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Los rayos del sol alumbraron su habitación, avisándole que ya era de día. El zorro, con pereza, se levantó de su cama y observó el panorama. Hoy sería otro insufrible día, otro día en el que no podría alejarse de sus responsabilidades como príncipe y líder de su clan.

Lo único que ansiaba era la noche, la fría pero acogedora noche en compañía del ogro.

Llevaban alrededor de tres meses.

Tres meses en los que se habían reunido a escondidas de sus clanes.

Al encontrarse de noche, las probabilidades de ser vistos eran mínimas, pero seguían siendo precavidos. Nadie podía saberlo, era su pequeño secreto.

Podían sentir la adrenalina en sus corazones, la necesidad abrasadora de no querer separarse, de permanecer juntos.

Era tan extraño.

No entendían por qué se sentían de esa manera.

Ellos se habían odiado desde hace siglos, no soportaban verse, y siempre que lo hacían, solo ocasionaban desastres por doquier.

Pero ahora todo era distinto...

Los golpes fueron remplazados por besos y caricias, y las miradas frías por miradas cálidas.

Todo había cambiado radicalmente...

(...)

Kaoru investigó en la biblioteca del castillo, buscó en varios libros y enciclopedias, y todos llegaban a la misma conclusión: Amor

El zorro estaba bastante sorprendido por su descubrimiento. Jamás hubiese imaginado que lo que estaba sintiendo por el ogro fuera "Amor" nunca antes había experimentado dicho sentimiento.

Según él, el amor era un concepto demasiado idealizado por los humanos, un sentimiento que siempre había considerado como efímero y sin mucha trascendencia.

Era bastante sorprendente que lo estuviera sintiendo, pero no le disgustaba.

Le encantaba esa sensación...

Le encantaba estar con Kojiro, le encantaba estar en sus brazos, le encantaba besarlo, le encantaba tocarlo...

Así que, sí, no le molestaba para nada que lo que estuviera sintiendo por el ogro fuera amor.

Sino todo lo contrario.

(...)

—¿Entonces todas estas cicatrices son cicatrices de guerra? —preguntó Kaoru, acariciando el pecho musculoso del ogro.

Ambos estaban sentados sobre el tronco caído de un arbol, contemplando las estrellas y hablando sobre sus vidas.

—Así es. Fue cuando todos los clanes estaban en conflicto, mucho antes de alejarnos de los humanos y vivir en "armonía"

Mucho antes de que mi madre me impusiera ser el líder del clan de los zorros...

Kaoru suspiró cansado, hoy había sido un día muy pesado para él. Cuidar, proteger e instruir a los suyos era una tarea muy agotadora.

Kojiro lo observó detenidamente, la luz de luna y de las estrellas realzaban su belleza, era simplemente hermoso... No se cansaba de contemplarlo.

—Es agotador ¿no? —preguntó el ogro.

—Ni te imaginas... Hoy tuve que enseñarle técnicas de combate a los más pequeños del clan. Apenas son unos cachorros, pero es mi deber enseñarles lo básico. Es mi deber cuidar de todos ellos...

—El mío igual... Como el rey de los ogros, es mi deber atender las necesidades de cada uno. Apenas y tengo tiempo para respirar —Kojiro sonrió con cansancio.

—A veces solo quisiera huir ¿sabes?, a veces solo quisiera poder comenzar una nueva vida, lejos de toda responsabilidad. Quisiera ser libre...

—¿Y si lo hacemos? —propuso Kojiro.

—¿Eh? ¿A qué te refieres? —preguntó confundido el zorro.

—Podemos hacerlo. Podemos huir juntos y empezar una vida nueva. Podemos ser libres...

Kaoru lo miró con los ojos muy abiertos, la idea sonaba alocada y peligrosa.

—No podemos, Kojiro. E-Es imposible...

Nada es imposible si te tengo a mi lado, Kaoru —el ogro se acercó al zorro y juntó su frente contra la suya, tomándolo de las manos en el proceso.

Kaoru se sonrojó, pero luego sonrió con tristeza.

—Nuestros clanes se opondrán, Kojiro. Mi madre también lo hará... No podemos huir así como así.

—¿Y si somos honestos con ellos? ¿Y si les decimos cómo nos sentimos? ¿Y si les decimos que estamos enamorados? —la mirada que Kojiro le estaba dando era una llena de esperanza y de anhelo.

A Kaoru le brillaron los ojos y su corazón latió frenéticamente.

Era amor, definitivamente lo era.

—¿Me amas? —preguntó Kaoru, acariciando su mejilla con ternura.

—Lo hago, lo hago infinitamente. Fue sorprendente darme cuenta de ello, pero ahora sé con certeza que es amor lo que siento por ti. —respondió Kojiro con una sonrisa cálida.

Kaoru se la devolvió, recostando su cabeza en su pecho.

—Entonces... ¿Cuál es tu plan?

(...)

No muy lejos de donde ellos estaban, se encontraba una serpiente. La serpiente estaba escondida y los observaba con cautela. Sin interrumpir su velada romántica.




Continuará...

Take the chance for romance, take my heart Donde viven las historias. Descúbrelo ahora