O N C E

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—¿Entonces te besó? —preguntó Ahn.

—Así es —respondí cayendo de espaldas en mi cama.

—Pues prefiero mil veces a Jungkook, que al idiota de Taehyung —opinó Yoongi.

—¿Y qué te dijo de las peleas? —preguntó Jin.

—Me dijo que lo iba a pensar —respondí imitando su voz arrogante.

—Deberías dejarlo, al final es su vida y él sabrá lo que hace —comentó Jin encogiéndose de hombros.

—Es que no quiero que se termine muriendo —argumenté.

—Oigan, yo sé de un lugar donde pelean clandestinamente. Tal vez él luche ahí. Si vamos, lo ves y hablas con él, tal vez puedas lograr que cambie de opinión. —supuso Yoongi.

—¡Esa idea me gusta! —lo apunté con emoción.— Vámonos.

—Ni en sueños vamos a pisar un lugar como ese —chilló Ahn.

—Pues si no quieres, no vengas —me encogí de hombros y tomé mi abrigo.

—Jin, hazlos cambiar de opinión —le suplicó.

—¿Por qué? Yo también quiero ir a ver cómo se parten la cara —dijo con una sonrisa de emoción.

Al final, Ahn decidió venir.

La calle en la cual estaba el lugar de las peleas, ya te daba una imagen de por qué pelean clandestinamente. En cada esquina a la cual mirabas, había un hombre vendiendo droga y a cada callejón que veías, estaban asaltando a alguien. Vaya lugar al que se vino a meter el idiota de Jungkook.

Cuando llegamos a la fábrica abandonada donde según Yoongi se hacían las peleas, pudimos oir a las personas gritando ahí dentro, al parecer ya habían iniciado. Nos bajamos del auto y nos adentramos al lugar; en cuanto pusimos un pie dentro, comenzamos recibir golpes por parte de la multitud que ocupaba todo el lugar. Nos escabullimos como pudimos, hasta llegar al frente de todo.

En el centro había una jaula y dentro de esta, dos hombres golpeándose brutalmente. Eran dos sujetos muy distintos corporalmente, uno era más musculoso, más grande y tenía a su contrincante contra las rejas de la jaula, golpeaba con brutalidad su estómago, haciéndolo retorcerse del dolor. Cuando se separó del chico, pude notar que aquel joven, no era ni más ni menos que Jungkook.

¡Joder, lo van a matar!

Su rostro estaba todo golpeado, su labio partido y de su nariz salía mucha sangre. A pesar de que aquella bestia lo dejó en el suelo, él se levantó y siguió dando pelea. ¿Cómo puede aguantar tanto? Se limpió la sangre que tenía y se tiró encima de su enemigo para golpearlo y darle patadas por todo el cuerpo. Sin importarle que el otro era más grande, hasta tal vez más fuerte, él logro derribarlo. Cuando cayó por fin al suelo, se subió encima de este y siguió golpeándolo cada vez más, hasta que otros hombres entraron dentro de la jaula y los separaron.

Estuvo a nada de matarlo.

Un hombre tomó el brazo de Jungkook y lo alzó, como en el boxeo, demostrando que él había sido el ganador. Un chico musculoso, joven, entró a la jaula y lo abrazó festejando su victoria. Todo el mundo gritaba su nombre, estaban felices de que él haya sido el vencedor, mientras que yo seguía en shock por lo que había visto.

Él estaba mirando hacia todos lados, hasta que se encontró con mi presencia, la sonrisa que tenía se le borró de inmediato, me hizo un ademán con la cabeza, indicándome que lo siguiera. Al salir de la jaula, yo junto con los chicos, fuimos detrás de él y del otro muchacho.

Caminamos por un pasillo poco iluminado, con aún los gritos de las personas afuera. Llegamos a una habitación, la cual estaba llena de cosas, principalmente, vendas, alcohol, gasas, algodón y un sin fin de cosas para curar.

—¿Se puede saber que haces aquí? —espetó con mala cara.

—Vine para hacerte entrar en razón. Casi te matan allá afuera —le reproché y el chico a su lado soltó una risa.— ¿Y tú de que te ríes idiota?

—Oye, cálmate —respondió riendo, mientras que yo lo aniquilaba con la mirada.— Si que tiene carácter tu novia, eh.

—No es mi novia —acotó el pelinegro que respiraba con dificultad por el esfuerzo que había hecho hace segundos.

—Pues parece que sí —rio.— Chicos, vámonos afuera, dejemos a los tortolitos para que se maten tranquilos.

Le regalé una última mala mirada a aquel chico y luego lo vi salir llevándose a mis amigos con él. Volví a observar a Jungkook, a él parecía no importarle nada. ¿Por qué tiene que ser tan irritable?

—Creí que ya no volverías a pelear.

Suspiró cansado.

—Yo no te prometí nada, solo te dije que lo iba a pensar y es eso lo que estoy haciendo —se encogió de hombros, indiferente.

—¿A eso le llamas pensar? —cuestioné señalando cada una de sus heridas.— Te pueden matar Jungkook, ¿por qué no lo entiendes?

—TN, deja de joderme. ¿Quieres? —pasó por mi lado. Fue hasta donde estaban el alcohol y las cosas para curarse.

—¿Es así como quieres que tú vida acabe? —se dio la vuelta para mirarme sin expresión alguna.— ¿Por qué haces esto? ¿Para que? ¿Necesitas desahogarte? ¿Necesitas quitarte tensión? Explícame porque no lo entiendo.

—No te importa —siseó.

Tenía razón.

—Tienes razón —respondí decepcionada.— No dejaras de hacer esto, lo entiendo. Bien —me encogí de hombros.— Síguelo haciendo, eres tú quien va a terminar jodido. Gracias por haberme salvado aquella noche. Nunca más volveremos a hablar y haremos como si no nos hubiéramos conocido nunca. Y si te acercas a mí, que sea ya no luchando en este lugar, ni en ningún otro. Adiós Jeon.

Salí de aquella habitación muy decepcionada. Cuando conocí a Jungkook creí que era un chico bueno, con un carácter demasiado amargado, sí, pero jamás creí que era tan imbécil como para meterse en este tipo de cosas.

Soy una estúpida, creí que era un chico bueno y resultó ser todo lo contrario.

Nunca se termina de conocer a una personas.

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ᴇᴛᴇʀɴɪᴛᴇʟʏ

𝙿𝚘𝚜𝚎𝚜𝚒𝚟𝚘 | Jeon Jungkook y TN  [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora