— No se, me dijo que te dijera eso. — Dijo sin siquiera mirarme.
— Que loco... — Susurré.
Paso la semana y Enrique me traía en vueltas por su fiesta de cumpleaños, globos, el lugar, cada tarde nos veíamos para lo mismo.
Cuando se llegó el Viernes estaba frente al espejo mirándome el vestido negro pegado, no era tan corto pero no me acostumbraba a verme así.
— Me gusta. — Dijo mi hermana viéndome.
— ¿Tu crees? ¿Crees que deba ponerme otra cosa?
— Nooo, Ash, no seas así. Ve así.
Tome una bolsita y después de una plática con el diablillo de mi hermana que no saliera, que me asegurara que cerrará todas las puertas me dirigí al lugar.
Al llegar, no sé por qué me sentía muy nerviosa. En mi pecho había sensación de nervios que me inundaba el cuerpo. Lo primero que vi fue a Enrique parado a lado de Fer, quien se le formó una linda sonrisa al verme.
— Hola, chaparra! — Dijo abrazándome.
— ¡Feliz cumpleaños! — Dije correspondiendo el abrazo.
Cuando me separé de Enrique abrace a Fer. Y cuando nos volteamos hacia las mesas mire como Marco caminaba hacia nosotros.
— Hola, Sam. Itzel ya estaba preguntando por ti.
— Hola ¿Dónde está?
— Por allá. Si quieres te puedes sentar con nosotros.
Abrí mi boca para contestar pero algo me interrumpio.
— Feliz cumpleaños, perrio. — Escuchamos a nuestras espaldas. Mis nervios pasaron a mi estómago.
Parecía que yo era la cumpleañera, Victor no paraba de mirarme fijo.
— Acá estoy, acá estoy. — Dijo Enrique dándole una cachetada juguetona a Víctor.
Note como Enrique lo abrazo y le dijo algo al oído.
— Pasele a lo barrido, compadre. — Dijo Enrique señalando una mesa.
— A cabron, no me tire tan lejos compadre. ¿Dónde están ustedes? — Dijo Victor mirando a Marco y después a mi.
— Allá. — Dijo Marco apenado bajo la mirada sería de Enrique.
— A pues, vamos para allá. — Dijo Victor decidido.
— Los regalos van allá. — Dijo Marco.
— A pues los dejamos... Vamos. — Dijo Victor mirándome a mi, y casi como robot hice caso a su señal y comencé a caminar a la mesa de regalos.
— ¿Que cambio cuando da uno cuando se baña, verdad? — Dijo Victor divertido.
— ¿Cómo? — Dije fingiendo que me había ofendido.
El dió una risa profunda que hizo que mis nervios desaparecieran un poco.
— Estoy jugando, ome. Es mi forma de decir que te ves muy guapa.
— Gracias. — Dije apenada.
Cuando giramos a las mesas, Marco estaba parado esperandonos mientras nos miraba como padre sobreprotector.
Ambos caminamos a la mesa y en cuanto nos sentamos Itzel nos saludo amable.
— Holaa, siéntense. — Dijo con una sonrisa amable.
El grupo empezo a tocar y ella miro a Marco con una mirada la cual él no pudo resistir, la tomo de la mano y se levantaron. — Ahorita venimos. — Comenzaron a bailar y también Fer y el Chiquete.
Cuando gire a mi derecha Victor me miraba directo con una sonrisa.
— ¿Trajiste que tomar? — Pregunto.
— Olvide llegar al expendio. — Dije avergonzada.
— Yo también. ¿Vamos por algo o que?
— Pues, vamos
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Todos hablan, Nada saben
Teen FictionLos secretos, las mentiras piadosas son parte de nuestro día a día, pero que pasa cuando se vuelven una bola de nieve que viene tras de nosotros, y arrasará con todo, hasta con nuestros seres amados.