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"Esto no es un adiós... solo un hasta pronto."
¡Ring! ¡Ring! ¡Ring! ¡Ring!
El sonido de su alarma lo despertó, salió de su cama hacia el baño para poder asearse antes de preparase para su vuelo. Ya listo tomo tomar sus maletas dirigiéndose hacia el taxi que lo llevaría hacia el aeropuerto.
En el camino, su celular sonó una solo vez indicando que un mensaje le había llegado el cual pertenecía a su único amigo quien le avisaba que estaba listo para su llegada.
"Nos veremos allá" envió la respuesta antes de entrar al aeropuerto, tomo sus maletas las cuales las llevo en la zona de embarque y solo llevando consigo hacia el avión una mochila con sus implementos personales. Entrego su boleto y fue dirigido por una de las azafatas hacia el asiento reservado el cual estaba en la zona de primera clase.
— Espero disfrute su viaje señor... – se acomodo en su asiento antes de poder contestar.
— Douma – respondió tranquilamente con una pequeña sonrisa, pero por dentro estaba nervioso.
Regresar al lugar en donde había vivido recuerdos tanto buenos como malos hacia que algo dentro de si se removiera esperaba que algo pasara en ese instante para evitar aquel viaje.
— Muy pronto llegaremos a su destino – se escucho de una de las personas que trabajaban allí sacando aquel pensamiento de querer huir.
Cuando se escucharon las bocinas del avión indicando que ya habían llegado para poder salir. Douma se quedo en su asiento hasta que la sala en donde estaba quedara completamente vacía, para luego avanzar y ser el ultimo en bajar del avión.
Bajo las escaleras que lo llevarían a la sala principal y en donde esperaría a su amigo. Le iba a mandar un mensaje para decirle en donde estaba, pero un pequeño empujón lo hizo detenerse.
— Perdone – la persona que lo había empujado se disculpó antes de irse rápidamente y sin esperar alguna respuesta.
El rubio no le había dado tanta importancia ya que había sido algo leve, pero al ver en el suelo un cuaderno que supuso que era de aquella persona lo tomo para poder entregárselo, pero ya se había ido.
— Aquí estas – alguien tomo su hombro sacándolo de sus pensamientos encontrándose a quien lo esperaba– Bienvenido Douma.
— Yushiro – lo saludo olvidándose del tema del cuaderno – Y ¿Cómo has estado? – empezó primero a preguntar.
— Encerrado casi todo el año trabajando en mis pinturas – contesto al llegar hacia el coche que los llevaría hacia la residencia del peliverde – No he sabido casi nada de ti en este año hasta que me llamaste ¿Qué paso?
El ojiarcoíris se quedo callado por unos minutos, era difícil responder pues el recuerdo de la joven azabache que amo y aun sigue en su corazón no ha dejado de aparecer en cada uno de sus sueños.
