A las 5 pm me encontraba en mi habitación, aún con el cabello húmedo a causa de la ducha que había tomado. Me vestí enérgicamente y ordené algo de ropa que había a lo largo del cuarto, junto con algunos libros de la escuela mezclados con novelas, cuentos y algunas partituras.
Al terminar, tomé mi móvil y respondí los mensajes de Whatsapp de mis compañeros de clase, que insistentemente preguntaban por diferentes materias y trabajos.
Comencé a aburrirme porque no tenía nada que hacer, o por lo menos nada que tuviera ganas de hacer. Bajé al living con el celular en la mano y estuve deambulando por toda a la cocina, mientras cantaba, y pensaba en las desalentadoras opciones para la cena: salchichas con kétchup, o sobras de los fideos con brócoli del mediodía. En cierto momento me detuve inconscientemente y miré el televisor, que estaba prendido a volumen muy bajo, pero aún así, se oía gracias al irritante silencio del barrio en el que vivía. Mostraban los famosos "títulos" en el canal informativo, cuando apareció una triste noticia sobre una chica, de unos dieciséis años que había sido secuestrada hace unos días y su familia la buscaba desesperadamente.
Cuando reaccioné, me di cuenta de que estaba recibiendo una llamada, y también de que esa noticia me había causado una gran impotencia, a pesar de que no tuviera relación.
Atendí la llamada, esperando que fuera Aidan, pero claramente tenía una falsa esperanza acerca de encontrar una explicación sobre las rarezas de Luna.Escuché la voz de Peyton esta vez, lo que sinceramente me sorprendió.
-Hola Lucy- dijo la voz ronca de la chica.
-Hola Peyton, tanto tiempo, ¿qué cuentas?
-Bien, sólo quería preguntarte si tu madre trabaja hoy hasta tarde.- agregó cortante.
-Eso creo, pero no estoy seg ¿qué tienes?- llegué a decir. Me di cuenta de que ni si quiera tenía idea del horario en que mi madre trabajaba.
-Nada, es sólo un dolor de cabeza, pero con eso me basta- dijo riendo levemente.
Y una sonrisa apareció en mi rostro -Bien- dije -que te mejores Peyton, adiós.-
-Adiós- agregó, justo mientras cortaba.
El silencio volvió a mi mente, a excepción del televisor, que se oía muy por lo bajo. Melancólica, recordé todos los años de amistad con ella, y me desilusioné al notar que ya no era igual.
Luego de unas horas, cuando llegaron mis padres, la casa volvió a llenarse de vida. Esa paz tan adorada al principio, desapareció cuando Charlie me contó todo lo que hizo durante el día y se sentó en el suelo para luego recorrer aceleradamente la casa con un par de juguetes.Nos fuimos a dormir luego de cenar una excelente pizza que papá compró, gracias a que pudo saber, que de lo contrario, comeríamos los mismos fideos del mediodía recalentados en el microondas.
...
Eran las 7:09 am del sábado. Me despertó el móvil con un sonido que indicaba un mensaje nuevo. Despacio, me senté en el borde de la cama y leí el mensaje.
Lucy, estuve buscando toda la noche pero lo único que encontré no es suficiente información, es algo más bien breve. Ven cuanto antes.
Rápidamente me puse los lentes, me vestí y desayuné un vaso de yogurt. Tomé un trozo de papel y anoté:
Mamá, estoy en la casa de Muriel, Aidan me pidió que lo ayude a estudiar para un examen. En cualquier caso llámame.
Lo dejé sobre la mesa del comedor y me fui. Era una mañana muy húmeda y llena de niebla. Daba una sensación de que el mundo se había detenido. Había un silencio absoluto. La humedad era tan imponente que mi campera impermeable tenía unas pequeñas gotas por todas partes.
Luego de caminar unas cuadras me encontré frente a la casa de Muriel, la mejor amiga de mamá, madre de Aidan. Era una casa muy prolija y acogedora; los ladrillos a la vista, las aberturas de madera y las plantas con hojas pequeñas le daban un toque de serenidad que me resultaba muy conocido. Procedí a golpear la puerta despacio, por si alguien dormía. Luego de unos segundos se escuchó un ruido de llave, y Aidan asomó la cabeza.-Oh, pasa Lucy- dijo con cara de dormido.
Lo saludé, entré y me dirigí a una habitación algo desordenada, llena de libros y tecnología, en donde Aidan pasa la mayoría del tiempo. Luego él entró también y enseguida me mostró un libro que en su viejo lomo decía "W. Köller - La humanidad un sus puntos débiles". Lo abrió en la última página en la que había un trozo de papel en blanco, y me lo dio haciendo un gesto para que leyera.
" El vigésimo tercer punto, debo aclarar, no abarca la misma cantidad de datos que los demás, ya que al involucrarse un tema de origen desconocido por la ciencia y la medicina, ha resultado prácticamente imposible explicar los síntomas. A pesar de esto, he logrado deducir ciertas características tan imprescindibles como confusas:
• Dolores musculares;
• depresión (a veces sólo los principales síntomas);
• aislamiento y conductas no frecuentes frente a los demás;
• cierto desdén por la luna ;
• inapetencia;
• somnolencia incontenible;
• y en algunos casos muestran episodios de bipolaridad.Como médico no he encontrado casos como estos, sin embargo, he investigado sobre un episodio en Portugal, en el año 1925, en el que unas veinte personas de diferentes puntos del país se debilitaban físicamente pasando por este cuadro. Lamentablemente el Ministro de Salud no permitió que la información se expanda y este caso ha quedado inconcluso."
Un silencio recorrió mi mente. Aidan me miraba, esperando una respuesta, pero dejé la vista fija en el suelo, mientras pensaba en todos los puntos que señalaba, que podrían estar presentes en Luna, y yo probablemente no los había notado. Pero ahora, el asunto pendiente era QUÉ ERA esto y, si lo que fuera que tenga o haga Luna, hacía referencia a esto.
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Cuenta conmigo
Science FictionMi adorable amiga aparenta ser una típica adolescente fanática de una banda, amante de los libros, alérgica a los gatos y adicta a la comida. Su piel pálida llena de pecas y su estructura pequeña combinada con con la ropa negra holgada y sus grandes...