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capítulo tres. una chica en nueva orleans
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ESME BROWNE SALIÓ de la cocina con su dosis de sangre del día para poder seguir adelante con todas sus fuerzas. Mientras descansaba contra el marco de la puerta de la sala de estar, donde sus ojos se posaron en la morena embarazada sentada en el sofá, sosteniendo un libro sobre el embarazo mientras Agnes, una de las brujas que estaba ansiosa por ayudar a Hayley, la interrogaba con su bebé. Su ceja se arqueó mientras bebía un poco de su sangre antes de comenzar su camino a través de la sala de estar hasta donde sus ojos se enfocaron en Rebekah mirando su computadora portátil que golpeó agresivamente creyendo que a través de una búsqueda en Internet podría encontrar a Elijah.
Hayley protestaba por pasar un día con Agnes en la clínica para hacerse una revisión, y por mucho que Esme estuviera interesada en encontrar a Elijah, no podía evitar interesarse más en la conversación entre la bruja y la licántropo. —Ya te lo dije, Agnes, me siento bien —Hayley tranquilizó a la mujer que parecía querer cuidar al bebé de Hayley más que a sí misma.
—Estás atrasada para tu revisión —Agnes dijo mientras esperaba poder persuadir a Hayley.
Hayley arqueó la ceja porque creía que era peligroso ir a la clínica para hacerse una ecografía. Todos los ojos estarían sobre ella y Agnes paseando por el Barrio Francés. —¿Qué voy a hacer, pasar al barrio para una ecografía rápida? ¿Una licántropo embarazada acompañada de una bruja? —Ella bromeó—. No hay nada que ver aquí.
Esme suspiró mientras colocaba su taza sobre la mesa junto a Rebekah. —Hayley, muchas mujeres matarían por tener un hijo —Su silencio se había roto cuando alzó la ceja hacia la licántropo—. No entiendo por qué no querrías cuidar mejor del tuyo.
Hayley había pensado en las palabras de Esme, pensando que tal vez tenía razón y no pensando en qué sería lo correcto por el bien de su hijo. —Conozco a una doctora en el pantano fuera de los caminos trillados. Ahora me tomé la libertad de hacer una cita para ti esta noche muy tarde, solo nosotras. Los vampiros nunca se enterarán de eso.
—De acuerdo, bien —Hayley cedió y puso los ojos en blanco—. Será la doctora de bebés del pantano —Esme había estallado en una sonrisa antes de sentarse en el sofá de cuero al lado de la rubia mientras Agnes y Hayley se iban para una revisión.
Rebekah había comenzado a morderse las uñas cuando Esme se había sentado a su lado mientras buscaba su taza de sangre. Se había dado cuenta del interés de la rubia y no pudo evitar suspirar. Encontrar a Elijah era una de las prioridades de Rebekah, ya que Marcel aún no le había devuelto el original como le habían dicho. Le hizo preguntarse si siquiera iba a suceder.
—Por favor, hermana —Klaus había entrado en la habitación con una sonrisa en el rostro como de costumbre—. Dime que no sigues con esa búsqueda en Internet. ¿Cómo se empieza de todos modos, simplemente escribes 'ático anónimo'? —Preguntó antes de ayudar con el alijo de bourbon.
