Kimetsu no Yaiba one shots (pedidos abiertos)

Iguro Obanai (1)

Palabras: 667

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Las lágrimas no dejaban de parar, por más que quisiera no podía. Sanemi, mi mejor amigo, me abrazaba mientras daba pequeños masajes en mi espalda mientras yo lloraba ocultando mi cabeza en su pecho.

Sanemi- ¿Ya vas a decirme lo que tienes?- preguntó con una voz más seria, pues no lloraba a menos que haya sido algo realmente triste o doloroso.

Saqué un pañuelo de la cajita que el peliblanco había puesto en la mesita de enfrente para limpiar el moco de mi naríz y por fin contarle.

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Había ido al hospital para que me dieran los resultados de mis estudios, habían pasado sólo 3 días pero sentí que era una eternidad para que al fin fuera con la doctora.
Ella me dió los papeles con una gran sonrisa y al abrirlo solté un pequeño grito de felicidad abrazando a Shinobu, mi doctora de confianza.

Salí corriendo de ahí para ir a la casa que compartía con mi esposo de hace 4 años, Iguro. Llegué rápido, pues no era tan lejos así que no perdí más tiempo. Decidí no hacer ruido para hacerle una sorpresa, dejé las llaves en la mesita al lado de la puerta, colgué mi abrigo en el perchero y subí las escaleras con sumo cuidado.
Estaba apunto de abrir la puerta del cuarto hasta que escuché la voz de mi esposo y otra más. No puede ser.

- Te amo Iguro- habló la voz femenina

- yo igual te amo hermosa- de ahí se escuchó cómo se besaban.

Igual te amo

Te amo

Te

Amo

TE AMO.

Abrí la puerta de una patada espantando a los que estaban dentro, ahí pude verlo junto a otra chica.

- TN, ¿Qué haces aquí?

- cómo que qué hago aquí Obanai- lo miré furiosa- yo debería preguntar qué hace aquí esa cualquiera

- ¿Disculpa? Yo soy la novia de Iguro-kun

- así que novia eh- dí una pequeña risita- ¿Desde hace cuánto?

- 1 año

- un año- susurré- un maldito año, UN PUTO AÑO DESPERDICIADO- grité mientras golpeaba la pared- no, no sólo un año, todos los años de conocernos se fueron a la mierda por acostarte con ella.

- TN, cálmate- se levantó cubriéndose con las sábanas- déjame explicarte- quiso agarrar mi mano pero lo aparte de un manotazo y aparte una bofetada

- quédate con ella, yo me largo- iba a irme pero me acordé de los resultados- oh claro. No volverás a ver a tu hijo.

- acaso...- decidí no escucharlo así que bajé rápidamente al primer piso para agarrar mi bolso, mi abrigo y salir de ahí sin escuchar sus gritos.

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- ese idiota me va a escuchar- se iba a levantar del sofá pero lo agarré de la camisa para que se sentara de nuevo

- no vale la pena Nemi- dije en un hilo de voz- no quiero volver a verlo jamás

- entonces vive aquí, conmigo.

- no puedo, has hecho mucho por mí

- ¿Y qué? Quiero ayudarte mucho más, en todo lo que necesites

- muchas gracias- lo volví a abrazar y él dejó un beso en mi frente. Hubiéramos seguido así si no hubieran tocado la puerta.- es él- susurré

- tranquila, no dejaré que te haga nada.

Se levantó del sofá y fue a abrir la puerta encontrándose con el de ojos bicolor.

- ¿Y TN?- preguntó

- no necesitas saberlo así que lárgate- iba a cerrar la puerta pero el contrario se lo impidió

- vamos Sanemi, necesito hablar con ella, somos amigos

- primero: ya no soy tu amigo así que déjate de estupideces y segundo: ella no hablará contigo. Eres un idiota que mandó al caño todos estos años en que se conocieron. Ahora vete al demonio- le cerró la puerta en la cara.

- gracias

- no necesitar agradecerme, se lo merecía- sonrió- ¿Qué vas a hacer?

- tal vez me vaya de aquí y viva con mi hijo

- entonces yo también iré

- ¿Qué?- lo ví atónita

- te dije que te ayudaría en todo, y te voy a ayudar con tu hijo- me agarró de las manos- mañana nos iremos de aquí