No estás solo

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Con un grito ahogado y el corazón latiendo desbocado, Carlo Gambino despertó.

Observó el techo de la habitación agitado, lágrimas comenzando a escapar de sus ojos una tras otra, jadeó adolorido, llevando una mano a su pecho como si quisiera arrancarse el corazón.

–Mierda, mierda..–cerró los ojos tratando de calmar la angustia que le carcomía por dentro, más las imágenes de pesadilla, los recuerdos seguían apareciendo tras sus párpados.–Joder..

–¿Carlo?

La voz de Igor se hizo oír entonces en un tono preocupado, Carlo se sobresaltó y abrió los ojos, mirando hacia los lados hasta fijar su atención en el ruso, quién se hallaba sentado recto en un sofá a un lado de la cama.

Carlo sintió un nudo formarse en su garganta, las palabras de Igor, de que "dormiría a su lado vigilando sus sueños" sonando en su cabeza, él era real, estaba allí con él, le había encontrado.

–Igor..–su voz sonó quebrada, se maldijo internamente al no poder controlar sus emociones, se suponía que el no era así.

–Carlo.–el ruso le observó con duda, no sabía que hacer, nunca había visto al italiano en ese estado.–¿Tú.. necesitar algo?

El silencio reino en la habitación por lo que parecieron largos minutos, pequeñas lágrimas aún escapaban de los ojos del Gambino.

–¿Puedes acostarte conmigo?–preguntó Carlo en voz baja casi en un tono suplicante.–S..solo por está noche..

Igor se halló sorprendido, más no hizo ningún comentario y asintió con la cabeza, tratando de sonreír de manera tranquilizadora al italiano.

–Pior supuesto, Carlo.–se levanto del sofá, quitándose los zapatos y la chaqueta de traje con calma.–No hay prioblema.

Carlo mantuvo su vista sobre Igor, viendo cómo este avanzaba con calma hasta acercarse a la cama, metiendo bajo las frazadas y acostándose boca arriba, muy quieto, en otras circunstancias Carlo se hubiera burlado pero lo único que podía hacer era tratar de contener sus emociones.

Se quedaron así por un largo rato, ambos mirando al techo sin decir nada, Carlo llorando en silencio con su la angustia estrujando su pecho.

Algo temeroso de la reacción de Igor pero sin poder contenerse más, el Gambino se acomodó poniéndose de lado mirando el rostro impasible de Igor con duda, hasta que finalmente se acercó aferrandose a él y hundiendo su rostro contra el brazo ajeno.

–¿Carlo?–Igor se sobresaltó un poco, tomado totalmente por sorpresa.

–Será solo un momento...–Carlo hablo en voz baja.–Solo un momento, necesito.. necesito sentirte.. saber que estás aquí, que eres real..

Igor guardo silencio, sin saber exactamente qué responder, ¿Por cuántas cosas había pasado el italiano para estar así? Nunca le había visto tan vulnerable, tan dolido.

–Estioy aquí, Carlo.–el ruso soltó un pequeño suspiro, levantó uno de sus brazos con cuidado, Carlo moviéndose un poco y aferrandose más fuerte a él, posó entonces su mano sobre su espalda.–Soy real, nio me iré a ninguna piarte.

Carlo no respondió mantuvo su cabeza ahora contra el pecho de Igor, un sollozó escapando de su garganta y su cuerpo sacudiéndose levemente debido al llanto, estaba tan feliz de volver a Igor, de saber que no le habían abandonado y que le habían estado buscando todo el tiempo, pero aún así, tenía miedo, miedo de que todo aquello no fuera real porque era demasiado bueno, temía que Igor se desvaneciera de repente, temía abrir los ojos y encontrarse de nuevo en la jaula.

–Nio volveré a dejarte, Carlo.–Igor hablo con voz firme.–Ya dije que nio me alejaré ni un miomento, seré su sombra y velaré por usted. No..–hizo una una pequeña pausa, sintiendo una punzada de rabia de pronto.–No volverán a lastimiarlo nunca más, usted ya nio estará solo, Igor estiará siempre a su lado.–era un juramento.

Carlo levantó la cabeza, observando a Igor directamente a los ojos, con los suyos enrojecidos y aún derramando lágrimas.
Se observaron en silencio, Igor mantuvo su mano sobre la espalda de Carlo y levantó la otra, llevándola hacia su rostro, se detuvo antes de tocar al italiano, dudoso, pero finalmente la posó en una de sus mejillas, secando una lágrima con su pulgar con sorprendente suavidad.

Carlo era importante para él, cuando le conoció y comenzaron a relacionarse más, empezó a sentir cosas, admiraba a Carlo por su lealtad y forma de ser, se había sentido terriblemente dolido cuando le habían dejado atrás en Marbella, había pensado lo peor y ahora al volverle a ver, tan diferente, actuando de una forma en la que nunca le había visto actuar, dolía, su pecho dolía y no sabía porque exactamente, le desagradaba enormemente ver a Carlo de aquella forma.

–No llores más, Carlo.–musitó Igor, manteniendo su mano sobre la mejilla ajena.–Ya nio estás solo, estoy contigo.

Carlo le observó fijamente, sin decir nada, fue quizá en un impulso en el que se acercó a su rostro y entonces cerró los ojos, posando sus labios sobre los de Igor en un suave beso.

Los ojos de Igor se abrieron desmesuradamente, más no se aparto, era algo nuevo para el, sorprendente y extraño de una forma que no sabia definir, cerró entonces sus ojos también, sintió a Carlo alejarse unos centímetros y volver a depositar sus cálidos labios sobre los suyos, otro casto y pequeño beso.

Cuando el italiano volvió alejarse fue Igor quién le dió un corto beso en una de sus mejillas, Carlo suspiro manteniendo los ojos cerrados, sintiendo como el ruso le daba un pequeño beso en la cien y luego en un lado de la frente, la mano en su espalda haciendo caricias en círculos.

–Descansa, Carlo.–murmuró el ruso, sin dejar de acariciarle.–Duerme...

Carlo asintió ligeramente con la cabeza y se acostó contra el pecho ajeno, exhalando temblorosamente, el dolor en su pecho menguando un poco, solo una solitaria lágrima deslizándose por un lado de su rostro desapareciendo contra la camisa de Igor.

El italiano se quedó dormido escuchando el latir del corazón del ruso, encontrando consuelo en la calidez de su cuerpo qué hacía real su presencia.


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