𝐘𝐆𝐆𝐃𝐑𝐀𝐒𝐈𝐋 || ❝ La desdicha abunda más que la felicidad. ❞
Su nombre procedía de una de las leyendas más importantes de la mitología nórdica: Yggdrasil, también conocido como el Árbol de la Vida, aquel de cuyas ramas y raíces surgen los Nuev...
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•─────── CAPÍTULO LXXVIII ───────•
¿QUIÉN DICE QUE GANARÍAS?
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EIVØR PODÍA TIRARSE HORAS Y HORAS en el campo de entrenamiento. Le encantaba pasar tiempo en él, poniendo a prueba sus habilidades bélicas o participando en combates amistosos con sus compañeras de armas, puesto que la ayudaba a evadirse del mundo exterior, a olvidarse de sus problemas y preocupaciones. Era su lugar de mayor desconexión, allí donde podía descargar en forma de estocadas y golpes de escudo todo aquello que se guardaba para sí misma. Aunque debía reconocer que no era lo mismo sin Astrid, sin sus constantes piques y provocaciones. Siempre había entrenado con ella y Drasil, y ahora que la mayor no estaba sentía que le faltaba algo.
Dioses, la extrañaba demasiado.
Siempre habían sido ellas tres, desde que eran pequeñas; donde iba una, las otras dos iban detrás. Formaban la tríada perfecta, un tándem único e irreemplazable. Pero ahora todo eso había acabado y dudaba poder recuperarlo en un futuro. Harald se había llevado a Astrid, y ella... Ella se había convertido en su esposa y, por tanto, en la reina de Vestfold.
Conocía a su amiga como la palma de su mano y sabía que si se había casado con él era por pura supervivencia, porque no le había quedado más remedio. Astrid amaba a Lagertha con todo su corazón, jamás la traicionaría de esa manera. Aunque la soberana, como ya venía siendo costumbre, había tenido sus dudas al respecto.
A día de hoy seguía molesta por eso, porque Lagertha empezara a recelar hasta de aquellos que siempre le habían sido leales. Había cambiado mucho en esos dos últimos años; no era la misma mujer que había abandonado Hedeby con la promesa de una venganza y una nutrida hueste para derrocar a Aslaug y hacerse con el control de Kattegat, recuperando la vida que le había sido arrebatada inviernos atrás. Se había vuelto mucho más paranoica y controladora, obsesiva en todos los sentidos. No tenía reparos a la hora de manipular a los demás con tal de obtener lo que quería, así como tampoco escatimaba en amenazas para mantener a todo el mundo bajo su poder e influencia.