「Tsukishima Kei」

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───── ❝ Amores lunares ❞ ─────

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───── ❝ Amores lunares ❞ ─────

Las cosas no siempre brillan, ni acompañadas ni por si solas. La luna de por sí no tiene un brillo encandilante, pero todos la aman. La luna no te va a iluminar cuando lo necesites, solo te acompañará las noches que quiere; se deja tapar por nubes y comparar con el sol, se intenta reflejar en claros mundanos, tiene malas juntas como las estrellas a las que solo les importa resaltar. 

Tsukishima Kei es exactamente así, una luna agria que está respaldada por el mundo, al que irónicamente odia. Todos lo aman; pueden ser sentimientos sinceros o simples estrellas que intentan usar su tenue brillo para sí.

Por mucho que intentemos alejarnos de la tierra, es la que mantiene nuestros pies firme y si nos caemos permite que no nos hundamos... Pero él no lo veía así. El mayor amor que tuvo era su hermano el cual lo decepcionó, dejó de confiar en el mundo, si las cosas le interesaban bien, sino, que se pudran. La amistad no existía, los sentimientos eran un engaño, el cerebro en realidad funcionaba por separado que nosotros: el frío, el calor, la soledad, todo es psicológico, lo único que existe es el placer físico, los vicios, y al que solía acudir era al sexo.

—Oye niño, sé que esto no me incumbe ni es parte de mi trabajo, pero siendo que no te vas de mi casa voy a seguir hablando.

Una joven estaba recostada semidesnuda en su cama, acompañada por un chico rubio. Este no siempre aceptaba amablemente las charlas de la muchacha, sin embargo las escuchaba y está no era la excepción.

—Habla —le dijo con seriedad.

—Realmente no me molesta que estés conmigo, hasta podría acostumbrarme a tu presencia, eres como una planta, no necesitas atención sentimental; a lo que voy es que... la vida es una mierda, sí, pero tomando los justos recaudos podría mejorar, o al menos parecerse a la que espera una sociedad mediocre... 

No la dejo terminar cuando la interrumpió, realmente hoy no estaba de buenas, o mejor dicho, estaba de malas.

—Me importa una mierda tu discursito, si te molesta que esté aquí te pagaré el doble y si te callas podría darte el triple —hizo una pausa para fruncir más el entrecejo y continuó—: No soy de lo mejor, pero no estoy tan hundido en el fiasco para tener una charla profunda sobre "cómo ser un ciudadano decente" con una prostituta.

La chica se sacó la mano del muchacho que tenía en la cintura y se sentó, ya no tenía el rostro comprensivo de hace unos momentos, estaba seria.

—Mocoso, a lo que uno se dedica no lo define como persona, el miasma que sale de su boca si. Tu dinero de mami y papi me empezó a importar muy poco hace tiempo, la única razón por la que te dejo entrar es por lástima, y antes de que me interrum...

Evidentemente no la dejó continuar. Se levantó bruscamente, rebuscó su ropa por la habitación y salió dando un portazo. 

Ambos sabían que se arrepentirían de lo que dijeron más tarde.

Haikyuu! [One Shots].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora