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capítulo trece. largo camino de regreso al infierno
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UNA CAPA MARRÓN se arrastró por la hierba, golpeando ligeramente la parte trasera de las botas de Esme Browne cuando se acercaba a una choza lejos de su pueblo, escondida entre árboles y propiedad de una bruja que construyó la choza de madera porque sabía que no todas las mujeres estaban contentas con estar embarazada. Esme no estaba avergonzada, se sorprendió al saber lo que era la familia Mikaelson, que eran incapaces de procrear y ella creía que Klaus era igual. No tenía sentido por qué estaba vomitando por la mañana o cómo había un retraso en su período, debido a toda su curiosidad, la llevó a llamar a la puerta de Christiana.
La bruja siempre había recibido a las pacientes con una sonrisa, de alguna manera se las había arreglado para formar la sonrisa contagiosa incluso con el cabello recogido en un moño fuera de su cara para poder trabajar. No había mucho que decirse, todo lo que Esme sabía era que Christiana estaba dispuesta a ayudarla con la confirmación y manteniendo un secreto hasta que supiera qué hacer con el niño que podría estar esperando.
Christiana había palmeado la mesa en el medio de la choza que apenas estaba decorada, había un montón de hierbas en los estantes que cubrían una pared y al lado de la mesa que había palmeado para que Esme se acostara después de quitarse la capa, había un mesita con un collar y algunas otras herramientas que guardaba al lado por si acaso. La bruja había notado el nerviosismo de Esme mientras se movía incómodamente contra la mesa de madera que había sido fabricada por el hijo de Christiana. —¿Estás nerviosa?
Esme asintió admitiendo. —No esperaba tener un hijo. No esperaba tener un hijo nunca. No pensé que fuera posible para una doncella como yo —Ella dijo antes de que las manos de Christiana se cernieran sobre el estómago de Esme murmurando palabras con las que Esme no estaba familiarizada ya que no sabía públicamente de la magia que las brujas usaban para su seguridad. Los ojos de Christiana se cerraron mientras sus manos se movían lentamente como si estuvieran examinando el estómago de Esme. Cuando se puso rígida, las cejas de Esme se fruncieron en confusión mientras se apoyaba en los codos sin saber los susurros que escuchaba Christiana antes de murmurar en voz alta lo que había oído en un idioma que Esme nunca había oído—. ¿Christiana? ¿Estoy embarazada?
Los ojos de Christiana se habían abierto, sus murmullos se detuvieron y sus ojos se estrecharon hacia Browne con una sonrisa. —Estás embarazada, Esme. Creo que serás una madre maravillosa, todos ya envidian tu belleza ahora pueden envidiar la belleza de tu hijo.
Las lágrimas se formaron en los ojos de Esme ante la mención del género del niño que le había sorprendido incluso estar embarazada. Fueron muchas noticias demasiado rápido, pero fueron hermosas noticias. —¿Hijo?
