La hermana de Eri [BNHA x Lectora]

Epílogo

SEIS MESES DESPUÉS

–Vamos, niñas. Llegaremos tarde. 

El héroe Present Mic va de traje mientras apura a las hermanas para salir de casa. 

–Ya vamos, Mic-san. Estaba peinando a Eri –dice ______ mientras sale de la casa. 

Ambas chicas van con su mejor vestido y un peinado precioso. 

–Aizawa se enfadará si llegamos tarde –dice Mic, sentándose en el auto y colocándose el cinturón de seguridad. 

–Se enojará contigo, Mic-san –sonríe la mayor mientras le pone el cinturón de seguridad a su hermanita. 

–Ya lo sé, ya lo sé –suspira pesado el rubio. 

Comienza a manejar hacia el punto de encuentro, al límite de la velocidad permitida. 

Cuando llegan al lugar, son las últimas personas en llegar. 

–Te dije que llegaríamos tarde –sonríe la ojiazul mirando al rubio. 

–No es tarde –responde el rubio–. Solo que los demás llegaron temprano. 

Caminan por el pasillo del gran lugar y al final ven a Shota Aizawa, que va vestido con un traje negro y su cabello recogido en una coleta baja. 

–Llegan tarde –los regaña con la mirada a los tres. 

–Lo siento –dice la mayor suspirando pesado–. Eri quería verse bonita para este día especial y tuve que peinarla, pero a medio peinado se me olvidó como seguía y tuve que ver un vídeo en youtube. 

El mayor sonríe de lado y toma a la menor en brazos. 

–Está bien, las perdono solo por que se ven preciosas.

El mayor mira a su amigo héroe. 

–Luego hablaré seriamente contigo. 

El rubio hace una mueca que el pelinegro no ve. 

–Entremos, niñas –dice Shota mientras abre las puertas de la sala.

Lo siento, que mal narradora soy. 

Les pongo en contexto, hoy es un día muy especial para esas personas. 

¿Por qué? 

Por que están en el Juzgado de Familia de la ciudad de Musutafu. 

¿Qué ha pasado en este tiempo? Quizá eso se pregunten. 

Luego de la noche donde ambas hermanas durmieron juntas, su relación mejoró mucho. 

Actualmente ______ sigue sin recordar su pasado, pero está creando hermosos recuerdos para su futuro. 

Ambas hermanas siguieron viviendo con Shota Aizawa. Eri comenzó a ir a la primaria más prestigiosa de Musutafu. ______ siguió con la terapia para la amnesia, y hace una semana se le dio de alta. Ella está dando exámenes libres en la U.A., para regular sus estudios. 

Aún no sabe si quiere ser heroína o no, pero la oportunidad está ahí para ella; eso había dicho el Director Nezu. 

Y hoy, sábado veintiuno de agosto, están en el Juzgado de Familia de Musutafu. 

¿Qué hacen ahí? 

Ya verán. 

El juez, vestido con una túnica negra, se sienta en su podio. Mira a los invitados en la sala, y a las niñas con el adulto, que están sentados en el escritorio más cercano él, donde había visto a muchas familias en el pasado. 

–Vaya que tenemos audiencia hoy –dice el juez, un hombre ya entrado en años, con algunas canas en su cabello, mientras mirada a todas las personas presentes. 

Y es que en aquella sala, están todos los profesores y el director de la U.A, como también los alumnos y alumnas de la clase 1-A y los "Tres Grandes", expectantes por lo que pasará. 

–Bien, daremos inicio a la sesión de hoy –el juez se pone sus lentes y lee el documento frente a él–. Veamos... solicitud de adopción. ¿Es eso correcto, señor... Aizawa?

El juez mira al hombre de traje frente a él, que está sentado en el escritorio. 

Él se pone de pie y asiente. 

–Así es, su señoría. 

El juez asiente y lee los documentos rápidamente. 

–Bien... por donde empezar –se quita los lentes y los deja a un lado–. Vaya que ha sido polémico este caso ¿no?

Ríe bajo, algunas risas se escuchan en la sala, aunque la mayoría está nervioso por las palabras del Juez. 

–Según toda la evidencia que hemos reunido, de la crianza de las niñas, el rescate de ambas, los tratamientos de salud mental a los que han sido sometidas y las declaraciones de las niñas, no me queda más remedio que darte el visto bueno, hombre. 

El juez sonríe, lo que aliviana el ambiente. 

–¿Qué clase de hombre y juez sería si no dejo que tú adoptes a estas niñas? Está claro que eres el indicado para cuidarlas. Si la pequeña ya te dice papá y todo. 

El juez firma unos papeles y luego levanta el martillo de madera. 

–Por el poder que me otorga la sagrada constitución de Japón, yo, el juez Kenzo Tenma del tribunal de familia de Musutafu, apruebo la solicitud de adopción de Shota Aizawa, para las dos niñas, Eri y ______. Sin más que añadir, los declaro padre e hijas.

Un solo golpe del martillo contra el escritorio fue suficiente para que los tres mencionados se abrazaran con el amor de familia más puro que ese juez haya visto en su vida. 

La pequeña Eri se aferra al cuello de su, ahora, padre legal. 

–¡Somos una familia! –dice Eri, mirando hacia los demás héroes, con una sonrisa de oreja a oreja. 

______ abraza a su padre por la cintura, mientras Shota levanta en sus brazos a Eri y abraza por los hombros a la mayor. 

–Las amo mucho, hijas mías. 

–Y nosotros te amamos, papá –sonríe ______. 

Luego de una gran ola de aplausos por parte del emocionado público, fue hora de las fotos. 

Primero de la nueva familia, luego de la familia más los héroes. Luego de las niñas con la clase 1-A, y así hasta que todos estuvieran conformes. 

–Ahora somos ______ y Eri Aizawa –sonríe la mayor mirando a su hermanita. 

Eri sonríe abrazando a su hermana. 

–Suena lindo ¿no? 

La mayor sonríe asintiendo. 

Lo logramos, Eri. Ya estamos a salvo, estamos bien y estamos juntas.

–Papá –dice Eri, llamando la atención de Shota–. Tengo hambre. 

–Vamos a comer en la fiesta –sonríe el adulto, abrazado a sus hijas, muy emocionado. 

Así, luego de la ceremonia de adopción, el grupo de personas se mueven a la casa de Shota, que está preparada para la fiesta en honor a sus nuevas hijas. 

Una vez ahí, los invitados e invitadas celebran, comen y bailan como nunca en honor a la nueva familia que se ha formado. 

Las dos niñas bailan la primera pieza de vals con su padre, mientras ríen y hablan de su nueva vida familiar.

Ambas niñas estaban emocionadas por el comienzo de su nueva vida.

Y así, es como termina esta historia, que comenzó de manera tan trágica para estas pequeñas.

Y no te preocupes, lector o lectora, yo me aseguraré de que ellas, sigan siendo felices hasta el final de los tiempos.