Sawamura coloca sutilmente el equipaje dorado de la esquina del vestíbulo y Tadashi ni siquiera piensa antes de ponerse a trabajar.
Esto es lo que el hace, a estas alturas en gran parte es una rutina de verano grabada profundamente en su piel.
Mantiene los hombros rectos en su uniforme rígido pero con la cabeza gacha, sonriendo secamente al invitado recién llegado antes de concentrarse en la única cosa por la que esta allí.
Sube la costosa maleta al carrito una por una , apenas notando el suave cuero y el logotipo de la marca de lujo estampado en él, antes de alcanzar la gran bolsa de lona , colocándola en la parte superior con cuidado.
Tadashi no mira. No es su trabajo mirar fijamente. Es lo primero que aprendió cuando recibió el distintivo sombrero de bellboy hace meses y es una regla a la que se adhiere con la misma terquedad y profundidad con la que completa cada una de las tareas que se le encomiendan.
"Aquí tiene sus llaves señor, Yamaguchi lo ayudará con su equipaje, esperemos que tenga una estancia agradable con nosotros Tsukishima-san"
El invitado acepta su tarjeta de acceso sin decir una palabra , Tadashi observa sus zapatos lustrados deliberadamente sin mirar al hombre rubio.
No mira.
Tsukishima se aleja un paso del mostrador de recepción y Tadashi observa atentamente desde su periferia.
Tadashi no mira
Un paso más...
No mira..
Otro paso..
Hasta que lo hace..
"Bienvenido. Le mostraré su habitación, señor. Si sigue m-..."
Las palabras se atoran en su garganta cuando finalmente se encuentra con los ojos del invitado.
Permanecen mirándose demasiado tiempo y puede sentir que su propia regla se rompe en tiempo real. Tadashi esta condenado.
Él // su aspecto // no deja de observarlo.
El hombre que esta frente a él es nada menos que un angel. Tiene que ser un supermodelo o un actor, o algún estafador que corteja a todas sus víctimas para que les den su dinero y su alma, por que no hay forma de que alguien pueda decir que no a una cara como la suya.
