Cartas Para Un Desconocido •gramon•

Dieciocho

Sin darse cuenta, pasó casi un mes y medio, yéndole bien y sin muchos embrollos. Alex seguía sin meterse en cosas raras, o al menos ya no en la cara de Graham, así que él ya no sabía nada de aquél asunto.

Sin embargo, de repente se acordaba de aquella historia que había visto en el instagram de Alex cuando todo este asunto apenas comenzaba, Graham seguía preguntándose de dónde recordaba esa voz tan familiar en aquél vídeo. Sentía que era de alguien que, por supuesto conocía, pero no del todo.

Lo suficiente como para no recordar su voz.

De cualquier manera, ya había pasado mucho tiempo desde ese "incidente", así que poco caso tenía que le preguntara a Alex, incluso se vería raro si le preguntara, ¿por qué Graham se acordaría de un vídeo de quince segundos que Alex había posteado hace meses? De cualquier manera tenía dos opciones: 

Esperar a que el tema, de alguna forma, volviera a surgir.

O simplemente dejar en paz aquel tema por una buena vez.

Probablemente debería considerar fuertemente la segunda.

(...)

Bien dicen que atraes lo que temes.

Si bien Graham no temía algo sobre aquello, tal vez el pensar en eso demasiado terminó por atraerlo, y así fue. No bastaron más que unos días para que Alex regresara a sus andadas.

O eso pensaba, pues de alguna manera sentía que desde unos cuantos días James había empezado a evitarlos, en especial a Dave. ¿Por qué? Seguía sin tener respuesta, pero si tenía una idea de lo que podría ser.

Y, aunque Dave no quería aceptarlo, él también sintió ese rechazo por parte de su amigo.

Fue una tarde en que Coxon estaba en su día de descanso cuando Dave regresó al hogar poco antes de lo habitual, cuando  éste abrió la puerta no se encontró con nada más que con un Graham tocando la guitarra.

El menor lo recibió y todo marchó normal hasta que, cuando se encontraban juntos comiendo, Dave decidió romper el silencio que había entre ambos.

- Oye, ¿no sientes que Alex está raro últimamente? -preguntó sin más.

"Si por últimamente te refieres a estar teniendo encuentros extraños con gente desconocida durante ya meses, pues sí, qué bueno que te das cuenta.", pensó Graham para sí mismo.

- No lo sé, ¿por qué lo dices? -respondió mientras le daba una mordida a su sándwich para disimular sus nervios, aunque ni siquiera sabía porqué estaba nervioso.

- No sé, es que siento como si nos estuviera evitando. 

- Supongo que sí, ¿no ha pasado nada entre ustedes? -preguntó Graham.

- No... -hizo una pausa.- ¿Está enojado conmigo?

-No, no que yo sepa, sólo preguntaba. - respondió rápidamente, algo apenado.

- Meh, ha de estar de mal humor y ya. -finalizó el mayor sin mucho interés y regresó a comer.

Eso dejó con más preguntas que respuestas a Graham, ¿por qué Dave se tomaría tan a la ligera el comportamiento de Alex? ¿O era sólo él sobrepensando todo otra vez?

Cuando Graham terminó de comer se paró de su lugar, dejó los platos en el fregadero y tomó algo de dinero.

- Voy a comprar algo para merendar más tarde, ¿te traigo algo? -le preguntó a su amigo mientras se dirigía a la puerta.

- No, estoy bien. -sonrió.- Si se me antoja algo más tarde iré yo.

- Como digas. - le devolvió la sonrisa y emprendió su camino hacia la tienda.

Cuando llegó, le extrañó que estuviera casi vacía, aquella tienda era de una cadena famosa y normalmente estaba llena. A pesar de eso le alivió que no tendría que ponerse nervioso por la gente que pudiera haberlo rodeado, algo irónico para alguien que trabaja en un restaurant y tiene que tratar con tanta gente todos los días.

Al entrar se dirigió rápidamente al área de snacks y se quedó viendo un rato pensando en qué eligiría como su merienda de la tarde.

No fue hasta que miró de reojo a "alguien" su costado.

Sacudió su cabeza rápidamente debido al shock.

Ya no había nada, ya no había nadie a su lado, pero alcanzó a ver una figura conocida salir de la tienda.

Algo confundido, terminó por elegir las mismas papas fritas de siempre y se apresuró a la caja. Luego de entablar una mínima conversación con el cajero, de aparente nombre Jarvis, mientras pagaba, salió de la tienda aún extrañado por lo que había visto.

Qué raro, era la segunda vez que pasaba.