Free day

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A ber que se me ocurre
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El silencio era sepulcral, la tensión se podía cortar con tijeras; sentía decenas de ojos puestos en su persona. Las expectativas de los demás empezaban a pesar en su espalda, Hanagaki Takemichi podía sentir las gotas de sudor resbalarse de su frente hasta caer al cristal de su casco; en ese momento fue consciente de lo incomodo que es su traje. Jodido infierno en el que se ha metido.

Moverse con libertad era complicado y más considerando la tremenda situación en la que se encuentra, nunca pensó que en algún punto de su vida le llamarían para cumplir con su papel; después de todo existen mejores especialistas que él. Supone que su repentino llamado se debe a su acompañante, Sano Manjiro; un novato que acababa de graduarse de la academia.

Y no lo comprende, apenas cruzaron un par de palabras como para que este lo pida exclusivamente para ser su compañero; no tiene sentido. Draken es mucho más relajado y su rapidez para reaccionar es de envidiar, muy contrario al perdedor que solo pasó porque su padre conoce a las personas correctas.

Peor aún, quien tiene que lidiar con está mierda es él; ya que "Es un novato, enséñale" Joder pero ¿Quién le va a enseñar a Takemitchy? Apodado así por el rubio ceniza. Sus conocimientos se limitan a la clásica escena de película donde hay un cable rojo y uno azul, oh no; es probable que muera.

- Takemitchy ¿Por qué lloras? -. La suave y angelical voz de su camarada lo regresó a la realidad, el chico se puso a su lado; dándole palmadas en la espalda para que dejará de temblar-.

- Yo... No sé que hacer, Mikey-kun -admite apuntando disimuladamente la caja frente a ambos, el nombrado le sonrió; al parecer también había aceptado la muerte.

Pero cuando este se para y lo abraza por la espalda, nuestro llorón empieza a cuestionarse sobre la razón por la que está aquí; igual olvida sus dudas al ver como Sano guiaba sus manos abriendo con cuidado la caja. Dejando ver un temporizador, el cual indicaba que solo les quedaban diez minutos para salvar el día.

- Bien, este es simple -oye al otro murmurar, los trajes son realmente incomodos pero por algún motivo extraño no le disgusta la cercanía. - ¿Ves esas cajas con una luz roja en la esquina? -pregunta causando un escalofrió en él ojiazul.

Sin embargo, asiente despacio; la perspectiva de los policías que están a sus espaldas debe ser una vista bastante caótica. Manjiro toma con firmeza sus manos y las dirige a una de esas cajas, antes de siquiera poder cuestionar ya se encontraba hablando.

- Se llaman módulos -dice de nuevo con ese tono tan atrayente. - Para desactivar la bomba debes hacer que todas estas luces rojas se tornen verdes ¿entiendes? -.

- S-Si -contesta lo más rápido que puede, siente que sería una ambiente muy incomodo si solo se limita a mover la cabeza; Manjiro le da unas palmadas en el hombro por su esfuerzo.

- Muy bien -lo felicita. - Pueden ser hasta once módulos, pero hoy tenemos la buena suerte de lidiar con tres; adelante, abre el que quieras -.

El agarre que lo estuvo guiando se aflojo, dándole la oportunidad de dirigirse a una de esa luces LED; Hanagaki toma sus herramientas y se dirige al más apartado del temporizador. Ve que dentro de este hay tres cables, como es de esperar vuelve a temblar; pero de nuevo es abrazado.

- Tranquilo, estoy aquí -murmura el menor calmando la ansiedad del chico; al ver que su compañero esta en mejor estado le pasa las pinzas. - Mira Mitchy, no hay ningún cable rojo ¿recuerdas lo que hay que hacer? -.

El mayor niega con la cabeza, sintiéndose como un completo imbécil; sabe que esa es una de las lecciones básicas pero en verdad no conoce la solución. Aunque el de orbes negros no se ve fastidiado por su inexperiencia, sigue contemplándolo con esa extraña mirada que cada vez le gusta más.

Maitake Week 2021.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora