10. Róbame...

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Mew, se encuentra solo, pues no ha podido encontrar oportunidad de hablar con el profesor, su soporte más fuerte junto a su madre

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Mew, se encuentra solo, pues no ha podido encontrar oportunidad de hablar con el profesor, su soporte más fuerte junto a su madre. Entre el horario de Gulf y su búsqueda de empleo, entrevistas y entrega de currículos, apenas podían hablar por teléfono en las noches, mayormente en voz baja porque María duerme en la misma cama que él. Quizás, sea por el hecho de llevarlo solo, que le duele tanto separar a su pequeña de sus amigos, para llevarla a una escuela pública donde podrá estar en horario completo, mientras él trabaja.

Después de minutos de silencio, María por fin abre la puerta. Su carita encharcada y ojitos rojos, mientras sujeta con una mano el pomo de la puerta y con la otra se limpia la nariz.

Mew se mantiene en silencio, mirando a su hija hipar, con la manga del suéter sobre su nariz. María mira hacia el suelo, apretando sus dedos bajo los calcetines.

—Lo siento... —María se limpia los ojos, un puchero en sus labios—. Lo siento... —y echa a correr a los brazos de su padre hincado en el suelo, mientras llora sin freno sobre su hombro.

Mew le sostiene la cabeza con cariño, calmando a su hija con quedos "shhh shhh" que tratan de tranquilizar su llanto.

—Cuenta con piloto automático, además de soporte en las llantas que aminora el impacto y desgaste ofreciendo así una

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—Cuenta con piloto automático, además de soporte en las llantas que aminora el impacto y desgaste ofreciendo así una...

—¡No, no me gusta! —La rubia mujer de labios rojos, se hace rollo un mechón del cabello, mientras mira con aburrimiento a su esposo detrás de ella—. Mi amor, busca otro para mí. Este es feo.

Nueve, nueve autos entre camionetas y convertibles ha rechazado la señora y a Mew poco más se le crispan los nervios. Ha pasado las últimas dos horas tratando de convencer a esa mujer, a quien parece que nada le gusta.

Su esposo, un hombre de canas y elegante presencia, le explicó amablemente a Mew que busca un auto para su esposa por regalo de aniversario y ella puede ser "Un poco exigente". Él solo pudo asentir con una sonrisa, porque de exigente no tiene nada, más bien está demasiado consentida...

—Me gusta la primera, quiero esa.

Mew asiente, ante la mirada desinteresada de aquella mujer sobre sus uñas. El primero, claro que sí, el maldito Cavalier que le mostró primero, el de más de medio millón de dólares ¡El primero con un demonio!

Un novio para papá ♡ MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora