CAPÍTULO 5: HAPPY BIRTHDAY ALE

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HAPPY BIRTHDAY ALE

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—¡Feliz cumpleaños a ti! ¡Feliz cumpleaños a ti! ¡Feliz cumpleaños querida Aleeeee, feliz cumpleaños a ti! —suelto un quejido lastimero y me tapo la cabeza con la almohada.

—Alexandra no seas grosera, tu amiga la pequeña ha venido a desearte feliz cumpleaños, así que vamos, levanta —regaña mi madre y yo solo siento que tengo ganas de ahorcar a Cindy.

—Aleee, vamooooos, sal de la cama —dice mi pequeña amiga sacudiéndome y tratando de quitar mis cobijas.

—¡Joder Cindy! Justo el día que pretendo dormir hasta media mañana llegas y arruinas mis planes —le grito y ella suelta una risita, inmediatamente veo a mi alrededor en busca de mi madre, pero afortunadamente ya ha salido. Seguramente ya estaría regañándome por la palabrota que he soltado si hubiera seguido aquí.

—Cállate y deja de quejarte, iremos a dar un paseo —sube y baja las cejas de forma sugerente y yo frunzo el ceño molesta aún, porque hoy me iba a librar de despertar temprano y hacer mi rutina de ejercicio, sin embargo, debo agradecer a mi amiga porque lo ha evitado. Nótese el evidentemente sarcasmo.

Ella comienza a caminar alrededor de mi habitación como si fuera suya en lo que yo hago mi cama. Entra a mi closet y se pone a revisar la ropa, después de unos minutos sale con un short de mezclilla, una camiseta negra que dice: “Si me miras me desgasto” y unos tenis blancos.

—Usarás esto —informa, sin derecho a réplica—. Te llevaré a un lugar pero no te diré que es, así que usa eso, irá bien.

—¿De verdad tiene que ser esa camiseta? —me quejo y ella rueda los ojos.

—Es esa o otra que dice “I’m fucking Queen”.

—Bueno, esa suena mejor —me encojo de hombros y ella va por esa bufando, no sé en qué momento llegaron esas camisetas ahí pero es bueno saber que las tengo.

Ella regresa y en lo que se lleva la otra a su lugar —porque sabe que si no lo hace me pondré histérica pidiendo que lo devuelva a dónde estaba— yo comienzo a cambiarme, parece que se entretiene en mi closet porque no sale hasta que termino y estoy colocándome crema en la cara.

—¡Mira esto! —me chilla y yo volteo a verla, tiene una falda negra en sus manos y la mira como si fuera su único amor—. ¿Por qué no sabía que tenías esto y por qué no me lo has prestado? —protesta y yo me encojo de hombros.

—Tenía tiempo que no venías a esculcar en mi closet, además mi madre me la acaba de comprar hace poco, se supone que es para la universidad pero no me encantó —hace otro chillido de emoción y eso es lo que necesito para ceder—. Puedes llevártela si la quieres. —Ella, como no, se pone a dar saltitos y luego me llena de besos.

—Bueno pues nada, iré a dejar esto a mi auto, tú date prisa que el día no es eterno —sale corriendo y yo termino de arreglarme, me limito a delinearme los ojos con negro, rizarme las pestañas y colocarme máscara para que queden mejor, me pongo un tono rojizo en los labios y acomodo como puedo mi cabello, una vez lista bajo las escaleras y veo a mi mamá en la sala con un cuenco de lo que parece avena.

—¿Tienes idea de que planea Cindy? —le pregunto y ella me mira confundida.

—¿Quién?

—Cindy mamá, mi amiga… —sigue con la cara de confusión—. Mi amiga la pequeña —ruedo los ojos y ella hace un gran: ¡Ah!, Como si hubiera hecho el descubrimiento del siglo.

—Uhm, no, solo dijo que quería llevarte a algún lugar por tu cumpleaños, no me dijo dónde —asiento y caigo en cuenta de que ella no me ha felicitado, así que me paro frente a ella con mi mejor sonrisa.

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