Mi Sam

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- Deja de decirlo así, no soy... "Tú" Sam. Y no era necesario ese beso.

- Gracias a ese beso, el policía nos creyó. Así que, un de nada de mi parte es todo lo que tendrás.

- ¿Insinuas que yo debo darte las gracias?

Él me miro bastante tranquilo como si la situación fuera súper obvia. - ¡Claro!. Te libre de dormir en barandilla y obtuviste un beso mío. ¿Que más quieres? - Hizo una pequeña pausa. - Y déjame decirte que normalmente no soy tan facilitó.

Bufé de inmediato. - Lo dudo.

Él me miró enseguida con un gesto, mostrando lo ofendido que estaba. Su boca estaba abierta, pero había quedado mudo ante mi comentario.

Me dió bastante risa su expresión, pero me mantuve sería. - ¿Que? - Dije indiferente.

- Li didi. - Dijo imitandome de forma exagerada. - Vas a ver cabrona. - Dijo ya está vez de una forma más seria. - Me las voy a cobrar.

- ¿Es amenaza? - Pregunté cínica.

- Es avisó... Mi Sam - Dijo engrosando un poco más la voz, al tiempo que estacionaba su deportivo en el estacionamiento del evento y se giro a verme fijamente mientras ponía su brazo en el volante.

Me gire a verlo y Víctor aún me miraba fijo. Ya me imaginaba sus intenciones cuando derrepente sentí como perdía el apoyo que se encontraba en mi brazo del lado derecho.

- Heeey. ¿Que pedoo? ¿A dónde se fueeeron? - Pregunto Enrique algo tomado con la puerta abierta de mi lado.

- Por cerveza. - Dijo Victor fingiendo tolerancia hacia Enrique.

- ¿Y la cerveza? - Pregunto Enrique como niño pequeño.

- Está en el asiento de atrás. — Contesté divertida.

- Abre - Dijo Enrique jalando la manija de la puerta trasera.

Victor suspiro y quito el seguro.

Al segundo Enrique se metió al deportivo e ignorando completamente la cerveza se sentó en el puro medio entre Victor y yo.

- ¿Y de que hablamos? - Pregunto Enrique.

Victor golpeteo jugetonamente su volante y se bajo al tiempo que decía "De nada".

En cuanto todo el cuerpo de Víctor estuvo fuera de su auto sentí un jalón de cabello del lado izquierdo.

Me gire a ver Enrique con una expresión molesta tomando mi cabeza.

— ¿Que te dije cabezona? — Preguntó el Chiquete molesto. Hasta parecía que se le había bajado la peda.

— ¿Por qué haces esoo? — Pregunté molesta.

Enrique me miraba furico y hablo entre dientes de forma pausada. — No le sigas el rollo a Víctor. — Enrique giro para asegurarse que Victor no nos escuchará y en seguida volvió a jalar mi cabello. — ¡Entiende! ¡Cabezona!

— Pero por qué...  — Nisiquiera pude terminar la frase cuando Victor abrió la puerta de mi lado.

— ¿Se van a bajar o que? — Dijo estirando la palma de su mano para que me bajara del auto.

La acepte con una sonrisa bajo la mirada sería de Enrique.

— Ayúdeme a bajar el alcohol, comparé. — Dijo Victor tomando las botellas de su auto y señalando los botes.

Enrique los tomo y paro en la mesa donde quería sentarlo inicialmente, pero Victor lo ignoro completamente y camino directo hacia a la mesa de Marco.

Todos hablan, Nada sabenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora