Capítulo 20- Frágil alianza (Parte 2)

72 6 15
                                    

—Cla... ¿Claudia? —Eva estaba desconcertada por completo.

La sonrisa que se dibujó en el rostro de la nocturna punki reflejaba a la perfección lo mucho que estaba disfrutando del susto que le acababa de pegar. Tenía toda la pinta de que para ella esto no era más que un juego, pero Eva, con todo lo vivido, no podría estar más tensa.

—¿Te he asustado? —Su voz no podría sonar más jovial— Solo pretendía hacer una entrada vistosa y llamativa.

—¿A eso lo llamas vistosa y llamativa? —habló perpleja Eva— ¡Si casi consigues que me cague encima del susto!

Claudia sonrió con cierta malevolencia. Parecía una chiquilla revoltosa que acabara de cometer una trastada.

—Vamos, solo me quería divertir un poco a tu costa —respondió resuelta—. No te lo tomes tan a pecho.

No supo ni que decir, aunque lo que más la desconcertaba era que demonios pintaba ella en un sitio como este. No la había visto en semanas y, de repente, aparecía como por arte de magia en territorio de los Vampiros libres, lugar donde menos podría ser bienvenida, teniendo en cuenta que estaba asociada con Lucila.

—¿Qué...que haces aquí? —preguntó desconcertada por completo.

A Claudia aquella cuestión no parecía pillarla por sorpresa. De hecho, era bastante predecible que Eva la hiciese.

—Me habían dicho que hoy habría reunión en este sitio y decidí pasarme para ver que se cocía —respondió con aire resuelto.

A continuación, se levantó de las escaleras y fue hasta Eva, quedando justo a su lado. Miró a cada extremo de la callejuela y luego, se volvió hacia ella. La pelirroja tembló un poco intimidada ante esa actitud tan vigilante y desenfadada.

—Veo que las cosas se han liado bastante —comentó sin más.

Eva recobró el sentido al oír esas palabras. Parecía que Claudia quería hablar y eso la relajó, aunque no llegaba a entender del todo porque se hallaba tan nerviosa. O bueno, si lo sabía, pero prefería no pensar en ello.

—Si tú supieras... —murmuró intranquila.

—Ya, me contaron que estuviste en la fiesta cuando el ataque tuvo lugar —habló Claudia con cierta preocupación—. Debió ser terrible.

—No te haces a la idea. —Eva no podía hallarse más atemorizada al hablar de ese evento.

—Al menos, estás bien y salvaste a Lucila.

Cuando dijo eso, la miró y no podría sentirse más arrepentida por hacerlo. Una dulce sonrisa se enmarcó en el rostro de Claudia, dándole un toque tan hermoso y armónico que contrastaba mucho con el aspecto agresivo de los piercings y los tatuajes que adornaban su cuerpo. Resultaba tan contradictorio como atrayente.

—¿Y tú...donde has estado todo este tiempo? —sintió como comenzaba a perder la compostura por culpa de la nocturna punki.

Claudia carcajeó un poco. Fue una risa suave, como la que se echó la última vez que se encontraron, y le resultó agradable. En cierto modo, le resultaba cada vez más agradable en muchos aspectos, pese a que seguía provocando una gran tensión entre ambas.

—Por ahí, dando vueltas. Un día en el territorio de los Vampiros libres, al otro por alguna barriada de mala muerte o en el centro, acechando en las discotecas a chicas incautas. —Carcajeó de nuevo al decir esto último— No me enteré de lo que estaba pasando hasta unos días después, cuando estuve de visita por aquí y me lo contaron todo.

—Pues te libraste —le comentó Eva—. No sabes lo duro que resultó. Murió mucha gente.

—Sí, sé que Bea palmó —Eva se quedó un poco extrañada al oír ese nombre, aunque no tardó en recordar que se refería a la compañera de la inefable Rocío—. Una pena, estaba bastante buena.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 08, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mar de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora