Danmachi: Nacimiento de un Monarca

¿Una Diosa vestida de humana? y Calabozo.

La mañana se levantaba en Orario, los puestos abrían y algunos Aventureros partían rumbo al Calabozo para ganar el pan de cada día.

En una habitación del hogar de la Familia Hestía un conejo se levantaba solo, sus dos acompañantes de la noche anterior se habían ido a trabajar y el lo sabía, todavía era temprano así que decidió levantarse de la cama e ir a practicar un rato, tomar un baño y salir.

Procediendo a todo lo anterior el sabía que hoy sería su primera ida al calabozo así que debía de estar listo, aunque fuera fácil por sus años peleando contra humanos y mounstros debía tener cuidado en el calabozo nunca se sabe que pueda pasar.

Dejando su casa y caminando para arreglar unas cosas antes de su primera ida había dejado una nota dejando la hora y dónde se encontrarían para ir al calabozo, sabía que sus demás parejas no tardarían en despertar y habiendo tantos niños las cosas serían un poco agitadas pero alegres.

Caminando por las calles con una dirección fija por el momento con su "armadura" que parecía más ropa que otra cosa, casi al llegar a su destino lo sintió... Una mirada que lo observó, más específicamente a su alma, algo que no le gusto, instintivamente su cara de disgusto y desprecio fue dirijida a lo alto de Babel.

[Momentos antes]

En lo alto de Babel una Diosa estaba aburrida en su viaje no había encontrado la alma que ella buscaba y no había encontrado nuevos hijos algo que la molestaba un poco, ya hace unos días por su aburrimiento no quiso ver la cuidad de Orario ya que simplemente era lo mismo siempre, almas corruptas de avaricia, lujuria, con deseos de fama y grandeza, eso hasta el día de hoy, donde da la casualidad que ella hoy estaba de humor para ver la cuidad, así que se centro en su trono, activo el espejo de Arcanum y observó las almas que pasaban a todo momento, pasando el tiempo cambiando de alma tras alma, lo vio, un alma tan distinta, tan extravagante y sobre todo única.

Está era la alma de Bell Cranel, su alma aunque fuera difícil de creer o ver, era de una forma diferente a las demás, algo que siempre veía en las almas es que están eran como una esfera siempre de está forma donde albergaban los colores de esta misma, pero está era especial, tal vez única en todo el mundo, su alma era una corona grande con dos colores transparentes y pura llena de bondad y pureza y también negra dando a entender que había conocido el mal del mundo, estos dos colores estaban equilibrados estos vivían en sincronía uno con el otro, algo que también era único es que detrás de esta corona había la forma de un dragón, este era de color rojo, abrazando con sus alas la corona y con su boca encendiendo fuego dentro de esta, algo hermoso de ver.

- ???: Es hermosa.

Fueron las palabras que pronunció, estás venían con un toque de lujuria y deseo así como también con un toque de admiración al ver un alma tan única. Todo esto era escuchado por su fiel dependiente detrás de ella que no se movía ni un solo milímetro.

- ???: Ottar, ¿quién es el?.

- ???: No tengo información sobre ese aventurero Diosa Freya, nunca lo había visto entrar a la mazmorra o escuchado de él.

- Freya: Entonces ve y investiga quiero saber todo de el.

- Ottar: Como ordene Diosa Freya. (Retirándose)

Después de que su dependiente se fuera ella quería seguir mirándola pero se dio cuenta de la mirada de el, una mirada de disgusto y desprecio hacia quien estuviera viéndolo. Ella bueno... Se sentía excitada nunca nadie en la vida que ella había vivido en el mundo terrenal la había mirado así, era algo nuevo y bueno... No le disgustaba, tal vez, solo tal vez pueda volverse adicta y general un fetiche por esa mirada.