𝐏𝐑𝐄𝐓𝐓𝐘 𝐋𝐈𝐄𝐒 【𝐎𝐁𝐗】

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[CAPÍTULO SEIS: VIDA SOÑADA]
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𖡡 CEMENTERIO
Abby Devis Pov

El ambiente en el cementerio seguía siendo inquietante, con las sombras de las lápidas estirándose hacia ellos mientras caminaban. La linterna de John B iluminaba su camino, pero no conseguía disipar la sensación de que algo en el aire estaba a punto de estallar.

—Este lugar es aterrador —comentó Kie, mirando alrededor, claramente incómoda.

—Sí, lo es —respondió Abby, observando las tumbas con cautela. Aunque todo parecía tranquilo, había algo en la atmósfera que les ponía los nervios de punta.

De repente, John B comenzó a hablar de forma extraña, como si su mente estuviera en otro lugar.

—¿A veces cuando quieres recordar una canción y no sabes quién la canta? —preguntó, como si la pregunta fuera la clave para entender todo lo que estaba ocurriendo.

Kie lo miró, confusa.

—¿Qué? —dijo, sin saber si estaba bromeando o realmente había perdido el rumbo.

Abby soltó una risa nerviosa, intentando quitarle algo de gravedad al momento.
—Sí, es como cuando intentas recordar algo y no puedes —comentó, pero la sensación de extrañeza persistía.

El grupo continuó avanzando entre las lápidas, hasta que John B se detuvo frente a una tumba en particular. La linterna iluminó un nombre grabado en la piedra: "Redfield".

—Carajo —murmuró JJ, alzando la mirada con sorpresa mientras tomaba una calada de su cigarro. La escena parecía más surrealista que aterradora.

—Es mi tatarabuela, Olivia Redfield. Su apellido de soltera —explicó John B, como si todo tuviera un propósito. Se acercó a una gran puerta de cemento en la parte trasera del cementerio y comenzó a empujarla—. Ayúdenme con la puerta, vamos.

Pope y John B se pusieron a trabajar en la puerta, pero JJ no se movió, como si estuviera pensando en algo más. Abby, sin pensarlo, lo empujó ligeramente.

—¡Ve! —gritó, algo molesta por su actitud.

—¡Sí! Ya voy, no te enojes —respondió JJ, levantando las manos en señal de rendición, con su característico desdén.

Kie, al ver que Abby y JJ estaban un poco más distantes de los demás, aprovechó la oportunidad para apartarse a Abby un poco más lejos del grupo.

Abby observó la tumba con atención, la atmósfera tensa entre las sombras de las lápidas. De repente, un leve ruido rompió el silencio, y una serpiente salió de la tumba, deslizándose lentamente hacia ellos.

—¡Carajo! —gritaron John B y Pope al ver el reptil deslizarse hacia ellos.

Abby reaccionó rápidamente, pero antes de que pudiera intervenir, JJ comenzó a ladrar a la serpiente de una manera absurda.

—¿Qué estás haciendo? ¡No hagas ruido! —dijo Abby, entre risas nerviosas. Intentó mantener la calma, pero no podía evitar que una sonrisa se escapara de sus labios.

—¡Vamos! ¡Las serpientes le temen a los perros! Todo el mundo lo sabe —respondió JJ con una gran confianza, sin dejar de ladrar en dirección a la serpiente.

Pope y John B lo miraban con incredulidad, completamente desconcertados.

—Ya basta de ladrar, no va a hacerle nada —dijo Abby entre carcajadas, sintiendo que la tensión del momento comenzaba a desvanecerse por completo.