𝐈. 𝐑𝐚𝐲𝐨 𝐝𝐞 𝐄𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐧𝐳𝐚

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― Si me va a negar la comida al menos me podría decir como me llamo... ― Murmuro una pequeña niña de tan solo 4 años o quizás menos, quien tenía golpes por todo su cuerpo.

― Izanami. ― Contesto un hombre mientras comía con la boca abierta haciendo el momento desagradable y asqueroso. ― Ahora cierra tu maldita boca mocosa. ― Exigió el hombre antes de tragar la comida.

La pequeña niña se sentó en un rincón de la casa cerrando sus ojos y escuchando su barriga crujir. ― Mañana vendrán por ti así que más te vale comportarte. ― Dijo el hombre antes de terminar su comida e irse de la habitación. La niña cerro los ojos para tratar de dormir, así no sentiría el hambre. Y así fue se quedo dormida pero a la mañana siguiente se levanto al escuchar una conversación y como se la llevaban.

― Llévensela. ― Dijo el hombre de antes. Seguido tomaron a la niña y la subieron a una carreta con otras niñas y niños. Izanami solo miraba lo que sucedía no hacía ruido ni se movía. Su cuerpo inconscientemente respiraba y parpadeaba.

― Eres la primera que no llora y patalea cuando te llevan lejos de tu familia. ― Dijo una de las niñas que se encontraba en la carreta.

― Esa no era mi familia. ― Respondió Izanami para seguir viendo hacia el suelo con una mirada vacía.

― ¿A no?. ― Pregunto extrañada otra niña. ― Entonces que hacías hay?.

― Estorbar... ― Contesto aun con su mirada vacía.

― ¿Porque estas tan seria?. ― Pregunto un niño. ― No te da miedo lo que te pueda suceder.

― No. - Contesto de nuevo sin mirar a nadie y con la mirada vacía. ― Toda mi vida se a basado en maltratos, golpes, odio, gritos. Ya no me importa.

― Es la más rara que a llegado. ― Comento en susurros una de las niñas.

Pobre. ― Comento otra de las niñas. 

[ . . . ]

― Y-ya estoy aquí. ― Musito con cierto miedo un niño de cabello negro que en su parte inferior del cabello tenía un color rubio, quien traía con si una botella hasta la mitad llena de alcohol. 

― ¡Llegas Tarde!. ― Lo regaño su "padre" molesto. ― ¿Donde perdiste el tiempo?.

― N-no perdí el tiempo... ― Musito el menor. 

― ¡Ya dámela!. ― Ordeno el progenitor del niño y este se la entrego. 

― ¡Te robaron!. ― Regaño el hombre. ― ¡Asegúrate de que se llene totalmente!. 

― M-me asegurare de comprar más mañana... ― Dijo el niño asustado. ― ¿Po-podría probar bocado de comida?.

― ¡Trabajas asqueroso!, pero siempre tienes hambre. ― Lo regaño el hombre, antes de entregarle un montón de llaves al menor, este las tomo y corrió hacia una parte de la casa a coger algo de comida cuando su progenitor lo detuvo porque vio el volente que traía.

― ¡Ni siquiera sabes leer!, ¿Porque lo escondes?!. ― Pregunto el hombre molesto. ― Si un inútil como tu sale de la aldea, se volverá una presa al instante. ¡NO CONFIES EN EXTRAÑOS!, Solo has lo que yo digo. ¡Lo digo por tu bien!.

― Si. ― Acepto el niño tímidamente.

― ¡Por no obedecerme!. ― Regaño el hombre mientras rompía el cartel. ― ¡Hoy no comerás!. Lárgate a dormir.  ― Ordeno el hombre y el niño se despidió triste antes de obedecer e irse a su "cuarto". Al día siguiente no le fue tan bien a Kawaki ya que por culpa de unos niños de su aldea dejo caer la bebida de su padre, llegando en el proceso a romperla en pedazos así ganándose que su padre le golpeara y encerrara en su "cuarto", que más bien era el cuarto de herramientas con un agujero en el techo. Donde casi rompía en lagrimas y se imaginaba con peces, los peces flotando a su alrededor. 

𝐓𝐇𝐄 𝐋𝐀𝐒𝐓: |𝐊𝐚𝐰𝐚𝐤𝐢|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora