10. Sin identificación

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Alcé la vista luego de unos minutos mirando el suelo.

-Creo que tiene todo- le dije a Aidan, mientras me miraba esperando una respuesta.

-Bien, entonces hay que seguir buscando; no debemos darlo por hecho así de rápido, Lucy- puedes buscar aquí, yo sigo con el resto.

Antes de tomar el libro que me daba Aidan, busqué en Google el nombre del autor: Wolfgang Köller era un médico alemán, que lamentablemente había fallecido en el año 1964, tres años después de escribir el libro que acababa de leer, y no había registrado ninguna otra publicación después de eso. De todos modos, leí los temas de cada uno de sus libros, pero no obtuvimos más información.

...

Al volver a casa, me quedé pensando en Luna. En mi habitación pude aclarar mi mente, mientras tomaba café con leche. La casa estaba vacía. Entonces tomé mis binoculares, un abrigo de lana y cerré la puerta con llave para caminar hasta la casa de Luna. Al llegar di la vuelta por la casa, trepé un pequeño muro que daba al patio trasero, y me subí a un árbol para que me cubra hasta que oscurezca un poco. Observé el atardecer con melancolía, y cuando finalmente se hizo de noche, miré con los binoculares hacia la ventana de Luna, que se encontraba abierta por la mitad.
Ella estaba acostada en su cama, podía ver sus piernas moverse inquietas por debajo de las sábanas. Estuvo así por casi quince minutos; luego se levantó para tomar un analgésico, y quedé impactada. Las piernas de Luna, así como sus manos, que era lo único que podía ver de ella, se encontraban totalmente violetas, y esta vez sí que era oscuro. La vi tomar la pastilla y un vaso de agua se dirigió a su boca, alzado con la otra mano. Se volvió a acostar en la cama, y se movía de un lado a otro como si se quejase de algo molesto.
Mientras observaba a la chica, dentro de un camisón rayado bastante desgastado, que yo sabía era su favorito, pensaba en comenzar a prepararme para volver a casa, luego de ver este importante cambio en mi amiga, pero de repente escuché un ruido que me sobresaltó, y me incliné con los binoculares para poder ver un poco más dentro de la habitación.
La persiana se estaba subiendo por completo, y salió por la ventana un ser inexplicable, Luna no era Luna; esta transformación la había hecho una cabeza más alta de lo que solía ser; como era de esperarse, la palidez de su piel permitía ver un intenso color violeta por todo su cuerpo, y su cabello, en lugar de rojizo era de color negro oscuro. Sus pupilas parecían estar tan dilatadas, que ocupaban todo el diámetro de sus ojos, y su expresión no era la misma; parecía estar feliz y renovada, podía notar su inspiración en esa mirada que recorría el cielo con admiración.


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⏰ Última actualización: Dec 07, 2015 ⏰

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