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— ¿Dónde estoy? – miro la habitación, percatándose de que el lugar ya le era conocido – No puedo creer que me haya quedado dormida – se regañó – tengo que despertar.
Pellizco su brazo, pero esto no hacia efecto como las otras veces, ¿Por qué no da resultado? Lo intento varias veces apretando con mas fuerza pero aun así se mantenía en el sueño que durante mucho tiempo la perseguía.
Maldición, grito internamente por el resultado fallido. Salió de la habitación encontrándose con un pequeño jardín.
Era la primera vez que este sueño le mostraba esa escena, giro encontrándose con la estructura de la casa por donde había salido ¿Dónde estaba?¿que era ese lugar? y porque sentía muy dentro de ella que lo conocía, pero no lograba recordar.
— Hermana – volteo hacia la pequeña vocecilla que había interrumpido sus pensamientos, encontrándose con un niño que jamás en su vida había visto, pero igualmente sentía lo contrario – ¿Qué haces aquí debemos ir rápido con...
Antes de poder escuchar lo último, todo se volvió distorsionado. Su cabeza comenzó a doler intensamente haciendo que cayera sobre lo que ahora era un piso de madera.
— Parece que al escuchar de su difunta amiga hizo que el dolor se detuviera –te traeré un té de inmediato.
— Espera – hizo que se detuviera antes de que pudiera salir de allí – no creo que eso sirva, lo único que necesito es despertar de este sueño – hablo rápidamente, intentando pellizcarse, pero no funcionaba.
— ____ basta vas a llenarte de moretones el brazo – ella no hizo caso solo quería despertar de ahí – si no te detienes no me quedara más opción que noquearte.
Se detuvo, no porque la kanae falsa le dijera sino porque talvez esa sería una solución a su problema – Entonces hazlo. Noquéame.
— ¡Estás hablando enserio!, iré por tu madre parece que el golpe te afecto mucho.
— Estoy bien, solo tengo que salir de este sueño y volver a la realidad.
— No sé qué clase de pesadillas hayas tenido, para levantarte y decir cosas sin sentido. Esta es la realidad ____.
— No lo es – hablo pausadamente para ver a su difunta amiga – tu falleciste, no estás aquí.
El lugar quedo un rato en silencio, solo por unos minutos.
— ¡____! – ambas voltearon encontrando a la menor de las Kochō, Shinobu – por fin despertaste, estaba muy preocupada – hablo mientras pequeñas lagrimas salían – perdón con golpearte.
— ¿De que estas hablando? – la hizo soltarse, sosteniéndola de los hombros.
— ¿No te acuerdas? Estabas entrenando y ejercí mucha fuerza que golpeé tu cabeza con la katana de madera. Cuando caíste pensé que habías muerto – se puso a llorar de nuevo – perdóname ____.
