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"Tu papá puede ser tan tonto a veces. Creo que es tan maduro como un niño de siete años, pero espero que al menos tú seas un poco mejor, como si nueve o diez serían mejores. Con lo hermoso que es, Sé que serás el bebé más lindo de todos, incluso más que Akinari. Probablemente incluso mejor que el hijo de Sasuke y Hinata, si es que alguna vez tienen uno. Serás perfecto, porque tú también eres mío. Estoy emocionado de que estés aquí, Isamu. También es un poco estresante pensar que estarás aquí en solo tres meses. Parece poco tiempo y está demasiado lejos. Me pregunto..."

Shisui observó en secreto a Naruko sentarse en la mecedora de la guardería hablando con su hijo. Le había estado leyendo cuando de repente dejó el libro y empezó a charlar. Los libros que habían comprado sobre el embarazo meses atrás decían que hablar con el niño le ayudará a reconocer la voz de los padres (Shisui los había leído y memorizado todos una semana después de que los compraron, una hazaña de la que nunca se había creído capaz).

Shisui había estado hablando (en secreto) con su hijo cuando supo que Naruko estaba dormida. Le diría a Isamu sobre la propia Naruko, sobre lo hermosa y amable que era, sobre su voluntad de fuego y su fuerza de acero. No omitió ni un solo detalle. Ahora, él se estaba derritiendo por dentro con solo verla mecerse suavemente, su mano descansando sobre su barriga en constante crecimiento y la expresión más suave que jamás había visto en surostro.

Respirando hondo para animarse, Shisui sacó la pequeña caja de terciopelo que había estado haciendo un agujero en su bolsillo durante más de una semana. Nunca pudo pensar en el momento adecuado para preguntárselo, pero ahora parecía perfecto.

Cuando todo resulta bien.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora