six (pt.1)

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hold me tight ♡ twice

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hold me tight ♡ twice

­­­­­­­­­­­—Ni siquiera sé quién es, pero me siento tan enamorado. —habló el alfa hechizado por el encanto del amor. Se echo boca arriba sobre la cama, el libro que leía lo puso encima de su rostro y sacó un suspiro soñador.

Fue un tremendo idiota al no memorizar la placa de la patrulla, aquella vez que se había quedado embelesado por la omega que robo su corazón sin avisar. Sentía que flotaba en las nubes de caramelo hechas por Don Cupido. Se había quedado quieto en su motocicleta sin pestañear, ignorando el tiempo y su medida. Su cuerpo no escuchaba ninguna de sus peticiones, hasta que oyó los cláxones de autos que estaban detrás suyo y un grito; —Oye, niño. Cuando vas a arrancar, tengo prisa. — Al reaccionar de su lapso, la patrulla ya no estaba por ningún lado. Y grito de frustración porque se había escapado de sus manos el amor de su vida. Es que era la primera vez que su lobo apareció, y se preguntaba si habría encontrado a su destinada. Su pobre corazón le decía: Yes, yes. Y a veces se cuestionaba si aquella omega estará esperando por él. —Espero verla otra vez.—Desde ese día empezó a escribir cartas y más cartas profesando su amor por su adorada luna, que luego las guardaba en unos de sus libros viejos. Si llega a verla de nuevo, le entregará cada una de sus cartas.

—Tremendo flechazo que te dieron, Ho. — dijo la omega pelinaranja. Leyendo su revista y detiene su lectura para cambiar otra canción, a una de las tantas de Conan Gray.

—Sus ojos. ¡Oh! la hubieras visto, sus ojos eran tan . . .— otra vez saco un suspiro. — Y su cabello era tan sedoso y que soplaba con el viento. — se abrazo a sí mismo, y rodo en la cama con los brazos extendidos. Y de sus cuencas salían puros corazones y brillos, golpeando en la cara de la omega quien lo miraba con molestia.

—Lo sé, lo sé. Me lo dices cientos de veces. Mierda, ya para. —hablo irritada y busco debajo de la cama del alfa algo de comer. Y al parecer encontró unas papitas picantes. Lo abre y se mete una por una a la boca, chupándose los dedos al final.

—Ay, Sana. No lo entiendes porque nunca te has enamorado. — se quejó el alfa y se recuesta al lado de la omega para quitarle una papa.

—¡Oye!

—Esta es mi habitación entonces estas son mis papas.

Hoseok se sentía en una novela cursi de amor, el chico en la búsqueda del amor soñado, de aquella chica que le robó sus suspiros y agitó su corazón con solo verla por un instante. Y no se cansará de buscar, irá por tierra y mar, hasta encontrarla. Por otro lado, Sana estaba feliz que después de años de aquel rompimiento del corazón de su mejor amigo, al fin encontrara una persona que le hiciera feliz, pero teme que otra vez le rompan el corazón. Y que él vaya como todas las veces a las cuatro de la madrugada a tocar su puerta para llorar en su hombro. Hoseok no se lo merece, siempre se esforzaba en complacer a su pareja, pero al final ellas lo dejaban por otro.

𝐔𝐧 𝐚𝐥𝐟𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐉𝐢𝐦𝐢𝐧 [Hopemin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora