Sus primeros días como "miembro oficial", como Uraraka le gustaba llamarlo, fueron más agitados de lo que creyó. Aunque no debería sorprenderse conociendo como son los lobos en esa manada.
Cuando su celo termino y le contó a Mitsuki que estaba planeando quedarse allí, todo estalló... De buena manera. La mujer se veía más que feliz de aceptarlo y cuando el rumor se esparció termino teniendo a Uraraka y Kirishima en su puerta, un poco más y llorando de felicidad.
Le parecía un poco exagerado pero ¿Qué podía esperarse de los lobos? Con lo que ha vivido con ellos le parecería raro que no hicieran un drama al respecto. O una... Fiesta de celebración.
Porque si, querían festejar. No le sorprendería si realmente fuera una simple escusa para holgazanear.
Y, aunque no quisiera, parecía que él no tenía voz ni voto en esto. Más que acostumbrarse a su nueva vida rodeado de lobos sobreprotectores... Y dramáticos.
No es como si pudiera quejarse, prefería mil veces esto a como lo trataban antes. A pesar de que sean algo pesados siempre buscaban su bienestar, algo que tanto a él como a su Omega les encantaba. Jamás se había sentido tan querido y protegido como ahora. Era una sensación nueva y agradable, quería seguir sintiendola por mucho más tiempo, y ahora mirando a todos esos lobos festejando con comida y bebidas solamente porque él había aceptado vivir allí -aunque seguía pensando que era para flojear.-, sabía que había hecho la decisión correcta.
–¡Hey, Shoto! ¡Vente, las chicas te están haciendo ensalada de frutas!–
–¿Y si en vez de exprimirle jugo de naranja le mandamos alcohol?–
–¡¡Kaminari!!–
Si, podía vivir con esto.
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Como nuevo miembro de la manada, no es raro que comenzaran a ver qué tareas podrían asignarle, la Alfa líder consideraba la gran fuerza que el vampiro poseía, pero no quería ponerle tareas fuertes siendo que apenas salía de su celo. Sin importarle que Shoto le dijera que "se sentía bien", su instinto le negaba dejarle una tarea dura al Omega, no hasta que estuviera completamente recuperado.
Shoto termino aceptandolo, era mejor que quedarse echado en el nido sin hacer nada más que soportar al estúpido animal que tenía, su Omega se sentía más que molesto porque el olor de cierto Alfa cenizo se había borrado completamente del nido, exigía una y otra vez en traerlo de vuelta, ya sea en alguna prenda o trayendo al mismo Bakugo, ¡Le daba completamente igual, solo quería sentir el delicioso olor a caramelo mientras dormía!
Pero claro, Shoto no lo iba hacer, no hasta que tenga el valor suficiente para volver a verlo a la cara, aún la vergüenza por lo sucedido en su celo seguía allí y no se iría de un día para el otro. Había sido un momento de debilidad que no pudo controlar, debía calmarse primero antes de hablar con Bakugo.
