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Después del singular, pero a la vez agradable encuentro con aquel rubio mesero, Minho salió con el ánimo repuesto, y con el mismo, decidió explorar la ciudad.
Ignorando las insolentes y fastidiosas miradas que la gente le ofrecía, se concentró en contemplar todo a su alrededor. A pesar de que los humanos no le agradaban mucho, debido a su reciente experiencia con éstos, admiraba lo que eran capaces de crear: desde construir imponentes edificios hasta idear medios de transporte y comunicación cada vez más eficientes. Recordando aquella época en la que él estuvo en el mundo humano, era sorprendente como en pocos siglos todo había evolucionado.
Minho vagó por el lugar un buen rato, sin dejar de examinar cada cosa nueva que encontraba, hasta que se topó con alguien conocido. Al verlo, se sintió aliviado.
-¡Felix! -llamó a un bajito hombre pelinegro que estaba por entrar a una tienda justo al otro lado de la calle. El dueño del nombre volteó hacia Minho y lo miró sorprendido.
-¿Minho? ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar preparándote para tu coronación? -preguntó al demonio una vez éste estuvo al frente suyo.
-Sí, bueno, sobre eso- Minho hizo una mueca, nervioso, rascó su nuca -Renunciaré a la corona.
-¿¡Cómo!?- gritó el pelinegro y cubrió su boca al darse cuenta de que las personas empezaban a darles miradas extrañadas, después de todo, no era muy normal ver cómo un hombre con ropa de cuero negra bastante ajustada le gritaba a otro vestido como un príncipe -Mejor hay que discutir esto en privado- le susurró a Minho, tomándolo por el brazo y llevándolo consigo hasta el vehículo del más bajo.
-Woah, tienes una de esas máquinas de acero- comentó asombrado el demonio.
-Se llama auto, ahora sube- le ordenó. Minho repitió el nombre del objeto y se quedó quieto, no sabía cómo funcionaba el auto. Felix se burló de él, le abrió la puerta, cuando Minho estuvo dentro la cerró, luego él subió.
Deslumbrado, Minho examinaba el interior del auto mientras el conductor le decía que no tocara nada. Un momento más tarde, se detuvieron frente a un edificio, el hombre más bajito que él lo ayudó a bajar y juntos entraron al lugar.
Dentro había una especie de mini escenario, alrededor se encontraban mesas y sofás de satín rojo, al fondo estaba una barra y detrás de ésta se veía un largo anaquel, en el que botellas de licor reposaban. El sitio no era grande pero sí moderno y lujoso.
Minho observó todo con curiosidad, sin embargo, el pelinegro no habló hasta que estuvieron frente al elevador. Minho miró temeroso las puertas de metal, el contrario presionó un botón haciendo que el elevador emitiera un sonido que asustó al demonio, un segundo pasó y las puertas se abrieron, Felix entró pidiéndole al peliplateado que también lo hiciera, él lo dudó, al final, se armó de valor y entró. Después las puertas se cerraron, y en un dos por tres se volvieron a abrir, sólo que, al salir, ya no se encontraban en el club nocturno, sino que en un apartamento.
-Esa fue la experiencia más extraña que he tenido- comentó Minho aturdido, sacándole una carcajada al pelinegro.
Luego echó un vistazo a lo que supuso, era donde Felix vivía (además del Infierno). No había tantas cosas como esperaba: sólo dos recámaras, una cocina, un minibar y una sala de estar. Felix no le dio tiempo de seguir inspeccionando porque lo arrastró a la cocina.
-Ahora sí, cuéntame cómo está eso de que no quieres ser rey- pidió Felix, sentándose al antecomedor, frente a Minho.
-Eh, pues- Minho distrajo su atención a la variedad de alimentos sobre la mesa, jamás vio alguno de éstos -¿Puedo probar un bocado?- preguntó al dueño de la casa, señalando la comida, y cuando la respuesta fue afirmativa, Minho metió todo lo que pudo a su boca -¡Esto es delicioso!- exclamaba cada que tragaba otro bocado -No puedo creer que no tengan esta clase de manjares en el Infierno- murmuró molesto el peliplateado sin dejar de engullir las alitas, ramen, pizza y demás comestible que encontrara a su paso.
-Pues es que tú nunca sales de tu habitación- Felix rió por el comportamiento tan infantil de Minho y lo dejó ser, al menos por un rato.
-No me has platicado el porqué estás aquí- habló Felix una vez que Minho terminó de arrasar por completo con la comida -Soobin va a molestarse cuando se enteré de que devoraste su cena- comentó Felix con diversión, Minho le dio una sonrisa de falsa inocencia y luego tomó un aspecto más serio.
-No quiero ser rey del Infierno- contestó Minho con franqueza -Así que se me ocurrió que tal vez si subía al mundo humano podría encontrar a Hyunjin y llevarlo de regreso al Averno, y de alguna forma que aún estoy planeando, hacer que Satán y el Consejo lo rediman de su grave falta- soltó Minho un poco demasiado entusiasta. Felix asintió pensativo.
-Es la idea más loca que he escuchado desde que los humanos crearon la Inquisición- dijo el pelinegro en un tono tan serio que asustó a Minho -Cuenta conmigo para ello- sonrió con complicidad. Sorprendido, Minho abrió demás los ojos.
-¿En serio?- preguntó para cerciorarse, no quería que al final Felix le estuviera jugando una broma y después lo delatara al Consejo Demoníaco.
-Claro, si hay algo más que adore aparte del bondage es ir en contra de los ancianos miembros del Consejo- respondió el bajito, guiñándole.
-Gracias, en serio- Minho caminó hasta Felix, abrazándolo en agradecimiento.
-Sí, sí, ya sé que soy imprescindible para tu plan, aunque déjame decirte una cosa- Minho soltó al pelinegro, prestándole atención -Si uno de los vejetes, Satán y/o tu padre -sobre todo tu padre- se enteran de lo que quieres hacer y deciden venir tras tu diabólica cabeza, yo no voy a salvarte ni nada parecido, porque podré ser un príncipe del infierno, pero eso no significa que esté exento de que Lucifer me castigue severamente, por muy sexy que eso suene.
Minho asintió, él tampoco se sentía del todo confiado de que los altos rangos del Infierno no se darían cuenta de lo que tramaba, esperaba encontrar a su primo lo más rápido posible, ya que, de no ser así, tendría que enfrentar al Consejo y al Diablo, y peor aún, a su padre, porque a pesar de conservar su bella forma angelical, TaeMin podía llegar a ser bastante cruel y severo si se lo proponía.
-Bueno, mi primera contribución al plan es darte una copia de la llave del apartamento- Felix abandonó la cocina rumbo a su habitación, con Minho siguiéndolo pero no le permitió entrar, cuando salió, le tendió una pequeña llave plateada, mas la retiró -Te la daré con una sola condición- habló el pelinegro en voz seca, Minho se limitó a asentir -Nada de orgías sin mi presencia ni mi participación, mini Lucifer- dijo en tono de advertencia, aunque sonriendo, colocando la llave en la mano del peliplateado.
Minho viró los ojos, riendo divertido a causa del contrario. Sin duda, Felix era un demonio hilarante y espontáneo. Y con su ayuda lograría que Minho evitara su "trágico" destino.
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Gracias por leer Sunflowers 🌻🌈
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A Lover From Hell ↯ MINSUNG
Fanfiction«Con la presión de estar a punto de convertirse en el rey del infierno, Minho decide subir al mundo humano para tomar venganza contra su primo, sin tener idea de que el amor será lo primero que encuentre» [❥] ᴘᴀʀᴇᴊᴀ - Minho x Jisung [❥] ɢéɴᴇʀᴏ - ro...