24.- Confusión

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Con la espalda y cuello adoloridos, con extremo frío y un pesar en el pecho despertó una hermosa rubia

Intento moverse o buscar una cobija pero se sorprendió al sentir una textura carnosa sobre su cuerpo, aún adormilada con su propio cuerpo intento reconocer e imaginar la zona,

Una tina? Qué más hay? 

intento quitar aquello que le costaba respirar sintió un bulto enorme con cabellos entre sus dedos

Aunque estaba algo descolocada no se había espantado, y con sus ojos aun cerrados por el dolor de cabeza y el sueño, decidió despertar a la persona que estaba en su pecho.

-Cariño, despierta, tengo frío y me siento incomoda

El rubio solo lanzó un ligero quejido de molestia y berrinche

Y aun que según ella su voz estaba ronca... insistió

-Amor, no puedo seguir durmiendo así, si no te paras te voy a empujar

-No quiero! Tu pecho es cómodo
Dijo con tono tierno y malcriado

Aunque para Helga no fue así, ella abrió los ojos de golpes y empujó a Arnold por inercia, lo miro de arriba abajo  estaba desnudo, ella estaba desnuda, en una tina, no se requerían explicaciones

Y entonces recordó pequeños fragmentos de la noche, recordó ciertas frases y ciertas acciones, se cubrió el cuerpo y solo dijo

-TU NO ERES
NO ERES
PENSÉ QUE ERAS

Al principio el Rubio no comprendía la sorpresa de su amada, pero al escuchar lo último entendió, helga había creído que se había acostado con Ariel,

Acaso no recordaba nada, no recordaba que helga se lo había pedido a él?

Empezó a sentirse culpable, nuevamente el alcohol aunque había sido tan solo 3 tragos, le habían traicionado, no supo detenerse, el debió decir a Helga que no, era su responsabilidad cuidarla pero terminó teniendo sexo con ella, su culpa, no podía soportarlo y aún así tenía que justificarse por lo que solo le contesto:

-N no no hubo penetración, aún somos vírgenes

-Que?!!! Solo dirás eso! SALTE! Quitate de la tina
Le gritaba mientras pateaba torpemente al muchacho

-Trae mi ropa!

El joven solo obedeció, busco entre todas las prendas que estaban tiradas y le entrego la camisa y pantalón que hacían juego con su traje

-Perdón helga.. no se que decirte, yo debí parar, debí poner límites y siento miedo ahora, no quiero que pienses que yo me aprovecharía de ti por que no es así, sabes que yo siempre velaría por ti y tu bienestar y y yo, yo creo que entiendo que estés sorprendida y enojada y preocupada pero yo, yo creo que

-Arnoldo... que buen discurso pero date la vuelta de una maldita vez, no me puedo vestir si me miras directamente

El pobre chico noto su desnudez se cubrió con ambas manos lo poco que quedaba de su intimidad, aunque eso poco no era nada poco.
Solo dio media vuelta e inmediatamente y se disculpo constantemente.

La rubia por su parte miraba la escena divertida pero con cierto cansancio en su espíritu, lanzó un suspiro largo y continuo:

-Ya déjalo así Arnold, cometí un error, y tu también es cierto, y si, si
recuerdo, a grandes rasgos... Pero si recuerdo lo que pasó, así que ya déjalo.
Yo sabía que tarde o temprano cerrar mi relación con ariel me pasaría factura

-Bueno, ya pasaron 2 meses, y bueno, no se, tu me contaste que esa prueba solo sería por un mes, ya sabes, no se, quizás el también tuvo lo suyo-

Se notaba en su voz el nerviosismo, la entonación a sus palabras eran temblorosas y algo desesperada.

Muy en sus adentros el quería revelar el secreto de Ariel, la infidelidad a la que fue testigo

Pero no era característico de él esparcir chismes, no había sido educado para sabotear a la gente y además, nisiquiera estaba seguro de que existiera tal infidelidad, creía tener certeza pero también se sumergía en constantes dudas dentro de su cabeza

-Aunque así fuera, camaron con pelos, no me exime de mi responsabilidad
La Cage, jodi la relación...

Aunque de espaldas, el joven y desnudo arnold, el que se jactaba de ser recto, se sentía triunfante, su rostro tenía una ligera sonrisa de lado y unos ojos desafiantes

-Pero bueno, ya veremos, ya termine, y aunque me gusta ver tu lindo lunar en tu nalga derecha, tu también deberías vestirte, Por Dios Arnoldo, no tienes pudor? Quieres provocarme?

El Rubio exaltado inmediatamente tomó su ropa, con pena y rubor en sus mejillas pero con el alma y corazón lleno de esperanzas

Pasión, Amor, Celos: 𝑙𝑒 𝑓𝑖𝑙 𝑟𝑜𝑢𝑔𝑒 𝑑𝑒 𝑙'𝑎𝑚𝑜𝑢𝑟 𝑝𝑒𝑢𝑡 𝑎𝑢𝑠𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora