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⁘Pov. (T/n)⁘
Estaba arreglando mis cosas para el día de mañana. Los días habían pasado rápido y con toda la aventura junto a Douma se sintieron muy pocos. Por fin había terminado de guardar mis cosas cuando alguien llamo a la puerta.
— Espero no haberte molestado.
— No lo haces pasa – lo invite a entrar.
Fui en donde se encontraba mi bolso con mis pertenencias y lo cerré dejándolo a un costado de la cama. Me senté en mi cama y le hice una seña a Douma a que hiciera lo mismo invitándolo a que se sentara a mi lado.
— Veo que ya está todo listo para mañana.
— Si, solo faltaba ultimar algunas cosas – recosté mi cabeza en su hombro y el hizo lo mismo recostándose en cima – ¿estarás bien?
— Si... eso creo.
Solté una pequeña risa por lo que dijo. Se separo de mí y me miro con la misma risa burlona que conocía. Acerco su cara hacia mi rostro dejando una escasa distancia, que malo sabía que me ponía nerviosa cuando estábamos así.
— Me gusta verte sonrojada – lo aparte de mi lado. Sentí como mi cara empezaba a calentarse más, me cubrí con ambas manos para que no pudiera observar mi estado, pero era tarde me atrajo hacia el acurrucándome en sus brazos.
— Douma – le reclame en tono bajo para que me soltara, pero no lo hizo apretó aún más el agarre – podrías soltarme.
— No – negó como niño pequeño que no quiere dejar su peluche – me gusta estar así contigo.
Claro como olvidarme, los pocos días que estuvimos en aquella casa, el siempre venía a mi habitación o yo a la suya, siempre de manera discreta para que alguno de los dos demonios que habita el lugar no se diera cuenta de nuestras reuniones secretas. Aunque el punto de reunión que más me gustaba era el tejado.
— Entonces... ¿Me echaras de menos...?
— No – comente de broma. Él se hizo hacia atrás apretando el lugar en donde estaba su corazón como si le hubieran clavado un puñal.
— ¡Que cruel eres (t/n)-chan...! Yo que te iba a dar un regalo para que no me olvidaras – hablo con dramatismo. Me miro con una ceja alzada esperando a que cambiara mi respuesta, pero no lo hice – ¿en serio no me extrañaras?
Se acerco aún más a mi acortando la distancia entre los dos quería mantenerme en el juego de quedarme callada y no lograra escuchara lo que deseaba, pero me fue imposible cuando me puso esos ojitos de cachorrito abandonado. Douma había encontrado mi debilidad.
— Si, está bien, está bien. También voy a extrañarte – eso hizo que su sonrisa vuelva y grite fuerte un "ya lo sabía". Le hice una señal de que hiciera silencio si no lo podrían oír – ahora que te dije que te extrañaría cual es el obsequio que tienes para mí.
— ¡Oh...! Que tramposa. Solo lo dijiste para que te diera el regalo – se sintió nuevamente ofendido y volvió a tirarse en la cama con la misma expresión de hace un momento.
— Idiota – exclame por su comportamiento tan infantil.
— Y todavía me insultas. No pensé que la pequeña florecilla de papa sea una respondona – pare de reír cuando dijo lo último ¿Cómo sabia? Como me llamaba mi padre – tierra llamando a (t/n) –chasqueó sus dedos como si eso fuera a despertarme de mis pensamientos y así lo hizo. «Talvez solo había sido una coincidencia» me dije mentalmente.
— Douma... ¿Dónde iras tu después de que me vaya? – pregunte cambiando de tema, pero más que eso la preocupación en donde se quedaría.
Sabía que acá no era bien bienvenido. La señora Tamayo es alguien muy bueno todo lo contrario a su compañero que era todo un cascarrabias. Si por el fuera ya nos hubiera echado.
Tamayo siempre evitaba las peleas que el peliverde tenía junto a Douma, aunque en parte era culpa de aquel peliverde que siempre las provocaba y obviamente el de ojos arcoíris no se quedaría atrás, las personalidades de ellos dos chocaban y si no fuera por Tamayo que los controlaba , este lugar ya se hubiera vuelto en una zona de guerra.
— Supongo que regresare al templo. No podría quedarme y menos con ese tal Yushiro. Si bajara la guardia él podría aprovechar a arrancarme la cabeza y no quiero morir todavía... aun no – susurro.
— Si pudiera te llevaría conmigo, pero como sabrás mi hogar seria la boca de lobo para cualquier demonio – dije lo último en un tono sombrío.
«O tal vez no»
— Bueno creo que es mejor que descanses. Mañana en la mañana tendrás que irte y no quiero que estés agotada o reclames por no haber podido venir por mi culpa – forma una sonrisa ladina al decir lo último – buenas noches...
— Espera – lo detengo antes de que abriera la puerta.
— Acaso no puedes dormir y necesitas de mi para hacerlo si es así no me molestaría acompañarte toda la noche – dijo en tono pícaro.
Vaya me sorprendía la actitud tan cambiada que tenía en un momento era alguien en teoría "tierno y respetuoso" y al día siguiente era alguien atrevido y sin vergüenza.
— (t/n)- chan...
— Lo siento, olvide que iba decirte.
— ¿segura? – asiento – bueno...tú te pierdes de mi compañía – le lance la almohada que tenía, pero por sus buenos reflejos pudo esquivarlo – no tienes que ser agresiva – me reclama – bueno ahora sin ten dulces sueños. Descansa (t/n) – se despidió para irse a su habitación.
« Descansa tú también Douma »
Como había dicho, al día siguiente me levanté temprano e hice nuevamente mi lista para no olvidar nada, agradecí a Tamayo por habernos ayudado y también por habernos dejado quedarnos en su hogar. También me despedí de aquel peliverde gruñón de alguna u otra forma también nos había ayudado.
Por último me despedí de Douma me abrazo demasiado fuerte, parecía no querer soltarme y tenía sus razones. Luego me dio un beso en la frente y me susurro que pronto nos veríamos otra vez y esperaba con ansias que eso sucediera.
Ahora, tenía que regresar a mi hogar.
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¡HOLA A TODOS!
Bueno en este capitulo solo era un pequeño anuncio:
La semana pasada escribí mas de tres capítulos que están en mi borrador y mi pregunta para ustedes es ¿quieren que publique un capitulo mas esta semana? o esperan hasta que llegue el próximo lunes?... Bueno la decisión esta en sus manos.
Muchas gracias por seguir apoyando esta historia y sin mas que decir me despido.
