8. Ansiedad

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Desperté con la claridad del amanecer. Apenas abrí los ojos, vi los restos de una manzana sobre la mesa de luz . Tomé el celular para ver la hora, y me di cuenta de que no tenía puestos los lentes de contacto. Torpemente, tratando de encontrar los anteojos, mi mano tiró al piso un medicamento que había cerca. Me puse los anteojos y pude ver la hora. Eran las 6:27 am. En tres minutos sonaría la alarma para el colegio, pero ya estaba del todo despierta, así que la desactivé directamente.

Me puse el uniforme del colegio, los lentes de contacto, me recogí el cabello, y bajé a desayunar. Mi padre me esperaba con un par de tostadas con manteca y mermelada, y una taza de café con leche. Me senté en mi lugar y le sonreí cariñosamente, a manera de "buenos días". Él me miró de la misma forma y tomó un trago de su café con leche. Yo, después de comer las tostadas desesperadamente, tomé mi taza, y de dos largos tragos la dejé vacía.

Al volver a mi dormitorio, guardé en la mochila los libros que necesitaría, el móvil en modo silencio y un paquete de pañuelos descartables para combatir la alergia matutina. Me lavé los dientes mientras miraba el reloj, y me fui luego de saludar a papá.

Luna no había ido, como era de esperarse. Me senté junto a Íngrid, y la jornada comenzó con clase de Inglés. Cuando la profesora nos encargó una sencilla actividad, pudimos terminarla rápido y tener tiempo para conversar.

-No te das una idea de lo traumada que estoy- le dije a Íngrid.

-¿Con qué?- me preguntó.

-Ayer fui a visitar a Luna con Aidan. Cuando él se fue, Luna me pidió que le describa la luna. Luego le alcancé algo de ropa, y cuando asomó las piernas para ponerse el pantalón, ¡estaban color lila, Íngrid! ¡Lila, sus piernas!

Mi amiga me miró con cara de extraña sorpresa. Dudé que me hubiera creído.

- Imposible, Lucy. Quizá sólo fue tu imaginación, o tendría algo mal con su circulación en ese momento...

-No, de verdad, Íngrid. Hablo en serio, fue demasiado extraño. No me pude dormir hasta tarde, por pensar en eso. No te lo diría si no hubiera sido significativo.

- Creo que no deberías preocuparte tanto, ¿y le preguntaste a Luna la razón?

-No, es que me pidió puntualmente que no pregunte nada.- alcancé a responder. Me frustró que ella no pueda entenderlo, o que yo no pueda expresarlo con el realismo necesario. Creo que mi cara de frustración me evidenció.
-Qué extraño, podríamos ir a visitarla... -dijo Íngrid pensando, hasta que Trixie nos interrumpió con uno de sus típicos exaltados comentarios sobre algún famoso youtuber que sólo ella conoce. Y la conversación continuó hasta la salida de la escuela.

La mañana se pasó rápido. No hablé sobre nada relacionado a Luna en el resto de las horas. Cuando llegué a casa, a la una de la tarde, almorcé fideos con brócoli junto a mi madre y Charlie. No fue un almuerzo demasiado interesante. Se fueron ambos al terminar, y quedé sola en la casa.

Decidí, como pensé durante la noche, que llamaría a Aidan por el tema de Luna. Él mismo me había dicho que me ayudaría a averiguar esto. Además, el pasado de Aidan estuvo lleno de misterios y fantasías. Diez años atrás, cuando nuestras madres se reunían como dos amigas jóvenes, él siempre tenía una nueva anécdota que contarme sobre ovnis, criaturas y animales sobre los que se realizaban investigaciones, o libros que hablaban de los misterios de nuestro planeta y cosas que nunca se revelaron sobre la ciencia.

Había pasado menos de una hora desde el mediodía. Aidan seguro estaría en su casa, en mi situación, ya que su escuela tenía el mismo horario que la mía.

-Lucy- dijo una voz grave al otro lado de la línea.

-Hola, Aidan- dije al escucharlo. -¿tienes tiempo?

-Claro- me respondió.

-Bien. Tengo que hablarte de Luna... Anoche, cuando te fuiste, actuó muy extraño.

-Dime- escuché.

-Apenas cerraste la puerta, me miró fijamente y me dijo que me pediría algo y que no haga preguntas. Luego me pidió que le describa la luna. Le dije que era luna llena. Luego me pidió un pantalón y un suéter de lana. Se puso el suéter. Cuando sacó las piernas, Aidan, ¡estaban de color lila! ¿Por qué alguien tendría las piernas así? Y luego se cubrió las piernas con el pantalón, se levantó, cerró la ventana muy rápido y se metió en la cama, tapándose hasta la cabeza. Me pidió que me vaya y así lo hice, luego de discutir un poco, claro.

-Uau Lucy, no me lo hubiera esperado. Déjame buscar algo de información y cuando encuentre algo te llamo.

-¿De verdad, Aidan? ¡Ah! ¿Aún tienes ese viejo libro sobre misterios del mundo?

-¡Claro! Estaba pensando en lo mismo, lo voy a buscar.

-Eres el mejor amigo que puedo tener, de verdad gracias.

-Para eso están los amigos, Lucy. Adiós-

-Adiós.

Cuando corté la llamada, me quedé pensando lo que podría pasar con Luna. No dudé ni un segundo en buscar información en Internet, pero cuando entré al buscador, no supe cómo consultar. ¿A caso "gente a la que se le tiñen las piernas" o "gente con piernas violetas", obtendría resultados?. Claro, resultados coherentes como las palabras de Íngrid, " mala circulación" , pero nunca son ese tipo de respuestas las que suelo esperar, y menos si es en relación a la luna, así que tuve un largo rato esperando una llamada de Aidan. Pero estaba muy ansiosa; sabía que Aidan se interesaría, y no dejaría de buscar hasta encontrar una respuesta.

Cuenta conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora