Capítulo 8: ¡Escape! ¡La Asesina sin Nombre!

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En lado exterior del muro interno de la ciudad, justo en la entrada sur, quedaba una de las torres de guardia, enormes torreones que eran parte esencial de la defensa de la ciudad, pero principalmente eran garantes de la seguridad interna de Tesangrey, eran uno de los cuarteles de la guardia de la ciudad, la principal unidad a cargo de combatir el crimen y mantener el orden en una ciudad de aventureros armados y peligrosos.

La torre era colosal en altura y circunferencia, probablemente la torre donde Drake y Myelittine habían hecho su sede entraría allí fácilmente.

Mientras llevaban a Drake encadenado y a punta de espada, Myelittine caminaba en estado de sopor al igual que la abisal, ambas retenida por los grilletes especiales que impedían cualquier movimiento de sus brazos.

—Requisen sus armas —ordenó la capitana.

Sus soldados obedecieron rápidamente sus órdenes, ya tenían las espadas de Myelittine, pero revisaron entre sus ropas y encontraron una daga de acero. Otros dos soldados requisaron a la asesina, también tenían ya su daga, pero de su ropa sacaron otras 15 cuchillas más, además de abrojos, pequeñas saetas, un lanzador tubular de dardos automático con 25 cargadores de aguijones, otras dos cuchillas, más en sus botas, unos dispositivos con cuchillas ocultas en las suelas, unas agujas largas, y muchos frasquitos de veneno de diferentes clases.

—Santa trinidad —dijo uno de los soldados, no dejaban de conseguir armas oculta.

— ¿Cómo es que guarda tantas cosas? —murmuró el otro.

Le quitaron la capa y eso era todo, la asesina estaba completamente desarmada. La oficial superior se marchó hacia el piso superior de la torre con la daga y los sables. Los guardias terminaron de revisar los objetos de Drake.

—También tengo una daga en el cinturón —dijo Drake mientras le quitaban la espada de su espalda.

Tomaron sus armas y luego escoltaron a los prisioneros hasta la siguiente sala comun, el lugar teneia varias mesas largas dispuestas en la sala, los demas guardias estaban sentados sin sus pesadas armaduras, descansando antes de que tocara hacer remplazos de sus guardias.

Un pasillo largo los condujo por una escalera hacia las profundidades de los calabozos de la prisión, la colosal cámara de piedra estaba tenuemente iluminada, a medida que pasaban frente a las celdas, se podía notar que casi todas estaban vacias, las ocupadas tenían una luz en el techo de color rojizo que daba un aspecto bastante siniestro a quienes estaban sentados, cabizbajos y encadenados.

Al final de la cámara, se acercaron a una celda oscura, una luz roja se encendió en el techo y la reja de metal se abrió por su cuenta, los soldados empujaron a Drake adentro y a las chicas también y luego se cerró de nuevo, mientras los guardias se marchaban.

—Eso no era necesario —murmuró el aventurero.

Dentro de cada celda, había una silla larga empotrada a la pared en cada extremo de la misma, Drake sentó a su compañera Myelittine en una silla y a la elfa abisal en otra alejada. Luego se sentó junto a la elfa inconsciente, mirando el suelo iluminado de rojo y negro.

Drake levantó la mirada un poco y termino mirando de reojo a la que había tratado de asesinar a su amiga hace poco. Era una elfa abisal y como todos los de su especie, tenía la dermis oscura como la noche que reflejaba la luz escarlata dándole un aspecto muy siniestro. A diferencia de los humanos de tez negra, su color iba desde un color ceniza hasta un ónix oscuro.

Sus orejas eran largas como las de Myelittine, pero en vez de ser rectas hacia arriba, eran orejas caídas y podían moverse para detectar mejor la procedencia de un sonido en la oscuridad. Su cabello era blanco hueso y lo llevaba corto en un estilo recto con un flequillo sobre su frente, sus pestañas de color claro resaltaban sus ojos cerrados.

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⏰ Última actualización: Oct 23, 2021 ⏰

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