Veintitrés.

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Esa noche Dave llegó con noticias acerca de que ya no era un cocinero más en el restaurante, ahora era nada más y nada menos que el jefe de cocina. Sus amigos y demás compañeros de trabajo estaban sumamente felices por él, ya que todos estaban de acuerdo en que Dave tenía una gran pasión y cariño por su trabajo.

El trío celebró la noche con comida asiática y un par de cervezas, además, Graham pudo estrenar sus nuevas cuerdas y tocar algo de música para sus amigos. 

Había sido una magnífica noche.

 [...] 

Dave y Alex se estaban preparando para sus respectivos trabajos, graciosamente a ambos les tocaba el turno de la tarde y entraban con sólo treinta minutos de diferencia, por otra parte, a Graham le tocaba descansar.

El menor despidió a sus dos amigos y les deseó suerte en sus respectivas labores, Alex y Dave también se despidieron y subieron al auto de James mientras Graham los observaba desde el balcón del conjunto de departamentos.

Cuando se fueron, Graham regresó de inmediato al departamento y se quedó viendo su serie favorita un rato, pues no tenía mucho que hacer. Al ser pasadas las tres de la tarde, él y sus amigos ya habían comido antes que se fueran, por lo tanto no tenía nada interesante que hacer mas que ver su serie y deslizar la pantalla de su celular por un buen rato.

Pasados unos cuantos episodios empezó a abrirse su apetito, Graham se paró a revisar el refrigerador y la alacena, pero no encontró mucho, más bien nada que realmente se le antojara, así que tomo su billetera y se dirigió a la tienda de conveniencia a la que siempre iba para comprar un snack.

En el camino a la tienda estaba pensando qué fritura comprar o con qué bebida acompañarlas, pero también se le cruzó por la mente que era justo así como había reanudado su amistad con Liam, lo que le pareció bastante gracioso.

Al llegar fue directamente a buscar lo que comería para acompañar su serie, esta vez sí que había gente lo cual no sabía si era algo necesariamente bueno, pero el panorama era definitivamente diferente al de la última vez.

Tomó lo necesario para su maratón y se formó en la fila para llegara a una de las dos cajas, frente a él había un grupo de tres niños al parecer de secundaria, que por alguna razón le recordaban mucho a él mismo y sus amigos, lo que le pareció adorable.

Pasaron solo unos minutos para que Coxon estuviera en la caja listo para pagar, nuevamente con el mismo cajero de la última vez, Jarvis, quien tenía un rostro bastante fácil de recordar. Aunque le causaba cierta curiosidad, se apresuró para pagar sus cosas e irse, tal vez aquél cajero es de esas personas que siempre ves, cruzas algunas palabras y de alguna manera te agrada pero con el que nunca llegas a entablar una relación.

Finalmente regresó a casa y regresó a sus asuntos, las series de crimen real eran de sus mayores gustos y por fin tener el tiempo para un pequeño maratón le venía muy bien. Se entretuvo fácilmente unas tres horas, ya casi eran las siete en punto y apenas sintió que el tiempo avanzó, y aunque no tenía ningún pendiente por cumplir, le llegó un sentimiento de que estaba malgastando el día.

Un pequeño conflicto se creó en su mente, es decir, ¿por qué se sentiría culpable de pasar un rato de ocio si era su día de descanso? Era estúpido, pero a veces se le olvidaba que su mente regularmente le hacía malas jugadas.



Con la mente más despejada se dispuso a tomar su guitarra y pasar un rato tocando antes de tener que preparar la cena para él y sus compañeros.

Estuvo practicando sus canciones favoritas, entre ellas unas de los Beatles, las cuales le recordaban a Liam y su hermano y la vez que fueron al partido de fútbol.

También se le pasó por la mente el empezar a escribir sus propias canciones, justo como alguna vez lo hizo con Damon, pero creía que tal vez el solo no era tan bueno como cuando estaban los dos. De todos modos se quedó considerándolo un rato, tal vez sea sólo cuestión de encontrar algo que lo inspire.

Que lo inspire suficiente para crear una canción.


[...]

Ya era de noche y ya tenía la cena lista, sólo estaba esperando que sus amigos cruzaran por la puerta en cualquier momento. Por mientras estaba intercambiando mensajes con Liam, quien le estaba contando sus anécdotas del día en la universidad.

Al cabo de unos quince minutos, sus dos amigos estaban cruzando la puerta, listos para cenar con Graham.

-¿Cómo les fue? -preguntó Coxon mientras llevaba la comida a la mesa para que los otros pudieran servirse.

-Igual que todos los días, no puedo quejarme. -respondió Alex, llevando los platos y vasos a la mesa detrás de Graham.

-¿Qué hay de ti, Dave? Lamento no poder haber estado en tu primer día de jefe de cocina. -dijo Coxon mientras se sentaba en su lugar.

-Estuvo bastante bien, quiero decir, no hay mucha diferencia. -hizo una pausa para servirse algo de comida en su plato. -Pero siento que por fin tengo el reconocimiento que merezco.

-Felicidades, campeón. -lo felicitó James. -¿Y tú qué hiciste hoy, Grems? -preguntó dirigiendo su mirada a Coxon.

-Ah, pues vi mi serie y ya. No hice mucho la verdad. -se rió.

-Bueno, pero al menos nos recibiste con una cena deliciosa, definitivamente aprendiste de mí.-respondió Dave sonriente.  

-Y de mí. -Alex alzó la voz para interrumpir intencionalmente a Dave.

La cena transcurrió normal, charlaron y contaron con más detalles sus cosas del día, además de unos cuantos chismes del trabajo de Alex que Graham y Dave escuchaban curiosos.

Cuando terminaron hicieron un pequeño juego para decidir quién lavaría los platos, resultando Alex como el perdedor, así que mientras Coxon y Rowntree jugaban en la consola que tenían, James se quejaba por haber perdido, pero cuando terminó se les unió a la partida.

Sin embargo, entre partidas Alex se distraía en su teléfono, parecía estar hablando con alguien y eso hacía que sus amigos se burlaran de él. Alex simplemente les seguía el juego, pero después de un rato desconectó su control y se paró de su lugar.

-¿Qué? ¿A dónde vas, imbécil?-dijo Graham bromeando.

-Noel me invitó al bar, voy a verlo un rato. -respondió el castaño riéndose encogido de hombros.

-No creo que haya sido Noel con quien hablabas tan interesado. -respondió Dave en un tono burlón.

-Simplemente están celosos de que a ustedes no los inviten. -Alex siguió con el tono burlón.

-No, gracias, nosotros estamos bien aquí, ¿verdad Graham?-dijo Dave abrazando a Graham por la espalda.

-Sí, ¿cómo la ves?-respondió el menor tratando de aguantar la risa.

-Bueno, ustedes se la pierden. -Alex dio la vuelta y se fue por la puerta.

-¡Qué te vaya bien, Alex!-Graham se apresuró a alcanzarlo y éste le respondió con una sonrisa. Cuando lo vio subirse al auto e irse regresó adentro con Dave.

-¿Seguimos jugando los dos? -sonrió Dave.

-Sabes que sí. -respondió y se volvió a sentar a lado de su amigo para reanudar la partida, ahora con solo dos jugadores.

Cartas Para Un Desconocido •gramon•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora