos saber que es.

Y eso es exactamente lo que iba a hacer.
Había muchas cosas que no entendía.
Los gritos del bosque, mis padres y porque no me sentía en casa.

                          ***
Estuve despierta toda la noche, tratando de tener un plan y lo único que se me ocurrió fue visitar a mi abuela, era la única que me podía dar respuestas.
Hice mi rutina de siempre y bajé para contarle a mis padres la idea, suponía que si me dejarían ir, ya que hace un tiempo que no visitaba a la abuela.

—Mamá, estaba pensando en pasar el fin de semana en casa de la abuela.

Me seguía viendo con sus ojos de enojada y se podía sentir la tensión en el aire.
Hasta que por fin me respondió.

—No me parece una mala idea, te llevaré en la tarde.

—Estaba pensando en caminar hacia allá, solo son 10 minutos.

—No.

<<¿Disculpa?>>

—¿Por qué no?

—Desde la última vez que rompiste una de nuestras reglas, ya no confío en ti.

<<Ahora si que iba a explotar>>

—Mamá desde que tengo memoria no he desobedecido a ninguno de ustedes, como no puedes tenerme confianza.

No les voy a mentir, realmente me dolía que dijera eso.

—Iris, no insistas más, te llevo yo o tu padre, decide.

Iba a decir algo pero en el sótano se escucharon los ruidos qué hay cuando mi papá se encuentra ahí, eran realmente escalofriantes.

—¿Qué animal cazó esta vez?—le pregunté curiosa.

—Un ciervo—me respondió rápidamente.

                           ****
Íbamos caminando por un sendero que daba a la casa de mi abuela.
Ya estaba anocheciendo y todavía no llegábamos, mi padre se había tardado en el sótano más tiempo de lo normal y salimos muy tarde.
Todo estaba muy silencioso ya que las cosas seguían incómodas y decidí sacarle un poco de plática porque ya no aguantaba el silencio.

—Tardaste mucho tiempo en el sótano.

—Lo sé, es que el jabalí de hoy, me costó trabajo.

<<¿jabalí? mi madre había dicho que era un ciervo>>

Me quedé callada intentando juntar las piezas en mi cabeza pero en eso vi la casa de mi abuela a unos pasos.
Tocamos la puerta y mi abuela me recibió con un grande abrazo.
No se porque cuando me abrazo, me solté y empecé a llorar en su hombro.
Ella siempre me había entendido desde que era pequeña y en serio necesitaba un abrazo de ella.

—¿Qué te pasa cariño?—preguntó preocupada.

Ni siquiera sabía explicarle lo que sentía y no quería que mi padre escuchara mi conversación con ella y mi abuela pareció entender la indirecta y le dijo a mi padre.

—¿Podemos hablar un momento?

—No tengo tiempo—le respondió molesto mi padre.

—Solo serán unos minutos.

Los vi alejarse hacia el piso de arriba, mientras me senté en el sillón.

<<Escucha la conversación>>

<<¿Y si me descubren?>>

<<Podrías sacar información>>

<<Bueno, está bien>>

Empecé a subir las escaleras, tratando de no hacer ningún ruido y me acerqué a la puerta de la habitación en donde se encontraban.
Pegue mi oreja a la puerta.

—¿Sabes? en algún momento se va a enterar, no pueden seguir haciendo eso.

—Ella no tiene porque enterarse, no estamos listos para renunciar a ella.

<<¿Qué?>>

—No sabes lo que dices.

—!!YA ME CANSE DE QUE PIENSES QUE PUEDAS MANDARME¡¡

Quise escuchar más hasta que escuché los pasos viniendo hacia la puerta.

<<Mierda>>

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