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Es tu turno de correr
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Estaba en una situación complicada, ambos los estaban, la policía corría con rapidez tratado de atrapar a alguno de los dos, sin embargo los volvieron a perder sin saber en cual de tantas dirección poder ir, no se escuchaban los pasos de ninguno de los dos, solo se escuchaban las gotas de agua que caían de las tuberías en diferentes callejones, el pavimento en esa zona era pobre y tenía muchos baches llenos de agua mugrienta que ensuciaba igual que el lodo, los policías de igual forma se dividieron sin percatarse de que sus dos asesinos buscados estaba sobre el techo de un edificio viejo observando con detenimiento los movitos de estos para poder decir algo con más tranquilidad.

-estarán apuntó de encontrarnos -espetó el albino mirando mirando a su esposa -. Hay que irnos

-¿irnos? -interrogó mirando la dirección donde se habían ido un grupo pequeño de policía -. Esa idea te la había dado cuando se iban acercando a la primera

-si, lo sé Dear, pero era por el echo de que los esquivamos fácil, esta vez están sobre nuestros talones -respondió -. Pero aún hay tiempo para escapar, de que no nos encuentren

-debe ser rápido -exclamó algo preocupada -. Debemos buscar dónde huir

El aonuino asintió.
Ambos esperaron a que la policía ya no estuviera cerca paga poder largarse de aquel lugar tan abandonado y lleno de polvo y alguna que otra tela araña, bajaron de aquella parte tan alta hasta poder irse de todo aquel sitio e ir a su casa, estando ahí ensendieron las lámparas y observaron el mapa de todo Londres para poder ocultarse en un lugar alejado al cual no podrían encontrarlos, de tanto ver ese mapa se les pasó la hora de dormir haciendo que la femenina estuviera muy cansada y sobre todo seguir sintiendo los incontables mareos que le sucedían a diario.

-mejor ve a dormir -recomendó al ver el estado de su esposa -. Será mejor para ti y el bebé

-está bien, lo haré -suspiro con una cálida sonrisa al oír lo último, acarició su vientre para después irse a la recamara que ambos compartían

Jack le ayudó un poco ya que por algún pequeño mareo la podría hacer caer y dañarla a él y al pequeño ser que estaba creciendo en su vientre, ahí estaba la urgencia de irse, ese motivo debería ser el más importante, no quería terminar en las rejas y no poder ver como su pequeño o pequeña crecía sin él no se imaginaba aquello, al dejar que su esposa descansará volvió a la sala observando el mapa buscando el lugar adecuado para eso, hasta dar con uno, un bosque un poco solitario donde no había esa enorme cantidad de personas y además era el lugar más alejado de donde ellos se encontraban.
Decidido volvió a donde se encontraba su esposa quien dormía tranquilamente, ahí fue cuando muchos recuerdos llegaron a él, cuando la conoció no era nada más que una muchachita de alta sociedad quien dejó todo para irse con él quien se había vuelto su única compañía la única persona, que no la vio como una mujer que no tenía voz ni voto en una discusión, se puso a pensar, ¿qué es lo que le vio para amarlo tanto? No era más que un asesino buscado por la ley, alguien que cualquiera diría que no tiene ninguna pizca de humanidad o cariño por alguien, vaya sorpresa, ella era lo mejor que le había pasado en su vida, era un ser de luz, tenía todo el amor del mundo para dárselo solo a él, ella era todo lo que necesitaba al igual que al bebé.

No se había imaginado en esa situación, con una esposa y pronto un hijo o hija, era feliz aunque la preocupación de que pasara algo seguía presente, pero eso no le detendría a que esa felicidad se acabe así por así.

𝐓𝐰𝐨 𝐰𝐞𝐞𝐤𝐬 𝐨𝐟 𝐉𝐚𝐜𝐤 ── Jack el destripadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora