¿Quién se enamoró de ella?
Desde hace un tiempo, Jennie Kim ha estado recibiendo tarjetas de amor, ¿Pero de quién?
Esa era una buena pregunta.
Habían dos opciones validas, y su grupo de amigas y ella buscarían la respuesta.
¿Por qué?
Porque tal vez...
— ¿Qué te dijo? Ya le preguntaste ¿No? — El chico estaba desesperado por alguna respuestas a la única preguntas responsable de su mal sueño de esa noche.
— Cálmate, madre mía. — Buscó relajarlo. — Dijo que no tiene novio, lo que estás sintiendo ya es obsesión. — Empezó a reír, pero al otro no le daba una pisca de gracias. — Supongo que ya tienes la carta de hoy ¿No?
Dejó caer su mochila y así poder abrirla con facilidad dejando ver una carta de un color celeste casi blanco.
— Claro que si, ¿Por quién me tomas?
— Eres responsable para esas cartas, pero siempre te olvidas tus tareas y tus exámenes.
Eso si dolió, pero no se iba a quedar atrás.
— El amor es más importante que tareas y cosas así. — Se cruzó de brazos totalmente ofendido por lo que su amigo le dijo. — Además tengo la beca por ser uno de los mejores del equipo de Basketball, así que...
El timbre sonó, debía darse prisa si quería poner la carta en el casillero de Jennie y tener mucho cuidado ya que es algo difícil de que en medio pasillo no se den cuenta de nada, sin embargo, esperaría a que muchas personas pasaran por ahí, él se escabulliría como siempre y pondría la carta entre las rejillas del casillero antes del receso.
Fácil.
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Iba a empujones por los pasillos, en verdad quería ver la nueva carta de ese día, mas no era sencilla ya que las personas iban rápidamente en dirección contraria.
¿Porqué hay tanta multitud?
Ah, cierto, hoy daban hamburguesas en el comedor con papas fritas.
Ella no había podido desayunar ese día por lo tarde que se le había hecho, moría de hambre, pero por alguna razón, ver esa carta era más importante que todo.
Después de unos minutos por fin había llegado a su destino, uno muy difícil de alcanzar por cierto.
Abrió su casillero con emoción dejando caer un papelito color celeste cielo. Una sonrisa se reflejó en ella quien no dudó en agacharse para tomar la carta y leerla por fin.
"Querida Jennie.
Ayer escuché a tus amigas y a ti hablar en el comedor, tal vez te preguntarás por que no me acerqué a ustedes, y es que si lo hago tan rápido todo lo que hago ahora no tendría sentido en lo absoluto, hasta tengo en mente no decirte quien soy y guardarme este secreto hasta mi tumba, pero sería el hombre más feliz por la simple razón de que tú supieras mis sentimientos hacia ti, no me importa que tal vez tú nunca sepas quien soy yo.
Te amo con toda mi alma y no dudes que este sentimiento nunca se extinguirá.
