୭̥⋆*。---𝐏𝐑𝐄𝐓𝐓𝐘 𝐋𝐈𝐄𝐒 ❝ 𝗧𝗲𝗹𝗹 𝗺𝗲 𝗽𝗿𝗲𝘁𝘁𝘆 𝗹𝗶𝗲𝘀 𝗟𝗼𝗼𝗸 𝗺𝗲 𝗶𝗻 𝘁𝗵𝗲 𝗳𝗮𝗰𝗲 𝗧𝗲𝗹𝗹 𝗺𝗲 𝘁𝗵𝗮𝘁 𝘆𝗼𝘂 𝗹𝗼𝘃𝗲 𝗺𝗲 𝗘𝘃𝗲𝗻 𝗶𝗳 𝗶𝘁'𝘀 𝗳𝗮𝗸𝗲❞
JJ maybank siempre ha estado enamorado de Abby pero ella en cambio est...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
[CAPÍTULO CINCO: TAN MAL PERO TAN BIEN]
———————————————
𖡡 CHATEAU JJ Maybank Pov
El ambiente estaba tenso, cargado de la incertidumbre sobre lo que encontraríamos allí. Todos estábamos preocupados, pero Abby estaba más callada de lo normal. No me sorprendió cuando, al fin, rompió el silencio.
—¿Oye, JB, tu padre no tenía alguna oficina o algún lugar donde trabajara? —le preguntó Abby a John B, con una mirada pensativa.
John B pensó un momento antes de responder.
—Sí, tiene una oficina. —dijo, como si fuera un dato obvio.
—¿Y dónde está? Tal vez haya algo allí, ¿verdad? —insistí, esperando que encontráramos alguna pista más sobre la conexión entre la brújula y todo lo que había sucedido.
—Sí, la oficina está aquí. Síganme —dijo John B, dirigiéndose a un pasillo que no habíamos notado antes. Todos lo seguimos, pero yo me quedé atrás, sintiendo una presión creciente en el pecho.
De repente, Abby me llamó, su voz tranquila, pero cargada de preocupación.
—¿Estás bien? —me preguntó, mirándome a los ojos con una intensidad que me hizo vacilar. Esos ojos cafes... siempre me desconcertaban.
Por un momento, estuve tentado de ser sincero, de contarle que la ansiedad me comía por dentro, que no podía dejar de pensar en todo lo que estaba pasando. Pero entonces pensé en John B, en lo que diría si me enteraba de mis sentimientos por Abby. Así que me limité a sonreír y responderle.
—¡Sí! Estoy bien, tranquila —dije, tratando de sonar convincente, aunque mi sonrisa no llegó a mis ojos.
Abby me miró por un segundo, como si estuviera dudando, pero luego me tomó de la mano, dándome una sonrisa pequeña, casi imperceptible. Sentí el calor de su piel en la mía y, por un segundo, todos los miedos y dudas parecieron desvanecerse.
Entramos en la oficina de Big John y lo primero que noté fue la puerta
—¿Esta puerta siempre ha estado aquí? —preguntó Pope, claramente sorprendido.
—He dormido millones de veces en esta casa y jamás había visto esta puerta—dije, frunciendo el ceño, aunque la curiosidad me empujaba a seguir a John B.
John B abrió la puerta y nos dejó ver el interior de la oficina. En la pared, una foto antigua del hombre que, según entendimos, fue el dueño original de la brújula.
—Este es el dueño original —dijo John B, señalando la foto con una mezcla de orgullo y tristeza.
—Robert Q. Routledge, de 1880 a 1920. Y ahí está la brújula de la suerte —leyó Kie, con voz grave.