CAPÍTULO 8

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Llegamos al salón y después de unos 20 minutos aproximadamente comenzó nuestra clase de redacción; la profesora nos dio una larga explicación de las figuras retóricas y llegó un momento en el que yo pensé que era Arjona quien hablaba, quizá mi maestra estaba poseía por él y en cualquier momento empezaría a declamar que “el amor no es una reja y que es mentira la verdad”.

Pero eso no fue lo peor de mi clase, la tragedia llegó cuando nos dejó una difícil tarea, hacer un texto de una página usando la retórica, sin que fuera poesía (con rima y todo lo que amerita) ni canción, un simple texto.

     -¿Y si le dices a Juan que nos haga la tarea? –susurró Claudia.

     -¿Y por qué él?

     -Compone canciones con frases raras como “la menta de tus labios o tus besos de café”, a fuerzas sabe usar eso.

     -¿Estas criticando sus canciones?

     -No, se necesita mucho coco para escribir una rareza así.

     -No es difícil –mentí.

     -Si claro, no es difícil –dijo con ironía –se me olvidaba que tú también inventas cosas como “tengo besos que gritan ser grabados”.

     -Deja de burlarte –me quejé.

Estaba en la mesa con la laptop encendida y la música puesta, me coloqué los audífonos porque así me concentraba mejor en la letra, después de todo necesitaba inspiración; entonces mi hermana se sentó en la silla de enfrente y me miró insistentemente, me quité los audífonos y esperé a que hablara.

     -¿Desde cuando eres novia de Juan?

     -Sofi, no soy su novia.

     -Eso no dice el blog.

     -¿Cuál blog? –abrí los ojos como platos.

     -Mira –me mandó el link por inbox y lo abrí en la laptop.

     -¡Diablos!

“No está tan Solo

 

El cantante poblano Juan Solo se ha dejado ver con una misteriosa chica, aún no sabemos quién es, pero de lo que si estamos seguros es que Juan no está solo, va muy bien acompañado.”

 

Y debajo de este pequeño texto, una colección de 10 fotografías de nuestro paseo por el parque de diversiones… Con un beso al final muy digno de póster de telenovela.

     -Él me besó –fue todo lo que pude decir.

     -Eso no importa, sólo quiero saber por qué no nos habías contado de él.

     -Es complicado.

     -¿Por?

     -Porque no me hubieran creído, todo fue una casualidad.

     -Yo no creo en las casualidades –me dijo seria –es destino.

     -No es mi novio.

     -No creo que falte mucho para que lo sea, pero ten cuidado hermana.

     -¿Te preocupo?

     -Claro que sí –dijo Sofía sin perder esa repentina madurez que emanaba –no soy una experta, pero sé que él es famoso y no vas a tener una relación de dos, también la vas a tener con sus fans, y no creo que te guste.

     -Voy a intentar manejarlo.

Mi hermana siguió escribiendo quien sabe qué en su “libro creativo”, y yo me puse de nuevo los audífonos, realmente me había dejado pensando, ¿Y si sus fans me odiaban? ¿Y si nunca nos hacíamos novios? No iba a poder con eso, pero en todo caso prefería tenerlo como mi amigo, a perderlo. Tenía que prepararme para lo que sea que fuera a pasar.

Recibí un mensaje de Juan en donde me preguntaba si podíamos vernos, a lo que respondí “perdón, tengo una crisis mental y necesito despejar mis ideas, pero deberías de checar esto”, y adjunté el link.

No recibí respuesta de ese texto.

El resto de la semana me la pasé entre tareas y salidas con mis amigos –excluyendo a Mario –me olvidé completamente de que existía Juan en mi vida, o al menos eso intentaba, me la pasaba buscando maneras de distraerme para no llamarlo o textear, Claudia notó mi actitud y lejos de insistir me ayudó a separarme de su recuerdo, a olvidarme de su olor y de cómo se impregnaba últimamente en mi ropa, a evitar contarle con lujo de detalles lo mucho que amaba su sonrisa, que ya era mía, nuestra… Tenía todo resumido en nada, lo tenía a él pero no tenía nada.

Era jueves y yo hice algo que nunca antes había podido, fui con un grupo de amigos a un bar cerca de la escuela… Y tomé de más.

Recuerdo que nos estábamos riendo de todo, de la escuela, los profesores, nosotros mismos; e incluso yo me reía de los últimos acontecimientos, después se formó una laguna la cual espero no tenga escenas vergonzosas, y al final aparecí en la puerta de mi casa, mareada y sin entender cómo había llegado ahí, con mi mejor amiga abrazándome para que no me cayera, tocó el timbre y mi mamá abrió la puerta, me ayudaron a entrar y me senté en el comedor.

Después de que despidió a mi amiga fue a donde estaba para regañarme, puedo recordar que me dijo “nunca te habías comportado así”, “¿qué demonios te pasa?”, “Ana Paula, estas castigada”.

Y luego… bueno, no importa, sólo me dormí.

Mi mamá entró a despertarme para ir a la escuela, de la manera más salvaje que se podía imaginar, encendió la luz, me destapó, abrió las cortinas y me gritoneó “¡ni creas que te vas a quedar aquí! Te levantas”.

Me dolí mucho la cabeza y no recordaba nada, sólo sé que gracias a todos los dioses existentes ya era viernes, y podría descansar.

Nos sentamos a desayunar, pero yo sólo tenía una taza de café cargado frente a mí, no me apetecía comer nada, sentía el estómago revuelto. De pronto ese silencio abrumador fue roto por mi mamá.

     -No quiero que vuelvas a tomar, tú no eres así, hija.

     -Perdón mamá, no sé qué pasó.

     -Ten –me dio unas pastillas y me acercó un vaso con jugo de naranja –te ayudarán a sentirte mejor.

     -No me vas a dejar ir a la fiesta ¿verdad?

     -Si vas a ir –me miró con esa actitud de asesino serial –pero sin alcohol.

     -Lo prometo.

     -Ya váyanse, se les va a hacer tarde.

Mi hermana y yo caminamos hasta la parada del bus, y cada una tomó el que le correspondía, durante mi trayecto iba reflexionando y tratando de recordar todo lo que pasó un día antes, para mi desgracia, no tuve éxito.

Y en ese momento algo vino a mi mente… ¡La tarea!

Alguien como yo [Juan Solo Fanfiction]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora