Capítulo 16.

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Haber visto el despertar confuso de Kassandra King en la parte posterior del auto, mirándome con los ojos castaños más oscuros y profundos que alguna vez vi me removió las entrañas pues su voz me taladró el pecho ‹‹ ¿Eres el Guardián o un eurión? ›› era absurdamente imposible que a la larga fuese posible puesto que los euriones se manifestaban ante la víctima como su mayor anhelo, les hacían creer que se trataba de eso que deseaban, las sometían ante la idea de que no pasaba nada, para una vez dócil, los mataban cruel y despiadadamente, los seres de la mañana conocían las debilidades de su presa, yo no podía ser la de Kassandra, no podía si quiera imaginarme dentro de su cabeza, no lograba por lo menos visualizarme más allá del castigo como Guardián.

Delante de la presencia de Astrae, la hija de Afrodita, la rubia parecía gustosa de volver víctimas a un grupo de seres bajo su cinismo, en cambio, los planes tomaron otro rumbo cuando ubicó a Alessia di Hestiana, en especial, a Kassandra King, alzó su mano después de ofenderla y a mí no me dio tiempo de calcular la violencia, o dirección del ataque cuando la castaña reaccionó por instinto cubriéndose con los brazos el rostro, me quedé estancado en mi lugar presenciándolo todo bajo el inmensurable, resplandeciente grueso escudo dorado.

─Esta chica no puede estar aquí ─demanda a Ethan Hodem a medida que señala a Kassandra ─La última vez que nos miramos todo acabó en malos entendidos, además, trae consigo demasiados problemas como para que todos ustedes la estén resguardando ─pasea sus orbes celestes por encima de todos, y en mí, el reproche es notorio ─Además está fichada por Grintay. Alejadla de mí, abrió demasiados agujeros en el tiempo junto con él, uhm ¿Leonard de Leuterio? ─y lo que fue todo un discurso de acusaciones, culminó en una sonrisa cínica, era hermosa, pero horriblemente cínica, quizá lista y ciertamente vacía.

─ ¿Cómo sabes todo esto?

─De la misma manera en como sé que mi hija heredó mi don ─nos suspendemos en el mutismo, hasta que Ethan decide romper lo que es el peso del misterio.

─Es un presagio al igual que Phoenix.

─Eres tan adorable, recuerdas el nombre de mi bebé ─parece que Hodem se está conteniendo de no girar los ojos y ponerlos en blanco, se cruza de brazos, agrega para mi propio gusto pues estoy demasiado asombrado para hablar.

─ ¿Piensas hacerme esperar un año más fuera de tu casa, o nos dejaras entrar?

─Solo fueron unos minutos, escoria ─y la sonrisa aparece otra vez, en esta ocasión con el ceño fruncido, mostrando los dientes, no era afable, nadie dijo que un hijo de la Diosa Afrodita fuera especialmente encantador como el color de su linaje, ellos solo eran nada más que despreciable en exceso, pues sabían la inmensidad de lo que requería estar a esa altura. En el caso de Astrae, tenía belleza, riqueza, don, sabiduría, era no necesitaba nada de nosotros, nosotros necesitábamos de ella y la rubia al parecer lo sabía tan bien como la sonrisa amarga que nos dio en el segundo que nos permitió entrar en la mansión.

─ ¿Cómo...? ─la interrogante muere en la garganta comprimida por la sorpresa de Arcane, camina a mi lado sin apartarse, el grupo se dispersa a penas tiene oportunidad, Kassandra lejos con Alessia muy despierta, Ethan al lado de Astrae con la infante que al parecer tenía el nombre de Phoenix, muy individualistas.

─Pueden pasar a la sala de estar ─después de haber atravesado el umbral, la cerámica no es menos sublime, parecía mármol brillando bajo las modernas luces en el pecho blanco, hay dos pequeños pilares a la izquierda que da lugar a una estancia con dos sillas acolchadas, con juguetes ordenados, al parecer un espacio para la hija, a lo lejos los sillones con una mesa de centro con cristal templado en el centro, hay más puertas a los extremos de la casa de los cuales prefiero pasar por alto, en este lugar de la casa el piso cambio, alfombra gris bajo los zapatos, una escalera colosal, como una dama de piel marfil descomunal de caracol a la derecha que conectaba con la segunda planta, señala el espacio como si no es obvio, nos sonríe una vez más con arrogancia y deja a Phoenix caminar por su cuenta, la pequeña no lo piensa dos veces al obtener libertad y corre hacia Kassandra, King se sobresalta, palpo la duda incluso si estoy del otro lado de la habitación, los ojos cafés demandan respuesta, una afirmación para acceder.

La Última Misión del Guardián.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora