Kimetsu no Yaiba one shots (pedidos abiertos)

Uzui Tengen

Palabras: 749

Pedido por: arale-chan

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El peliblanco estaba malherido y no podía seguir peleando.

Él, junto a los tres amigos y sus esposas habían ido a investigar al distrito rojo.

Después de descubrir a la sexta luna empezaron a pelear. En un principio el pilar llevaba la delantera, pero después Gyutaro le dió veneno.
Tal vez eso no lo había derrotado como tal, pero sí debilitado.

El demonio le arrojó su arma con la intención de matarlo, incluso sus esposas se pusieron frente a él para defenderlo, pero no pasó nada.

Al abrir los ojos, se encontraron con una chica peli(c/c). Ella había desviado el arma chocando con una casa.

- TN...- susurró el peliblanco

- mucho que no nos vemos, Uzui

- ¿Quién es ella?- preguntó una de las esposas, Makio

- éramos amigos de la infancia- explicó- hacíamos varias cosas juntos hasta que un día desapareció. Pasaron lo años y supimos que había muerto... O eso pensamos. Nunca imaginé que se había convertido en demonio.

- ah~ tu piel es hermosa y sin ninguna cicatriz- habló el demonio- pero nadie puede ser más hermosa que mi hermanita

Lanzó de nuevo sus armas hacia ti, clavándose una de estas en tu brazo.

- tu veneno no es nada contra mí, idiota- reíste

- hija de...

Y así siguieron peleando hasta que Tanjiro se les unió para acabar con los demonios.

Cuando por fin les habían cortado la cabeza fuiste con tu amigo quién estaba siendo "quemado" por un demonio más pequeño.

- ¿Ya estás mejor?- preguntaste frente a él

- he estado mejor- bromeó- ¿Y tú?

- bueno, puedo curarme, así que estoy bien

- ¿Por qué no me dijiste que eras un demonio?

- te recuerdo que eres un pilar, y tu misión es matar a los de mi especie

- ¿No pudiste al menos mandarme una carta?

- Uzui, ya no puedo hablar contigo. Tengo miedo a perder el control y ve tú a saber qué le haré

- entonces hablemos con el patrón, él le perdonó la vida a Nezuko y cuando sepa que nos salvaste podrás vivir con nosotros.

- ¿Nosotros? ¿Ellas son tus esposas?

- soy de una familia poliamorosa, ¿Qué esperabas?

- con una condición- alzaste un dedo- si hiero a alguien quiero que me mates

- pero...

- ¿De acuerdo?

- bien. Esperemos a los kakushi, vendrán a ayudar.

[...]

El patrón había dado su autorización para que te quedaras a ayudarles a los demás, cosa que te alegró.

En un inicio viviste con tu amigo, pero al ver las muestras afecto con sus esposas te sentías incómoda e incluso te dolía que las besara, porque sí. Te habías enamorado de él.

Habías estado con Shinobu para encontrar la cura que transformara a los demonios en humanos.
Cuando ya por fin lo habían logrado fuiste la primera en ser transformada haciendo de la poción un éxito.

Fuiste rápido a la casa del peliblanco para mostrarle a la nueva tú, pero al abrir la puerta te encontraste al hombre besando a una de sus esposas.
Él, al verte, iba a hablar pero cerraste la puerta yendo a otra parte para no hablar con él.

Cuando por fin estabas tranquila regresaste a ese lugar donde vivías y al pasar por la cocina te habló.

Te sentaste frente a él y todo quedó en un incómodo silencio hasta que habló.

- TN, ¿Qué pasó hace rato?

- nada, sólo no quise interrumpir su momento

- veo que ya eres humana de nuevo

- sí. Bueno ya que soy alguien normal puedo ir a vivir a otra parte, nos vemos

Te levantaste y fuiste a la entrada, pero antes de abrir la puerta el más alto te acorraló. Cuando volteaste a verlo te sentiste muy pequeña a su lado, como si un león asechara a su presa.

- ¿Qué pasa?

- ¿Por qué no lo dices?

- ¿Qué?

- eres muy obvia. Sé que te gusto- tragaste saliva ante aquel comentario- quieres ser mi esposa, ¿No es así?

- ya tienes tres esposas

- ¿Y qué me impide tener una más?- se acercó a ti- vamos TN, acepta, sé que quieres esto

- yo... Quiero ser tu esposa- cortaste la distancia entre ustedes empezando un beso que duró muy poco

- entonces hay que adelantar la luna de miel- le cargó e instintivamente enteraste tus piernas en su cintura

- pero las demás...- volvió a besarte

- fueron a una pequeña misión, ahora hay que aprovechar en qué no están

Fue una larga noche...