Campo

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Parte del día tres de la Carligor Week, espero lo disfruten<3

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Cinco años pasaron desde que Carlo Gambino estuvo atrapado en una isla y posteriormente viviendo en Los Santos, no fue nada fácil, pero logró salir del radar de los federales americanos y regresar a su tierra gracias a la ayuda de una buena parte de su familia, quienes nunca dejaron de buscarle después de todo el lío de Marbella.

Desde entonces Carlo había permanecido en su país, el patriarca de la familia estaba orgulloso de su hijo menor quien estando en un país extranjero y sin recursos había logrado salir adelante sin problemas hasta que dieron con él.

Carlo se había ganado a pulso una parte del negocio familiar, la cual actualmente manejaba en compañía de Toni.

Ambos después de todo lo sucedido en el pasado eran más inseparables que nunca, excepto por supuesto, cuando Carlo pasaba tiempo de calidad con su esposo.

Después de huir de Marbella, Hai e Igor habían permanecido un tiempo con la familia Gambino, al igual que José.
Y pasado un año justo cuando Carlo volvía a reunirse con los suyos, el chino se marchó para encargarse de sus propios negocios dejando a Igor atrás, el "hombre máquina" no había querido ir con él.

En un inicio nadie supo porque de la elección de Igor, el propio Hai sorprendido y enojado no había querido dejarle, no hasta que los Gambino le dieron una jugosa suma de dinero para que dejará a Igor ser "libre".

Pero pasaron los meses, luego un año más y la razón se hizo bastante obvia, al parecer Igor además de ser capaz de tomar decisiones propias también era perfectamente capaz de sentir emociones.

Igor acompañaba siempre a los hermanos Gambino de aquí para allá, pero él y Carlo se hicieron especialmente unidos.

Todos parecieron de ser conscientes de aquello, viendo como siempre se iban a entrenar solo los dos, las mirabas que se dedicaban a veces, el como Igor siempre se aseguraba de cubrirle la espalda a Carlo más que a nadie, el como Carlo se preocupaba siempre de Igor y su bienestar, que estuviera a gusto con las tareas que le encargaban y demás cosas.

Ambos inconscientemente se daban muestras de un apreció más allá de la amistad, todo entre ellos siempre surgía de manera tan natural que nunca sintieron nada diferente en su relación, hasta que los demás miembros de la familia comenzaron a señalarlo de vez en cuando.

Había sido algo un poco impactante, sobretodo para Igor que apenas aprendía a comprender las emociones, a Carlo por su parte no le fue difícil aceptar sus sentimientos, más nunca presiono al contrario, su comportamiento con él siguió igual que siempre, decidiendo esperar a que Igor diera el paso cuando se sintiera preparado.

Y bueno, las cosas fluyeron bastante bien pues a día de hoy, con la bendición de la familia, Carlo e Igor están unidos en matrimonio, disfrutando de la compañía del otro como nunca antes.

Cuando Carlo se siente agobiado con todo el ajetreo que da el trabajo familiar, le gusta dejar la ciudad y viajar solo con Igor a alguna de las propiedades que posee la familia en las afueras.

Hay una casita de campo, justo en medio de un viñedo que pertenece a los Gambino, rodeado de pequeños cerros a la cual les gusta ir a ambos, a Igor especialmente le parece encantar aquel lugar, suele decir que es muy pacífico, que le relaja.

Carlo se siente igual, el ambiente allí es tan diferente al de la ciudad o al de cualquier otro lugar en el que halla estado que lo adora y la compañía de Igor lo hace aún mejor.

Tienen una rutina cuando están ahí, como nunca Carlo prepara el desayuno para ambos y comen en la cama, escuchando la radio a veces. Almuerzan al aire libre, disfrutando gustosos del clima cálido y del vino que se produce allí. Suelen pasar las tardes caminando entre las viñas simplemente hablando de la vida, recordando anécdotas pasadas y pensando en cosas que les gustaría hacer en el futuro.

Cuando la tarde cae suelen preparar la cena juntos, sus manos rozándose de vez en cuando, miradas cómplices brillando en sus rostros, después con los estómagos llenos y sintiéndose satisfechos se instalan en un viejo y cómodo sofá que hay allí, Igor sentado leyendo algún libro en voz alta mientras Carlo se tumba boca arriba, su cabeza apoyada en una de las piernas ajenas, sus ojos cerrados mientras disfruta de oír la voz ajena, totalmente relajado.

Cada vez que están en aquel lugar, sienten la felicidad en sus pechos, de tenerse el uno al otro y de poder disfrutar de aquellos tranquilos momentos que no cambiarían por nada del mundo.

Carligor [Mini-Historias]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora