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Miki Matsubara - Stay With Me | 松原 みき - 真夜中のドア

Hoseok venía camino a su casa como cangrejo enfurecido y vapor salía de sus orejas como un volcán en erupción. Además, de soportar el dolor en casi la mitad de su rostro por esa patada que le dio el rubio. Dejándole malherido, con la nariz torcida que tuvo que moverlo a su posición de antes, escuchando como su tabique era roto aún más, causando que en sus orificios nasales brotara sangre como regadero. No olvidar su cachete inflamado que parecía a una ardilla, por poco que le sacan su colmillo prematuro de alfa.

El castaño se pregunta ¿Dónde demonios ese rubio entrenaba o quien lo entrenaba? La impresionante fuerza colosal y su agilidad lo dejaron perplejo. Ese chico de un solo golpe te tiene a sus pies.

Alaga a su enemigo, pero eso no cambia su humor, ni siquiera una pizca.

Abre la puerta de su casa, se saca las botas y va a la cocina a sacar del refrigerador una bolsa de hielo para que la hinchazón de su mejilla se vaya. Luego, camino donde se encontraba el comedor, pero se detiene en seco al ver tantas personas observando, entre ellos, mafiosos japonés(yakuzas) con yukatas y otros con vestimenta más formal, terno y corbata. El aspecto daba más terror, esos ojos de dragón y las cicatrices marcadas en gran parte de sus rostros y cuerpos tatuados, uno que otro fumando un cigarrillo o una botella de sake en sus manos. Todos ellos rodeando la gran mesa. En el centro, su madre vestida de un lindo kimono de flores y el cabello amarrado con adornos dorados, tomando un taza de infusión a lado del cuadro de su padre difunto. Siendo su presencia reflejo de liderazgo, y su belleza un factor potente de dureza y firmeza.

—Cariño, tan temprano saliste de tus clases.

Su madre saludó alegremente, cambiando su aspecto serio.

—¡Segundo maestro! ¿cómo le fue en el colegio? —gritó uno de los alfas al comando.

Los restantes alfas se le acercaron como manada de rinocerontes, rodeándolo para apretar sus lindos cachetes y remover su cabellera como ancianitas que ven a su nieto recién salir de la guardería.

—¿Qué le pasó al rostro del joven maestro? —dice preocupado uno de los alfas con barba y sombrero.

 —¿Qué? ¿esto es mi cara? No es nada, no es para tanto.—  la boca de Hoseok solo sale mentiras porque realmente le estaba doliendo como el infierno. 

—Otra vez se metió en una pelea. Seguro que ganó como siempre.- interrumpió otro alfa, dando golpes en la espalda de Hoseok, felicitándolo—Es idéntico a su padre a su edad.

—Cuánto ha crecido, segundo maestro, ya es todo un hombrecito— comenta el cabecilla del otro mando, Ryuu, el más viejo de todos.

—¡Déjenme! — gruño Hoseok cuando jalonean su cachete.

Ahhww, hasta cuando gruñe es tierno, nuestro joven maestro está convirtiéndose en un alfa.

Esos alfas están orgullosos de que el pequeño bueno, él no tan pequeño Hoseok, se haya convertido en un alfa honorable que no manchara el prestigio de la familia, lo han criado bien.

— Gruñeme a mi segundo maestro.- menciona emocionado Ryuu.

Se preguntaran el porqué del joven maestro. Pues la respuesta es tan simple. Hoseok iba ser el siguiente en la sucesión para hacerse cargo del todo imperio que fue de su padre, esos mafiosos solo lo esperan para que sea mayor de edad y convertirlo en su jefe. Mientras tanto su madre ha ocupado el lugar, encargándose de la mayoría de los deberes y deudas que dejó su esposo. La matriarca del todo el clan Hirai, temida en Japón.

𝐔𝐧 𝐚𝐥𝐟𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐉𝐢𝐦𝐢𝐧 [Hopemin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora