Capítulo 2

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Toqué la puerta de la casa de los vecinos Fiorelli ,creo que nunca había visto a mis papás tan molestos por una cosa tan sencilla.

-Bienvenidos- nos dijo la señora que se encontraba atrás de la puerta.

Era igual a Chiara y a Luca, tenían las mismas facciones y el pelo rojo, lo más seguro es que su padre tuviera los ojos verdes.

Pasamos por la puerta y lo primero que sentí es esa vibra de que estás en un hogar cálido.
Mi casa nunca tenía esa vibra, ya que la mayor parte del tiempo se encontraba sola.
Mis padre se tomaba muy en serio su trabajo y a mi madre le gustaba ayudarle la mayoría de las veces.

-Pónganse cómodos- nos invitó a sentarnos en la mesa donde ya se encontraban los demás.
Casualmente me tocó al lado de Luca.

Mis padres se sentaron junto a mi.

-No nos hemos presentado correctamente, Yo soy Marie y él es mi esposo Enzo.

-Mucho gusto- respondió mi padre, tratando de sonar lo más amable que pudo.

-¿Son de Italia?- fue lo primero que preguntó mi madre.

-Creo que es bastante obvio por nuestros nombres, ¿verdad?- respondió riendo.

La plática siguió entre ellos, mientras yo platicaba con Chiara y Luca.

Me habían contado que habían decidido mudarse por un tiempo para poder estar tranquilos.
Llevaban tratando de convencerme para acompañarlos al bosque en la noche.

-Iris tú conoces el bosque mejor que nosotros-me dijo Luca.

-Como ya se los dije, mis padres no me dejan salir después de las 10.

-Te puedes salir por la ventana, nosotros te esperaremos ahí.

-Está bien, solo por un rato.

Aplaudieron los dos emocionados.

La cena terminó y todos nos despedimos.
Luca se acercó a mí para despedirse, tratando de darme un abrazo pero yo le di un beso en el cachete.
Solo vi como se empezó a reír y me alejé lo mas rápido que pude.

¿Cómo Luca podía hacer que me sonrojara tanto?

                           ***
Ya me había despedido de mis papás y era hora de salir, no les voy a mentir, si tenía miedo, si mi madre se llegaba a enterar, no me dejaría salir de mi cuarto nunca más.

Me puse mis zapatos y empecé a abrir la ventana.

Ahí estaban Chiara y Luca esperándome.

Empecé a bajar tratando de pisar los lugares en donde se viera firme.

-Ten mucho cuida..- me dijo Luca pero en eso sentí como caía fuertemente en el piso.

Empecé a escuchar una risa, obviamente era la de Luca.

-LUCA, deja de reírte- le reprochó Chiara molesta.

-Mierda, perdóname Iris, deja te ayudo a levantarte.

Entre los dos me ayudaron a levantarme y a ver si estaba bien.

-Iris, estás muy flaca para tener dieciséis, deberías de comer más.

-Solo cállate ya y camina.

                                   ***
Estuvimos caminando por un rato hasta llegar al lago que quería mostrarles.

-Es hermoso Iris.

-Lo sé, es un buen lugar para venir a pasar el rato ya que aquí no hay muchas cosas que hacer.

-Deberíamos venir más seguido- dijo Luca.

-Opino lo mismo que Luca- contestó Chiara.

-Si, pero no en medio de la noche, si mis papás se enteran que salí, me meteré en grandes problemas.

-¿Tus padres son muy estrictos verdad?.

Hice una mueca de mientras que pensaba mi respuesta.

-No quiero decir que sean estrictos, es solo que no les gusta mucha la gente.

-Se nota- dijo Chiara.

-Lo sé, es por eso que toda mi vida llevo aquí, solo quiero cumplir dieciocho para poder largarme de aquí.

-Estoy seguro que Italia te encantaría- me miró Luca intensamente.

No sabía que responder y antes de que pudiera responderle, Chiara me salvo preguntándome otra cosa.

-¿Y a qué escuela vas?

-Mi madre me estudia desde casa.

-Eso es raro- dijo Chiara.

Antes de que pudiera reprocharle algo, escuchamos unos gritos que venían de lejos.

-¿Qué fue eso Iris?.

-No lo sé, muchas veces se escuchan gritos por la noche, pero como no estoy acostumbrada a salir a esa hora pensé que era producto de mi imaginación.

-Pues no es de tu imaginación, se escucharon muy reales- dijo Chiara.

-Sabia que este bosque tenía algo extraño y nosotros vamos a averiguarlo.

-No se si sea buena idea, podría ser peligroso-  le respondí con miedo.

-Si nosotros no lo hacemos, nadie lo va a hacer, somos los únicos que vivimos aquí.

Y por un instante supe que el podía ser la salvación.
Mi salvación.

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