Ocean Eyes [Tom Holland]

22

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Capítulo 22: La recompensa millonaria

Varios días habían pasado desde que ____ se había ido a donde pertenecía, Tom cada día iba a la hora en la que se fue a la playa esperando verla de nuevo. Pero aún no tenía éxito y regresaba triste a casa, no quería ser egoísta pero realmente la extrañaba, le faltaba su voz, su sonrisa, su alegría, y sus besos.

Mientras entraba al cuarto de Eliza y ____ para limpiarlo, vio su ropa, sus zapatos y la recordaba con alegría pero al mismo tiempo tristeza, no sabía cuando iba a regresar pero el esperaría el tiempo necesario para volver a estar con ella. Miró aquel abrigo rojo que le regaló en navidad y lo hermoso que se veía, recordó un momento y una sonrisa muy grande se dibujo en su rostro.

—Aún la extrañas ¿verdad? —dijo Eliza llegando y tomándolo del hombro.

—La extraño mucho —sonrió con nostalgia. —Jamás pensé que ella sería la persona que me encontraría, yo estaba vacío, roto y solo, pero ella llegó a mi vida a completarme

—Realmente la amas —sonrió con ternura aquella señora.

—La amo como jamás pensé que lo haría —sonrió de nuevo.

—Ella regresará, no te preocupes —dijo dándole palmaditas en su espalda, el chico asintió.

Dan cocinaba la comida, pensando en como aquellas casas poco a poco se reconstruían, estaban casi igual que cuando cayeron, el se sentía triste y desesperado, su frutería había sido arruinada, no le quedaba nada y no tenía como reconstruirla, lo único que tenía ahora era a Eliza y a Tom, las personas por las cuales lucharía para poder seguir adelante

[...]

Alguien caminaba pensando en las cosas que lo agobiaban escuchó a dos personas hablar, había corrido un rumor que un monstruo marino fue quien había causado todo aquel desastre.

—El alcalde del pueblo dijo que la persona que le entregue a una sirena será recompensado con 1,000,000 de pesos —habló aquel hombre.

—Pero esas cosas no existen —respondió el otro hombre sin interés.

—Pues dicen que la causante de todo el desastre fue una sirena

—¿Quién te dijo esas tontearías? —respondió riendo.

—Un vecino que trabaja con el alcalde, me dijo que varias personas vieron a esa mujer con cola de sirena, la pudieron reconocer por que era totalmente blanca

El otro hombre lo miró incrédulo, el solo se encogió de hombros

—El chiste es que darán ese dinero

—¿Y la quieren viva?

—Como que la van a querer viva ¿Para que destruya todo de nuevo? el alcalde la quiere muerta

Después de escuchar eso la persona se retiró de ahí, pensando en que probablemente esa era la salida a todas sus preocupaciones ¿pero como le haría para poder encontrarla? Era algo imposible, pero estaba dispuesto a pagar el precio para poder tener aquel dinero en sus manos.

[...]

Aquel hombre tomó el arco, comenzó a analizarlo detalladamente, luego tomó las flechas, están tenían un muy buen filo, justo como lo necesitaba, aún estaba en duda pero ya no había vuelta atrás, había tomado una decisión y la seguiría hasta terminar con ello.

—¿Estás seguro que son de buena calidad? —le preguntó a aquel hombre que lo vendía.

—Por supuesto —el hombre asintió.

—Ahora solo falta practicar para poderle tirar al blanco —susurró mirando las flechas.

[...]

Los tres estaban en el patio, comiendo con el agradable clima, entre risas disfrutaban de la comida, Tom miraba la pizza al recordar la vez en la que ___ llegó por primera vez a su casa, el día en el que le dio el primer beso. Ansiaba mucho verla de nuevo, mirar aquellos hermosos ojos oceanicos