Descanso

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Alisann había terminado de ayudar a Tech con las supervisiones de la nave, le ofreció su apoyo al clon que con gusto había aceptado. Tras haber terminado con su primera labor, Ali parecía haberse dividido ya que también tuvo que ayudar a Echo y a Wrecker, cada quien con un deber diferente, pero a pesar de eso, a la chica le encantaba pasarla con su gente.

Era tan agradable tener tiempo para cada uno de ellos, eran como su familia. Todos con sus defectos, pero para ella, eran perfectos.

Los quería.

Guardó la última caja de suministros, y suspiró, terminando con todo lo que había prometido hacer. Alisann estiró sus brazos arriba de su cabeza, arqueando un poco su espalda, logrando que sus huesos se liberaran de tanto trabajo y se relajó. No sabía que hora era en ese momento, pero sus párpados comenzaron a pesar y una fuerte fatiga cayó sobre sus hombros, cuando acarició su nuca, soltó un suave bostezo para que no fuera escuchada.

Se dirigió hacia la zona del dormitorio -lugar que solo eran literas pegadas a la pared- y sus ojos cayeron sobre un clon que descansaba tan plácidamente.

Alisann sonrió serena, y se acercó a su querido sargento dormido. Había sido una tarde ocupada, tuvo momento para cada uno de los clones del lote, pero no lo había hecho con su clon favorito. La chica se sentó en la litera y al ver que el hombre no hacía movimiento alguno, supuso que estaba bajo un profundo sueño. Con mucha delicadeza, Alisann se acostó, la litera tenía el espacio suficiente para dos personas y como ella era delgada, había espacio de sobra.

Se apegó al cuerpo del clon, y se alegró al saber que la armadura de su pecho no estaba puesta, exponiendo el traje negro que cubría y se ajustaba a su marcado pecho y abdomen.

—Deja de fingir. No estás dormido. — ella le encaró, aguantando la risa. Lo había descubierto.

Pero negó divertida al recibir un suave gruñido del clon. Hunter volteó hacia ella. —Finalmente tienes tiempo para mí. — le susurró con esa voz tan profunda y sus brazos rodearon la cintura de la mujer, acercándola a su cuerpo.

Sus roces provocaron risas femeninas que Hunter grabaría por siempre en su mente. —No seas impaciente. — sus finas manos peinaban la esbelta cabellera tras esa bandana roja. —Siempre serás mi favorito.

Sus dedos se enredaron en los cabellos oscuros del clon, apreciando la suave textura y aroma, Hunter podrá ser un hombre de guerra, pero eso no quitaba el hecho de cuidar la higiene. Alisann hacia masajes en su cabeza, formando círculos o líneas, peinando con tanta terneza, y por el otro lado, Hunter estaba dominado por la placentera sensación que su chica le ofrecía.  

De vez en cuando sus dedos pasaban al rostro de Hunter, recogiendo mechones rebeldes y depositando pequeños besos sobre su piel morena, entre frente y lado, provocando que Hunter riera enternecido. Por un momento, la fatiga de Alisann había desaparecido, siendo reemplazada por mariposas revoltosas dentro de su estómago.

Sus caricias terminaron llegando hacia el pecho, dibujando garabatos invisibles que disminuían la velocidad, hasta terminar por dejar la palma de su mano descansar encima. Así se quedaron un buen rato, acostados entre abrazos, acompañados por un silencio tan pacífico entre los dos.
Hunter besó la frente de la chica entre el sueño y la apegó aún más a él, como si esta llegara a escapar de sus brazos, el clon nunca se imaginó tener este tipo de afecto, es más, no se le tenía permitido, había sido creado para tener un papel en la guerra, pero ya había terminado, La República ya no existía, dándole una libertad que podría aprovecharla junto a Alisann. Sonrió ante la idea de poder hacer su vida feliz, lleno de desafíos y aventuras junto a sus compañeros, no le importaba si surgía un nuevo Imperio, o si Cross...

Crosshair.

Su sonrisa se borró al recordar ese nombre, los recuerdos ante esa traición bajaron un poco sus ánimos y Ali pudo notar eso.

—¿Sucede algo? — el tono con tanto cariño lo hipnotizaron de inmediato.

Hunter suspiró. —No puedo creer que siga tan ciego por ese Imperio. — sus palabras se bañaban entre el escepticismo y la decepción.

Alisann le dedicó una mirada comprensiva y lo abrazó, reconfortándolo. Ella sabía muy bien lo duro que le tocó el enfrentamiento con su antiguo compañero. —Solo espera, algún día volverá a ser nuestro antipático de siempre.

Su comentario logró subirle los ánimos, provocando que sonriera ante la idea, tal vez tendría razón, en cualquier momento, su ex-compañero se dará cuenta de lo horrible que es el Imperio y si es que hay esperanza, que volviera al Lote Malo. Hunter suspiró nuevamente. Volvió a mirar a Ali, apreciándola como si fuera una gran obra de arte, ni siquiera se dio cuenta de la sonrisa de idiota que decoraba su rostro, pero su mano tocó el mentón de la chica, acariciando su piel y provocando que lentamente se acercara, quería besarla una y otra vez.

—¡Aquí voy!

La pareja se separó de inmediato al sentir como una pequeña persona se había lanzado hacia ellos. Hunter se quejó al perder el aire y Alisann se reía entre el dolor ya que Omega aterrizó encima de ambos.

Alisann agarró a la niña y la dejó entre medio. —¡Pequeña escurridiza! ¡tendrás tu castigo! — sus dedos recorrían por el abdomen de la niña, atrapándola entre sus risas desesperadas por las cosquillas. Y Hunter no tardó en unirse al caos. Omega no paraba de reír, ambos adultos juguetearon con ella entre mimos y bromas infantiles.

El rato pasó entre las estrellas, Hunter bostezo cansado, y acomodó su cuerpo para que las dos femeninas agotadas, durmieran cómodamente entre sus brazos después de una tarde tan agradable.

Hunter | One-Shots Donde viven las historias. Descúbrelo ahora