Capítulo 18.

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La pregunta me toma por sorpresa, esperaba que el cuestionario, o su actitud frígida se esfumara luego de recalcar que estaba bien si dormía en un sofá que en efecto era un tanto deplorable para mi tamaño, sin embargo, lo asumiría, Kassandra se detuvo antes de entrar en su habitación, tenía que suponerlo ella era muchas cosas y sobre todo, nada predecible, actuaba y decía sin pensarlo mucho, lo único que le interesaba era saber las respuestas, o hacerlas desaparecer por lo cual no debía estar tan desconcertado en el instante que habló. ─ ¿Qué sucedería si muero? ─no me está mirando de vuelta, pero ella tiene toda mi atención. Es como si resultaba sencillo comprender, lo que está preguntando es una de esas preguntas impertinentes de las cuales no tiene certeza sobre desear saber la respuesta.

La verdad se tambalea, pero todo estaba saliendo a la luz ya, o casi todo, las verdades estaban siendo dichas a King y no exactamente por mí, por lo cual, ella no era conocedora de mí. No sabía cómo acercarme, tampoco si era correcto, Kassandra había escuchado lo que otros tenían para decir, pero no lo que yo tenía para decirle, la percepción de que todo podría acabar en un movimiento erróneo sobre el tablero estaba presente siempre, así que respondí con toda la sinceridad que me quedaba ─Entonces sería libre ─King discute, insaciable, imparable, un huracán haciendo desastres sobre una ciudad, en este caso, yo era la ciudad y ella era la peor de las tormentas a la cual me afronté, me pide que la deje morir, que me vaya a secas, que solo me marche, sus palabras me confunden en demasía, me hago creer que es el efecto de un día largo después de desmantelar todos esos secretos, no es lo que de verdad quiere, no es lo que yo quiero ─Si mueres, yo muero ─me apresura atajar su sin fin de especulaciones.

─Has dicho lo contrario ─contraataca con hostilidad, puedo estirar la mano para palpar el muro construido a su entorno.

─Si te dejo morir ─replico, absoluto.

─No me dejarás morir ─continúa como si nunca tendrá suficiente ─Solo será lo último que hagas, soy un imán de monstruos, vendrán más a mí, se amontonarán y aunque me defienda acabarán matándome en algún momento, ¿acaso ya olvidaste al Therion? Casi te rompe las costillas ─me preparo para argumentar y convencerla de su error, pero no me deja, se apresura agregar ─Sé que yo también, sin embargo, si tan solo hubieras tomado la decisión ─veo la manera en cómo la guardia inicia a descender, tiene todo para decir, pero todo lo que tiene que decir ya fue dicho, sus expresiones no son duras puedo descubrir bajo la demanda que le está doliendo lo que dice y lo que me pide, doy un paso lentamente, otro y ya he dejado atrás el sofá ─Si tan solo... ─ ‹‹no hubiera hecho esto›› pienso, pero todo lo rastro de racionalidad se esfuma cuando uno mis labios a los suyos en una vigorosa orden que quizá no entienda, lo sé por la forma en como se tensa bajo mis manos, percibo sus músculos rígidos, no corresponde a mi beso y por alguna razón estoy deseando que lo haga, así que no me rindo dándole unos segundos más cuando cese, abre su boca dejándome entrar, permite que mi lengua explora en su interior.

La sostengo con fuerza como si se retirará en cualquier momento y la beso con ímpetu, arrebatándole todo, en especial la duda que surca su mente, interceptándola, interponiendo mi boca contra la suya como una restricción, percibo que se mueve sobre el chasquido que emitimos, está a punto de envolver mi cuello y si la dejaba hacerlo no me detendría después, por lo cual, la libero, sostengo sus manos apresuradas a envolverme entre las mías con tanta suavidad como me es posible posterior a tantos años de cautiverio, todavía puedo sentir la calidez sus labios y me doy la libertad de advertirle ─Aprende a callarte ─retrocedo un paso para verla desde esa distancia, encuentro sus ojos castaños mirándome con un destello tres tonos más oscuros a pesar que brillantes, me cuestiono cómo es posible que ojos oscuros puedan conservar dicha supernova en ellos ─Cuando vuelvas a decir cosas sin sentido, tendré que recurrir a lo último. Espero que esto te guste tan poco como a mí ─le digo y tal vez es la forma en como lo pronuncio que provoca su repentina retirada ruda.

La Última Misión del Guardián.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora