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Kojiro silbaba alegremente por los rincones del castillo, estaba demasiado feliz, no podía ocultarlo. Kaoru, su amado zorro, ahora estaba con él, viviendo en su clan y disfrutando cada día a su lado. Eso lo hacía sumamente feliz.

Y aunque inicialmente el plan era huir con él hacia otro lugar, no le molestaba quedarse por una temporada más en su clan. Sabía que Kaoru la estaba pasando bien ahí. El zorro se sentía seguro y libre de sus obligaciones, y eso era lo importante.

A pasos cortos y calmados se dirigió en dirección hacia su habitación. Kaoru lo estaba esperando desde hace bastante tiempo, desde que se fue con el pequeño ogro en brazos para que trataran su herida.

Entonces abrió con mucha delicadeza la puerta, suponiendo que el zorro estaba tomando una pequeña siesta, y entró a la habitación sin hacer ruido.

La habitación estaba muy oscura y silenciosa, casi como si no hubiera nadie en ella, pero de alguna manera Kojiro se las ingenió para encender una vela y simular una especie de farol para alumbrarla.

—¿Kaoru...? —lo llamó el ogro en tono bajo, pero no hubo ninguna respuesta, solo silencio absoluto.

"Como lo suponía, debe estar durmiendo" pensó.

El ogro se adentró más a la habitación y con mucha cautela se acercó hacia la cama.

Pero, al acercarse más a esta, no vio absolutamente nada. La cama estaba totalmente hecha y no había rastro de Kaoru, ni mucho menos de los pequeños zorros que habían venido con ellos.

El corazón de Kojiro latió frenéticamente, asustado y ansioso. No sabía que estaba pasando.

—Tranquilízate, Kojiro —se dijo a sí mismo —debe estar en otra parte del castillo.

Kojiro con ese pensamiento se aproximó a la salida, pero antes de siquiera poner un solo pie fuera de la habitación, pudo ver un objeto extraño y brillante que sobresalía del piso.

—¿Qué esto? —Kojiro observó detenidamente el objeto —¿Una escama?

¿Por qué había una escama en su habitación?

—¡Oh! —exclamó el ogro al pecatarse de lo estaba sucediendo.

(...)


—Sabía que vendrías —dijo Adam con una sonrisa al ver como el zorro se aproximaba hacia él —Y veo que también trajiste a tus mascotas. Lindo.

Kaoru gruñó molesto y lo miró con disgusto.

—No son mascotas, son mi familia, imbécil.

—Lo que sea —Adam solo se encogió de hombros, poco le importaba lo que fueran. Se acercó al zorro y lo miró con picardía —¿Nos vamos?

—Sí... —suspiró resignado y haciendo una mueca.

Adam no muy contento con ese suspiro y esa mueca lo tomó de la cintura, alertando tanto a Kaoru como a los pequeños zorros en sus brazos.

—Espero que esa actitud cambié con el tiempo, Kaoru querido —susurró en su oído —Después de todo, nos casaremos, y no quiero verte quejándote a cada rato.

Kaoru asintió con la cabeza, asustado y temblando a la vez. Odiaba a ese sujeto. Lo odiaba, pero tenía que hacer esto. Tenía que hacerlo si quería proteger a Kojiro y a su gente de una guerra innecesaria. No quería que ninguno saliera lastimado por su culpa.

Adam sonrió al ver que Kaoru entendió sus demandas. Y acto seguido se transformó en un enorme dragón azul.

Sube —ordenó.

Kaoru, sin decir palabra alguna o protestar, obedeció y se subió al dragón; partiendo en dirección hacia su clan.

—Perdóname, Kojiro... perdóname... —susurró el zorro mientras dejaba caer una pequeña lágrima en su mejilla.

(...)


—Majestad, trate de calmarse —pidió Reki.

—¡No puedo, Reki! —respondió Kojiro aún más alterado —Ese maldito se llevó a Kaoru, se lo llevó en contra de su voluntad.

—¿Está seguro de que fue él?

—Sí —afirmó —Encontré esta escama en mi habitación —le mostró el brillante objeto —No cabe duda de que es suya.

—¿Y qué es lo que hará? —preguntó el ogro más joven.

Kojiro soltó un suspiró y miró a Reki con seriedad.

—Iremos al clan de los zorros, eso haremos —habló con firmeza —Y llevaré a mis mejores soldados.

Reki abrió sus ojos con asombro, sin duda su rey amaba con locura al príncipe. Lo amaba tanto que estaba dispuesto a llevar su mejor tropa para enfrentarse a Adam y al clan de los zorros. Todo con el fin de tenerlo devuelta en sus brazos.

—Está bien, su majestad. Ahora mismo iré a convocar a Shadow y a los demás —fue lo que dijo Reki antes de salir de la habitación.

Kojiro sonrió con suavidad, sabía que podía contar con el Ogro más joven, era como un hermano para él, como un hijo.

—¿Hijo? —Kojiro se sorprendió —Nunca antes había pensado en ello... Nunca había pensado en tenerlos...

Y con ese pensamiento en su cabeza, también decidió abandonar la habitación. Pronto amanecería, y el Ogro tenía que ir antes a cierto lugar.

Tenía que ver a cierta diosa.

Continuará...

Take the chance for romance, take my heart Donde viven las historias. Descúbrelo ahora