Capitulo 16- Las vueltas de la vida (Parte 1)

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Solía decir el abuelo de Eva, que en paz descanse, aquello de que "la vida suele dar muchas vueltas", una forma de expresar que nuestra existencia nunca estaba tranquila y siempre podían surgir imprevistos que lo cambiasen todo. Podría ser solo un mero dicho popular de esos que a los jóvenes no impresiona demasiado, pero, viendo con perspectiva como había ido todo desde el día que la convirtieron en nocturna, la chica llegó a la conclusión de que el hombre tenía mucha razón.

Frente al espejo, se miraba por enésima vez, fijándose en todo lo que había cambiado. La piel pálida, los brillantes ojos verdes, esos colmillos bien afilados... No podía creer todo por lo que había pasado ni tan siquiera lo que había vivido, como en un periodo tan corto de tiempo había devenido de una existencia normal a una situación que, como mínimo, tan solo podía calificar de alucinante. No resultaba imposible de explicar, desde luego, aunque sí que resultaba increíble de creer.

Terminó de arreglarse. Llevaba una indumentaria muy simple para esa noche. Camiseta de manga corta negra, pantalones blancos y camisa blanca. No era gran cosa, pero lo bastante formal para no llamar la atención y pasar desapercibida. Junto con unas botas marrones, tuvo claro que ya estaba lista para hacer el trabajo que le pidieran hoy. Revisó en la cómoda y halló la pistola, esa que tendría que llevar en su nuevo cargo. Un poco de ansiedad inundó su interior. No se acordó de que la llevaba encima cuando lo de Sebas, un terrible error que ni se podía explicar. Más le valía hoy tenerla en mente cuando hiciera su labor, por su bien.

La cogió y se la colocó otra vez en la parte derecha del pantalón, a la altura de la cadera. Guardó el cañón bajo el filo de la prenda, haciéndolo como si esa acción tuviera un gran peso para ella. Eva se volvió a mirar frente al espejo, aunque solo por un momento. Seguía sin creer en lo que se había convertido, aunque ya lo había asumido como algo normal. Se había acostumbrado por completo a esa situación.

Hoy era una noche importante, pues sería parte de la seguridad que tendría que vigilar la fiesta que Lucila había organizado. Por lo que había oído, se reuniría con un importante promotor para crear nuevas edificaciones en terreno propio todo, por supuesto, tras pagar una gran cantidad de dinero. Tambien irían otras personas importantes como un banquero, una modelo, un par de futbolistas de un equipo regional e, incluso, una famosa celebridad de Internet, Mario Power, un popular youtuber e influencer. Desde luego, si su jefa pretendía ser discreta, no lo estaba consiguiendo.

Se dirigió al baño para arreglarse un poco más. Peinó su corta melena pelirroja mientras no dejaba de pensar en lo movida que habían sido estas dos noches previas. Pasó casi todo el tiempo en casa, estudiando una serie de documentos que le mandó Gabriel. Eran cinco en total y contenían amplia información sobre los nocturnos y la Sociedad. Su jefe le dejó bien claro que eran archivos importantes y que si se enteraba de que los habían filtrado, se la cargaría sin dudarlo. Desde luego, era bastante categórico con sus intenciones. Eva revisó cada documento, pero venían tantas cosas sobre la historia de la Sociedad que se acabó hartando. Ni siquiera saber que la creación de la misma vino tras un gran conflicto con el mismísimo Drácula la animó a continuar estudiando. En vez de eso, se centró en el Código Nocturno.

Había escuchado alguna norma perteneciente al Código antes, mencionada por Corso, Lucila u otro nocturno, pero nunca le habían explicado todas por completo. Le sorprendía que nadie lo hubiera hecho, teniendo en cuenta lo importante que era acatarlo al ser algo creado para preservar la existencia de seres como ellos. Siendo una completa desconocedora de ese mundo, podría haber cometido algún error que delatara la presencia de vampiros en el mundo humano y, de hecho, estuvo a punto de hacerlo en varias ocasiones. Como nadie había reparado en eso la dejó perpleja. Demostraba que la Sociedad no era tan cuidadosa como aparentaba y, si no los habían descubierto todavía, era por pura suerte.

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