Capítulo 5

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El despertador sonó y Lydia lo apagó por inercia. Se sentó en su cama aún con los ojos cerrados. No se había percatado que estaba parada junto a la ventana mirando la caseta que se veía a lo lejos.

-¿Cass? -todavía estaba media dormida- ¿has podido dormir?

-Unas pocas horas -espeté- ¿y tú?

-Un poco, soñé todo el rato con esa chica

No se si por suerte o desgracia yo soñé con ciertas cosas no aptas para menores y con Jack, para colmo

....

Estábamos en el salón de clases. Me senté con Lydia ya que Mike se había sentado con un chico delante de nosotras. Issac el profesor de Literatura nos estaba leyendo la obra de Willian S. Romeo y Julieta, esa obra de verdad que lo entusiasmaba pues la leía como si la vida le dependiera de ello.

-Chicos -susurré- ¿habrán encontrado a esa chica?

-Anoche escuchamos las patrullas ¿no?- dijo Mike- lo más seguro es que sí

-El grupito del fondo- nos señaló- hacen silencio ¿por favor?

Mike se incorporó y todos hicimos silencio. Así pasó la mañana, de clase en clase. En mi mente estaba esa carta, la muerte de Malia y todo lo demás, no me podía concentrar en nada más que no fuera eso. En el rato del descanso nos dirigimos hacia la biblioteca para reunirnos, que por suerte era uno de los pocos lugares del Internado que siempre estaba vacío. Has, Daniel y Jack ya estaban ahí cuando llegué junto con Mike y Lydia.

¿Jack llegando puntual? Eso sí que era un milagro

Al notar nuestra presencia se sentaron en la mesa del fondo para evitar que nos escucharan. Los seguimos y nos sentamos con ellos. Abrimos nuestros cuadernos y Has puso en la computadora algo de Historia para disimular un poco más. A penas comenzamos a platicar entró el director y todos nos pusimos muy tensos.

-Así me gusta chicos, que tengan ganas de estudiar -nos dijo con una sonrisa en todo su rostro-

Y se sentó en una de las mesas que habían adelante, encendió la computadora y buscó unas imagenes para imprimir. Se quedó todo el rato que teníamos para hablar y cuando sonó el timbre que indicaba que se había acabado el descanso pues tuvimos que regresar a nuestras clases. Has y Daniel fueron al patio que les tocaba deporte y nosotros 3 a nuestra aula que teníamos Matemáticas con la Srt. Martínez, la profesora más estricta del Internado, tenía 56 años, de piel oscura, cabellos rizados que le llegaban a los hombros y ojos muy negros. Jack se había quedado en la biblioteca junto con el director que lo había llamado.

Terminamos las clases y fuimos directo lavarnos las manos para ir a almorzar. Esta vez no nos sentamos todos juntos. Has y Lydia se sentaron con Daniel y Mike. ¡la mesa de las parejitas! Ja ja.

Yo me senté en una mesa que la ocupaban 2 chicas que estabán tan centradas en sus cosas que ni notaron mi presencia ahí. Solo me miraron cuando el dueño de los perfectos ojos verdes se colocó a mi lado dándome un beso sonoro en mi mejilla.

-Hola Jack - era la chica del entrenamiento, la que lo aclamaba-

Y el la ignoró por completo como siempre sentándose junto a mi

-¿Tus papás no te han enseñado educación?

-Hola Samanta -la saludó con una sonrisa inocente-

-Así me gusta -le dije y continué comiendo mi puré de patatas-

-Jack -se aclaró la garganta- si quieres más tarde me puedo pasar por tu habitación -le dijo-

Los Secretos del Internado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora