Alguien como yo [Juan Solo Fanfiction]

CAPITULO 4

Salimos del colegio y mi celular comenzó a sonar, lo cual me sobresaltó, era Juan… Otra vez, seguramente quería saber cómo me había ido con mi amiga, quien siguiendo su mala costumbre revisó quien llamaba y me arrebató el teléfono para contestar.

     -Yo tenía que hablar contigo –le dijo.

     -¿Tú eres?

     -Claudia, supongo que mi amiga te contó su trauma de infancia de cuando accidentalmente su crush se enteró del amor que Pau sentía por él, algún día lo va a superar. –Se buró de mi, yo le hacía señas para que me diera mi teléfono.

     -Si –pude escuchar su risa, era tan linda.

     -No te preocupes, a nadie le importa que Pau tenga un nuevo amigo… A nadie menos a nuestro Mario.

     -¿Quién es Mario? -¡Cállate! Le grité.

     -Un chico que está enamoradísimo de Pau desde que entramos a la Universidad, no lo disimula y aún así ella nunca lo había notado, o no quería… Pero obviamente a ti no te importa –no era una pregunta, en ese momento comprendí lo que quería hacer, provocarlo.

     -Pues… -no respondió, la sonrisa de mi amiga me lo corroboró.

     -Mi deber es advertirte, que tienes competencia.

     -No sé de qué hablas.

     -Si sabes, sólo que tampoco lo quieres aceptar. Te paso a Pau, luego me agradecen –y al fin soltó el móvil, sonreí cuando le dije hola.

     -¿Tu amiga siempre es así?

     -Sí –estaba muy apenada.

     -Dale las gracias de mi parte –pude escuchar que sonreía.

     -Bien.

     -Creo que no hay que preocuparnos, sólo quería saber si ibas a tener otro trauma.

     -No se preocupe comandante. –Solté una ligera carcajada con mi chiste.

     -Cambio y fuera, ten un buen día, bonita. –Y colgó.

Claudia puso esa mirada de niña psicópata que odiaba, porque no sabía qué iba a salir de su boca pero sí estaba segura que no era algo bueno, me limité a esperar a que hablara mientras caminábamos por la calle rumbo a la parada del bus. Ella no pronunció nada hasta llegar a la esquina.

     -Se muere por ti.

     -Claro que no.

     -No entiendo cómo pasó –se cruzó de brazos.

     -Ya te conté –estaba tratando de evadir su punto.

     -No eso –intento fallido, ella continuó -¿qué te vio? No lo tomes a mal amiga, no es un mal comentario… Pero cómo es que se enamoró tan rápido de ti.

     -Nadie se enamora rápido.

     -yo creo que sí, sí dices las palabras correctas puedes hacer click con alguien, y cuando eso pasa todo cambia, quizá le agrada que no eres una fan psicópata.

     -Yo creo que no es amor. 

…

Llegué a mi casa y seguí la rutina diaria, alrededor de las 4 de la tarde comencé a hacer mi tarea y decidí poner música, pero en cuanto salió una canción de Juan Solo de entre la lista de reproducción preferí quitarla, no quería pensar en lo que Claudia había dicho ni mucho menos en mi relación –o lo que fuera –que tenía con él… Eso me hizo reflexionar, que toda mi vida desde que me declaré su fan me había imaginado un noviazgo con él, una historia perfecta y llena de amor, algo así como un sueño, pero ahora… Sin ser nada, me sentía temerosa, me sentía nada, porque eso era yo –o al menos así me sentía –nada, junto a él.

Mi móvil comenzó a sonar y de inmediato contesté, me descubrí con la ilusión de deseo por que otra vez era él… ¡qué tonta! Y la verdad es que sí era un él, pero no quien yo quería, era Mario.

     -¡Hola bonita! –en su voz no se escuchaba tan lindo.

     -Hola –respondí desganada.

     -¿Ya terminaste la tarea?

     -No.

     -¡Uy! Estás enojada –no era pregunta.

     -No, perdón –él no tenía la culpa de mis problemas existenciales –estoy pensando en la tarea –me excusé.

     -¿Te puedo ayudar en algo?

     -Mario, ¿es cierto que te gusto? –no lo pensé, pero quizá era mejor dejar claro todo.

     -¿Que? –sonaba realmente aterrado –Claudia –susurró con fastidio.

     -Sólo quiero saberlo.

     -No, bueno… Sí eres bonita –estaba nervioso, su voz temblaba –pero somos amigos, nada más.

     -Ok.

     -¿No es lo que esperabas escuchar?

     -La verdad, es exactamente lo que quería.

     -Bueno Pau, mejor de dejo… Mañana nos vemos.

Inmediatamente llamé a Claudia.

     -¿Juan ya se te declaró?

     -No, tonta –me reí.

     -Entonces díselo tú amiga.

     -Le pregunté a Mario qué sentía por mí.

     -¿Y qué dijo?

     -Obviamente no lo aceptó.

     -Cobarde –se burló –bueno, entonces haz como si nada hubiera pasado.

     -Eso haré, y tú haz como si no te hubiera contado nada, por favor.

     -Si, claro, ¿ya terminaste la tarea? –se escuchaba preocupada, o tal vez intentaba persuadirme para que se la pasara.

     -No.

     -Pues apúrate.

     -Hazla por mí –le rogué.

     -Ya la tengo, pero vas a tener que cambiarle algunas palabras -eso realmente me sorprendió.

     -Bueno, pero mándamela.

     -Ahora sí me preocupa el futuro del mundo.

     -¿Por qué?

     -En el ciclo de vida normal, tú me pasas la tarea.

     -No tengo cabeza para nada –realmente estaba preocupada, no quería terminar mi amistad con Mario, pero no iba a pretender que me gustaba, y Juan… Pues bueno, era Juan.

     -Tranquila, “learn to dance in the rain”.

     -Amiga, deberías de dar conferencias de superación personal –me burlé entre risas.

     -Algún día vas a pedirme un consejo y no te lo daré –casi pude imaginar su rostro, malévolo y guiñándome un ojo, como cuando vaticinan el futuro, llenándote de ansia y carcomiendo la poca seguridad que te quedaba antes de eso.

     -Bueno ya –la paré, no necesitaba su apoyo subliminal –mándame la tarea y te amaré más, mañana nos vemos.

     -Adiós.

¿Y ahora qué? ¿Qué se supone que tengo que hacer? Las canciones –mi fuente más confiable emocionalmente hablando –te dicen cómo darle a entender a alguien que lo suyo no puede ser, pero no te dicen como evitar que una amistad se rompa, ¿existe una canción que hable de cómo borrar la memoria? ¿O una que me ayude a leer la mente? Así podría saber lo que piensa Juan, y recuperar a Mario…

Todo el mundo dice que las mujeres somos las complicadas, pero ¿por qué no se dan cuenta que los hombres también lo son?